El terremoto que retrasó sesenta años la Toma de Granada
Las crónicas históricas cuentan que Juan II abandonó por un seísmo el asalto a los nazaríes poco después de lograr una importante victoria en la Batalla de Higueruela
En la última semana, Granada ha sido noticia por registrar decenas de movimientos de tierra entre seísmos y réplicas. Desde que el pasado sábado 23 ... de enero un terremoto de 4,4 causara desperfectos en las localidades de Santa Fe y Atarfe, la tierra ha vuelto a temblar en numerosas ocasiones con intensidades variables, demostrando que Granada sigue siendo la zona de mayor peligrosidad sísmica de toda España. Esta elevada actividad sísmica ha caracterizado a la provincia granadina desde tiempos inmemoriales. Tanto es así que las crónicas históricas datan diversos seísmos a lo largo de los tiempos, desde mucho antes de que los científicos comenzaran a medirlos. Entre ellos, destaca un terremoto que tuvo una incidencia directa sobre la Historia de Granada, ya que jugó un papel clave para retrasar sesenta años la Toma de la ciudad.
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Para rememorar esta historia hay que retroceder hasta el 1 de julio de 1431. Aquel día tuvo lugar la batalla de La Higueruela, un conflicto bélico entre católicos y nazaríes desarrollado en las inmediaciones de Medina Elvira, una zona situada junto al actual municipio de Atarfe, en la provincia de Granada. Las tropas del rey Juan II de Castilla, dirigidas por el condestable Álvaro de Luna, se impusieron a los musulmanes en esta disputa. Aquella fue, hasta esa fecha, la victoria más importante de Castilla sobre el reino de Granada.
Tal y como relatan las crónicas históricas, tras este triunfo las tropas del rey Juan II se sentían con la suficiente superioridad como para asaltar la ciudad de Granada. Fue entonces cuando, asentados en las inmediaciones de la actual Atarfe, les sorprendió un terremoto. Manuel Espinar, experto en Historia Medieval de la Universidad de Granada, contaba a este periódico que «las huestes del rey Don Juan II de Castilla tenían la ciudad sitiada cuando la tierra rugió».
El seísmo causó una gran mortandad, destruyó cientos de edificaciones –«por las grietas cabía una persona de pie»–, dejó sin sus rumorosas aguas a la Alhambra y quebró las calles y la moral del monarca castellano, que ni siguiera paró a recoger el campamento, que estaba en lo que hoy es la vecina localidad de Atarfe, y salió pitando en dirección a Córdoba. «Lo más curioso es que, de ser exactas las crónicas, la conquista de Granada pudo haberse producido con seis décadas de antelación», comentaba Espinar.
Los temblores afectaron a la Alhambra
De acuerdo con escritos de la época, los efectos de aquellos terremotos también se dejaron notar en Granada capital y en su mayor joya arquitectónica, la Alhambra. De hecho, la fortaleza no pudo ser restaurada hasta mucho tiempo después.
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No fue hasta finalizada la Toma de Granada, en 1492, cuando la Alhambra se sometió a restauración por el desperfecto de aquellos terremotos de 1431. Los Reyes Católicos fueron quienes acometieron una serie de obras sobre las dependencias de la fortaleza que habían pasado a poder cristiano en mal estado. Al parecer, los musulmanes no contaban con recursos suficientes para reparar los desperfectos ocasionados, y por ello los cristianos tuvieron que hacerse cargo.
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