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Dos mujeres limpian una tumba en el cementerio municipal de San José. JORGE PASTOR
Seis de cada diez familias granadinas optan ya por la incineración de sus difuntos

Seis de cada diez familias granadinas optan ya por la incineración de sus difuntos

En 2017 tan sólo se demandaron 203 nichos, una cifra que tiende a la baja y que evitará problemas de ocupación en el futuro

Jorge Pastor

Granada

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Jueves, 1 de noviembre 2018, 01:14

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Hoy es un día para recordar. Para recordar a los seres queridos que se fueron ya para no volver. Nacer, vivir y morir. Unos ochenta y dos años de viaje, según los últimos años de esperanza de vida de los granadinos. El principio siempre fue el mismo. Lo que está cambiando es el final. Al menos en ciudades como Granada. Miren. En 1993, cuando la empresa Emucesa asumió la gestión del cementerio de la capital, sólo el seis por ciento de los difuntos era incinerado. El año pasado, por primera vez, el porcentaje fue ya el sesenta por ciento –en el primer semestre de 2018 la proporción creció un poco más, hasta el 61%–. Una fórmula que se va imponiendo en los entornos urbanos. En Granada se observan incrementos interanuales de entre uno y tres puntos por la combinación de una serie de factores. El que más pesa es, sin lugar a dudas, el precio. Mientras que un enterramiento con alquiler de nicho durante setenta y cinco años puede costar en el camposanto de San José 5.100 euros con todos los detalles posibles –los presupuestos se pueden ajustar bastante prescindiendo de muchos capítulos que no son indispensables–, una cremación en la que tampoco falte de nada puede salir por unos 3.200 euros. Estamos hablando de una diferencia importante. Cercana al cuarenta por ciento. Esto es mucho dinero.

Pero, tal y como se ha apuntado unas líneas más arriba, el motivo económico no es el único. Hay otros. Uno es el ecológico. Estamos hablando de un procedimiento más respetuoso que la inhumación porque no se generan residuos y porque la tecnología ha minimizado también el impacto de las emisiones. Las cenizas no requieren ningún tipo de autorización sanitaria para su movimiento y transporte, y también pueden esparcirse en infinidad de sitios siempre y cuando no haya normativas que lo prohiban. No se puede hacer en el mar porque no lo permite la Ley de Costas, pero tampoco en los cauces de los ríos ni en espacios naturales ni patrimoniales de interés. En principio, no existe ninguna normativa municipal al respecto. Ahora mismo sí se está trabajando en una legislación nacional y autonómica que sí recomendará que el lugar ideal es los propios cementerios –el de Granada ya dispone de un área acotada para estos menesteres–.

La cuestión es que este 60% de cremaciones registradas en 2017, 1.332 en números absolutos, sitúan a Granada sensiblemente por encima de la media de España (38,4%) y muy por encima de otras localidades del cinturón metropolitano como puede ser Armilla (25%). ¿Y por qué es trascendente esta cuestión? Pues básicamente por una razón de espacio. En el cementerio de San José hay 60.000 unidades de enterramiento. Y no son factibles nuevas ampliaciones del recinto. De ahí que Emucesa esté fomentando, por una parte, las cremaciones –fundamentalmente por la vía del coste–. Y por otra lo que denomina 'reunificaciones familiares'. Es decir, que los fallecidos de la misma familia estén en la misma sepultura. Ahora mismo se realizan unas 400 exhumaciones anuales. «Una cifra suficiente en función de nuestra capacidad en el presente y también con la vista puesta en el futuro», comenta el gerente de Emucesa, José Antonio Muñoz, quien subraya que el año pasado hubo tan sólo una demanda de 203 nuevos nichos frente a los 1.100 que se requerían veinticinco años atrás. La expectativa, además, es que entre 2025 y 2030 se produzca un elevado número de vencimientos. Además, hay una sentencia del Tribunal Supremo que faculta a Emucesa –y a cualquier otro gestor público o privado de España– para que pueda efectuar desenterramientos transcurridos noventa y nueve años. «Todo suma para que no tengamos problemas ni a corto, ni a medio, ni a largo plazo», dice Muñoz.

En el cementerio de San José hubo en 2017 un total de 2.215 servicios. Hablamos de magnitudes bastante parecidas en los últimos años. En 2016, por ejemplo, se contabilizaron 2.198. En principio no se puede establecer ninguna relación de causa y efecto, aunque sí es cierto que las temperaturas extremas, especialmente durante la época del invierno, tienen incidencia en las tasas de mortandad. De hecho, estos meses de noviembre, diciembre, enero y febrero suelen ser los de mayor actividad funeraria.

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