«No se trata de recuperar peso, sino de recuperar tu vida»
Úrsula padece un trastorno crónico de anorexia restrictiva y reconoce que para ella comer es como hacer «puenting»
Sergio González Hueso
Granada
Domingo, 21 de noviembre 2021, 00:10
Miedo, ansiedad, culpa, rechazo, soledad, incomprensión... A Úrsula le cuesta enumerar todos los sentimientos que le han acompañado a lo largo de su vida por ... culpa de la enfermedad que padece. Tiene más de 40 años y una hija de once. Explica a IDEALque sufre un trastorno de anorexia restrictiva que ha ido mutando con el paso de los años. Tan pronto ha estado días sin comer, como también lo ha hecho compulsivamente para después purgarse.
Le cuesta definir bien el por qué de este comportamiento. Cree que es como un interruptor que alguien –quizá ella misma– accionó y aún sigue el tormento. «Se desconecta algo dentro de ti, y ni es suficiente lo poco que comes ni el ejercicio que haces. La comida nunca me ganaba», indica ella, que a pesar de los avatares de su vida, sigue en pie y mirando de frente a su problema. El proceso de la enfermedad tiene claro cómo es. Empieza de una forma «sutil», dice. Primero viene la autoimposición de las reglas y luego todo lo demás.
Sobre todo la férrea dictadura de una sociedad basada en la superficialidad. Y más hoy con unas redes sociales que son la trampa perfecta para los jóvenes. «La cultura de la sociedad, de la dieta y cuando te quieres dar cuenta estás hasta arriba», señala Úrsula, que tras media vida de pelea contra su enfermedad, lamenta que los tratamientos no hayan podido curarle todavía.
«Por mucho que quisiera, la comida nunca me ganaba. Hoy miro para atrás y no me reconozco»
«El tratamiento a mí no me ha servido. Es que no se trata de recuperar peso, sino de recuperar tu vida», asume esta mujer, que la enfermedad le ha querido borrar hasta su identidad.
Por eso cuando echa la vista atrás todo son dudas. Ni siquiera hoy entiende lo que ve cuando se mira a ese espejo que tan poca ayuda le ha brindado en su vida: «No se quién soy. Es como si mi cabeza hubiera dicho 'uf'. Y luego miro atrás y no me reconozco». Pese a todo, hoy está mejor.Por eso quiere que se lea o se escuche su voz. Cuenta que en parte es gracias a haberse desafiado una y otra vez. No sin dificultades.
Comer es como hacer «puenting» para ella, y salta al vacío todos los días. Se ha convertido en una especialista en saber gestionar la tensión que le produce alimentarse. Y lo hace por todo lo alto: «Ayer fui al Burger King. Se vence así, enfrentándose. Lo intentas un día y otro y otro, con constancia y con pasión. Gracias a esto hoy estoy paz», concluye.
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