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El sereno

Granada en el alma ·

«Las doce y sereeeno, está nublado y puede lloveeer», cantaba aquel hombre al pie del balcón, dos o tres veces en la noche

Tito Ortiz

Sábado, 24 de agosto 2019, 01:24

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Faltando un par de días para navidad, mi abuela siempre tenía en un viejo azucarero inservible, sobre el repostero del salón comedor, unas pesetillas sueltas ... para aquella ocasión. Llamaban a la puerta, y al abrir, un hombre de avanzada edad, con un guardapolvos gris, y una sonrisa ensayada que dejaba ver un diente de oro, extendía la mano y ponía sobre la mía una especie de estampa, de colores apagados, en la que un sereno mejor vestido que él, nos deseaba unas «felices pascuas», que es como se decía en el Albayzín, porque eso de la navidad, era muy distinguido. A Manuel, el sereno le había precedido en pedir el aguinaldo, Paco, el basurero, que presentaba también, un aspecto muy lejano en vestimenta, con respecto a la estampita que nos ofrecía a cambio de unas pesetillas, pocas, porque también esperábamos por esas fechas a, Antonio, el regador, que fiel a su cita anual, como sus compañeros, nos deseaba felicidad para esos días y un feliz año nuevo. Todos trabajaban de noche en el barrio, y era la única oportunidad de ponerles cara y saludarlos, aunque al sereno si lo veíamos más y sobre todo, lo escuchábamos.

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