Se abre la veda contra los periodistas
AEn estos tiempos convulsos que nos han tocado vivir, con la polarización política por bandera y, el clamor de los populismos en la calle, ejercer ... el periodismo con objetividad e imparcialidad, se ha convertido en una profesión de riesgo que, incluso llega a adoptar acciones de auténtica mafia siciliana, cuando se ataca a los hijos de los profesionales, en una especie de violencia vicaria contra los periodistas.
Se comienza por arremeter contra aquellos que han elegido la profesión de sus padres, y se acaba señalándolos en el colegio, el instituto y la universidad. Por lo visto, hubo quién cometió un crimen deleznable cuando permitió que el hijo de Matías Prats siguiera sus pasos profesionales, o los descendientes de José Luis Pécker, Jesús Álvarez, Joaquín Prat, Pepe Oneto, o Fernando Ónega, por poner solo un pequeño ejemplo, de la trayectoria ejemplar de sus vástagos.
Pues ahora eso ya no se permite, hasta el punto de que la Asociación de La Prensa de Madrid, ha tenido que salir al paso con un comunicado, en el que repudia esta actitud que, incluso viene de otros compañeros: «En las últimas horas, se han producido algunas insinuaciones y, en el caso de Javier Negre, una acusación directa -sin ningún tipo de pruebas- de que el hijo de Xabier Fortes, presentador de La noche en 24 horas de TVE, ha comenzado a trabajar en esa cadena gracias a su padre. En los últimos meses han sido criticados en redes sociales al menos los hijos de los periodistas Jesús Maraña, Isaías Lafuente y Esther López Palomera. Las críticas han de ser realizadas con argumentos y en el ámbito del trabajo informativo y profesional, no en el plano personal y mucho menos familiar».
VIENEN A POR NOSOTROS
La FAPE se suma al rechazo de la APM ante los ataques en redes sociales contra hijos de periodistas, al tiempo que condena la agresión a un periodista de 'El Español', el acoso a periodistas en Torre Pacheco en la manifestación contra los migrantes, el llevado cabo contra periodistas de TVE durante la concentración de jueces y fiscales, de igual manera el sufrido por compañeros y compañeras durante la concentración convocada por la plataforma Por la España Constitucional y se adhiere al manifiesto 'En defensa del periodismo parlamentario', de la Asociación de Periodistas Parlamentarios, puesto que han sido insultados desde la mismísima tribuna del Parlamento, en una especie de todo vale, con tal de impedir que el ciudadano sea objetivamente informado, sin la contaminación política de uno u otro bando. Por eso rechaza que personas vinculadas a partidos ejerzan de periodistas, en el colmo de la desfachatez, usurpación de funciones e intrusismo profesional.
Recientemente, la afectada ha sido la profesional de TVE Laura Pavía, cuando informaba en directo de una concentración convocada a las puertas de la sede del PSOE por Revuelta, una organización próxima a VOX. La periodista, junto con el equipo que la acompañaba, se vio increpada por algunos de los participantes en la concentración, que además obstaculizaron reiteradamente su trabajo, en un ejercicio claramente atentatorio a la libertad de información. La APM expresa su solidaridad con los compañeros afectados y reitera los llamamientos realizados en otras ocasiones a que se respete el trabajo de los periodistas, con independencia del medio al que pertenezcan. En una sociedad democrática se puede ejercer el derecho a discrepar, pero se ha de hacer sin violentar otros derechos, entre ellos uno tan fundamental como es el de la libertad de información.
SIN PROTECCIÓN
«Esta asociación quiere insistir, asimismo, en reclamar a los responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado la adopción de mayores medidas de protección para los periodistas que cubren concentraciones y manifestaciones, en las que pueden registrarse casos como el que nos vemos en la obligación de condenar».
Y es que está claro que, hoy día, informar a cara descubierta de lo que pasa en nuestras calles, en el hemiciclo, o a la puerta de los juzgados, aquellos periodistas que intentan hacer su trabajo de manera objetiva e imparcial se están jugando el tipo, su empleo -muchas veces precario- y hasta su propia familia, como está empezando a suceder. Estamos volviendo a matar al mensajero, porque lo peor, no es lo que están haciendo que hay que denunciar, sino, lo peor es, que se sepa y para eso hay que eliminar a los periodistas. Bien lo saben los compañeros de Rusia, México y Gaza que ya no están con nosotros.
Nunca, desde que los países enarbolan la bandera de la libertad de expresión, esa precisamente, la libertad está tan coartada en países pretendidamente democráticos. Lo estamos viendo en EE.UU. donde su presidente amenaza a los medios que no le son afines, cuya repercusión ha llegado incluso a Europa con dimisiones en la BBC.
Aquí, de manera más sutil o grosera -como se quiera mirar- soportamos las amenazas a periodista de Miguel Ángel Rodríguez, o las llamadas al orden del ministro Óscar Puente, contra determinados periodistas que no bailan al son de la música que él toca, y en el colmo de los despropósitos, les impide preguntar al presidente de Estados Unidos por España, vamos, que tenemos que preguntarle solo a quién él nos indique y, solo las preguntas que nos dicte.
Nunca antes desde la transición política, la profesión periodística ha estado tan amenazada como ahora, con un acoso palmario a quien opina distinto, que desemboca en amenazas y presiones de todo tipo, que en los últimos tiempos están llegando a la familia de los periodistas, colmando el vaso de lo permitido.
Espero que nadie caiga en la tentación fácil de pensar que estas cosas solo ocurren fuera de casa. En mayor o menor medida, en todas partes cuecen habas. Hay periodista que todos los días penden de un hilo y, algunos, no pasan de ser mileuristas.
Esto de llegar a viejo, te permite vivir cosas que nunca sospechaste.
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