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Las grabaciones de las cámaras de seguridad del edificio muestran cómo el autor de los hechos acude al mediodía del día 24 de noviembre y pone el pie en la puerta para luego colocar un trozo de masilla en la cerradura. Después, a las cinco de la madrugada, regresa para provocar el fuego con gasolina que llevaba en una bolsa. IDEAL

Los seis indicios contra el sospechoso del incendio de San Juan de Letrán

El hombre que aparece en el vídeo llevaba gasolina en la bolsa | El sujeto pudo entrar por la noche al edificio gracias a que horas antes había colocado una pieza de masilla en la cerradura

Yenalia Huertas y Javier Morales

Granada | GRANADA

Viernes, 23 de noviembre 2018, 00:38

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El autor del incendio declarado el 25 de noviembre del año pasado en el número 3 de San Juan de Letrán, que se cobró la vida de una vecina de 76 años, dejó una treintena de heridos y destruyó total o parcialmente unas 25 viviendas, actuó con premeditación. Según la documentación a la que ha tenido acceso IDEAL, colocó horas antes una pieza de masilla en la cerradura del portal para asegurarse poder entrar por la noche al bloque mientras todos dormían.

Las cámaras de seguridad grabaron el instante en que el individuo manipuló la cerradura para garantizar su posterior acceso nocturno, así como el momento en que se introdujo, ya de madrugada, en el portal cubriendo su cabeza con la capucha de una sudadera y portando una bolsa. En ella llevaba la gasolina que empleó para provocar el incendio. Ambas secuencias sirvieron a los investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional para tirar del hilo y dar con el primer sospechoso: un cliente extranjero del despacho de abogados donde se originó el fuego, que se halla en la primera planta del bloque. Sigue dentro de la investigación.

Al margen, la Policía distribuyó ayer un trozo del vídeo y solicitó ayuda ciudadana para localizar a la persona que aparece en la imagen. Ya ha recibido llamadas. Los fotogramas de aquellas imágenes están recogidos en uno de los últimos autos emitidos por el juez del caso, el magistrado Antonio Moreno, quien el 17 de abril pasado autorizó la entrada de los agentes en la vivienda de un sospechoso: un sudamericano de mediana edad que había arreglado semanas antes su situación administrativa en el país a través del citado bufete de abogados.

El magistrado, que es el titular del Juzgado de Instrucción 4 de la capital, dio luz verde en esa resolución al registro policial de la vivienda de este hombre. Lo autorizó ante esas imágenes, que constituyen uno de los seis grandes indicios que apuntan a la presunta vinculación del sospechoso con los hechos. El primero es «la etiología intencionada del incendio», pues la Policía halló en el bloque «vestigios de acelerante de la combustión». Encontró «gasolina», tal y como recogió en su informe la Policía Científica.

El origen del incendio es el segundo indicio, pues se ubica en el piso 1º B del edificio, lugar donde estaba el mencionado despacho de abogados, «lo cual pone de manifiesto -señala el auto- que el objetivo del autor de los hechos podría ser el aludido bufete y que dicho autor podría tener algún tipo de vinculación con los abogados que allí prestaban sus servicios».

El tercer indicio son las imágenes que sitúan a un individuo de características similares al sospechoso en el portal horas antes del fuego. En esa secuencia se observa que un hombre similar al captado entrando en el portal de madrugada había visitado el edificio «al mediodía». Y lo hizo para «colocar una pieza de masilla generando así la ilusión de estar cerrada por completo pero permitiendo abrirla ejerciendo una leve fuerza». Ya por la noche, entre las 05:08'44'' y las 05:09'16'', las cámaras grabaron al autor del incendio accediendo al portal y dirigiéndose al rellano que da paso a la primera planta del edificio. Entró con guantes y salió sin ellos.

El cuarto indicio es la declaración del portero del edificio, quien indicó a la Policía que conversó con aquel sujeto que estuvo al mediodía en el edificio y que tenía un acento sudamericano. El hombre dijo al portero que tenía una cita en el despacho de abogados.

El quinto indicio es «la relación de personas extranjeras que habían sido asesoradas oficialmente por el bufete de abogados, según la documentación remitida por la Oficina de Extranjería de la Subdelegación del Gobierno en Granada». La información facilitada revelaba que sólo dos abogados del despacho habían llevado casos de regularización de la situación administrativa de personas extranjeras. El sospechoso había sido uno de sus clientes. Se da la circunstancia, según se precisa en el auto, de que esos dos letrados habían tenido en un principio una actitud «recelosa» a colaborar con la Policía en virtud de su secreto profesional, si bien luego se volvió «más colaborativa».

El sexto indicio es que el perfil del sospechoso «se ajusta al patrón del autor de los hechos fijado por los investigadores». Esta persona había mantenido relación con el despacho de abogados y tres meses antes del fuego -en agosto- se había presentado su documentación en la Oficina de Extranjería de la Subdelegación. El acento de su país de origen coincide con el habla «melosa» que refirió el portero y su apariencia física encaja con la del sujeto captado por las imágenes.

A ello hay que sumar que la Policía pudo ubicar al sospechoso en un lugar próximo al edificio el día de los hechos, pues esa misma mañana «el investigado recogió el documento que regularizaba definitivamente su situación en España».

A raíz de que aquel registro, la Policía hizo público que ya tenía un sospechoso. El hombre no llegó a estar detenido, aunque está siendo investigado policialmente. La causa judicial sigue su curso y los investigadores están practicando más diligencias para confirmar su posible implicación o la de otra persona distinta.

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