«Estoy trabajando menos que nunca, me niego a estar tres días fuera de mi casa por 50 euros»
Los testimonios ·
Tres de los autónomos granadinos que lucharon en los paros para tratar de mejorar el sector retratan desolados la situación actualSon transportistas vocacionales, les duele su profesión y por eso pararon en marzo para exigir condiciones dignas y rentabilidad. Tras una mejora que resultó un ... espejismo, volvieron a la carga el pasado mes de noviembre con una protesta que fracasó y les dejó una amarga sensación de impotencia y cansancio. Tres de los transportistas autónomos que han encabezado la lucha en Granada relatan para IDEAL cómo están viviendo la crisis actual que les aboca a coger viajes por debajo de costes, o lo que es lo mismo: al pan para hoy y hambre para mañana.
Jesús Cuenca Transportista autónomo, 42 años
«Muchos no lucharon cuando tenían que haber luchado»
Tercera generación de una saga de transportistas, el granadino Jesús Cuenca se ha pasado la mitad de sus 42 años al volante. Su camión encabezaba las marchas de marzo de 2022 en Granada. Un año después, la única mejora que destaca es que los transportistas ya no están asumiendo la carga y descarga, por lo demás el panorama es «crítico». «Nos están regateando precios y descontando con descaro los 20 céntimos de bonificación, que deberían ser una ayuda para el transportista», explica.
Cuenca apunta además que los profesionales están percibiendo las bonificaciones hasta con dos meses de retraso y el panorama se complicará a finales de junio cuando desaparezcan.
«Hay mucha competencia y menos trabajo, la gente entra en pánico y acepta el porte barato. Estás un viernes en Barcelona y es venirte de vacío o coger lo que te ofrezcan», relata.
Cuenca es de los que insiste en que los transportistas deben rechazar trabajar por debajo de costes. «Hay colegas que hacen las cuentas del viaje pensando en salvar el mes, pero luego vienen los gastos anuales, la amortización del camión, el mantenimiento, el gasto de ruedas, las averías... y ya están en el atolladero. Piensan en coger lo que sea para evitar la ruina y no se dan cuenta de que la ruina la están alargando», lamenta. El transportista granadino asegura también que muchos colegas se arrepienten ahora de no haber apoyado el paro de noviembre. «Muchos no lucharon cuando tenían que haber luchado y ahora lo lamentan», concluye.
José Rodríguez Delegado de Plataforma en Granada
«Me he plantado, es una cuestión de orgullo»
De crío, a José Rodríguez se le iban los ojos mirando el camión que su vecino transportista aparcaba en su pueblo, Huétor Tájar. Tenía tan claro lo que quería ser de mayor que antes de tener los 21 años ya se había sacado los test de mecánica. Desde entonces –y ya han pasado treinta años– su vida ha sido el camión.
Rodríguez, que es el delegado en Granada de la Plataforma Nacional para la Defensa del Sector del Transporte, denuncia que la ley que impide vender portes por debajo de costes no se está cumpliendo y reclama inspecciones de oficio de la administración para hacerla efectiva. Por eso cuando al transportista se le pide que defina cómo se sienten un año después de las protestas de marzo de 2022, le basta una sola palabra para responder: «Desamparados».
Habitualmente su camión recorría una media de 11.000 kilómetros mensuales, mientras que en enero y febrero no ha pasado de seis mil. Se ha plantado y no coge viajes que no garanticen un umbral de rentabilidad. Para él es una cuestión de orgullo personal y de reivindicar la dignidad de su profesión.
«Estoy trabajando menos que nunca, los precios de los viajes han bajado tanto que no me trae cuenta salir todas las semanas. Yo también tengo letras que pagar, pero me niego a trabajar y que no me quede nada. Me niego a pasar tres días fuera de mi casa para que al final me queden 50 euros», sentencia.
El líder de Plataforma en Granada muestra su preocupación por el descenso de trabajo. «No hay controles y los mismos que bajaron los precios antes los están tirando ahora con mayor inquina aún», subraya. «La gente está muy quemada, hay compañeros que lo están dejando. Este trabajo es duro, no puedes conciliar con la vida familiar, pero cuando tienes compensación económica lloras con un ojo. Ahora te vienes abajo», concluye.
Óscar Corpas Autónomo del transporte, 42 años
«No es fácil dejar este trabajo con el lastre de la inversión»
A sus 42 años, Óscar Corpas, transportista autónomo de Loja, es el niño en todas las reuniones de camioneros. No se encuentran conductores más jóvenes y no le extraña. «¿Pero cómo va haber relevo generacional en el sector si no vemos sueldo ni futuro? Antes los camioneros trabajaban muchísimo pero eran gente respetada, ahora estamos por los suelos», lamenta el transportista. «Nos están ofreciendo viajes que no se pueden hacer a estos precios, es un disparate. Sales en el camión y después de trabajar doce horas y estar fuera de tu casa te quedan cincuenta euros de beneficio. Y que no te caiga una multa o tengas una avería por mala suerte porque entonces te cuesta el dinero haber trabajado. Oun accidente porque en la carretera te juegas la vida», explica.
El desánimo invade a Óscar. «Tengo problemas de salud y se que todo me viene del camión, de estar tantas horas sentado pero también hay un factor importante emocional, del estrés, de no ver salida», explica angustiado. El transportista entiende a los compañeros que estén tirando la toalla y cambiando de sector, pero insiste en que no es fácil cuando cargas con la mochila de una gran inversión a tus espaldas.
«Yo invertí 170.000 euros en mi negocio, todo está financiado y avalado con mi casa. Aunque intente vender el camión me quedaría una trampa que no podría asumir trabajando de otra cosa. Este lastre no lo tiene otro que cambia de trabajo, estamos atados», lamenta.
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