El secreto de los callos del Saint Germain, un bar emblema de Granada
Ofrecen a sus clientes la tapa de callos desde hace casi 20 años y reconocen que, además de mucho cariño, su receta tiene «un secretillo»
Alberto Flores
Granada
Jueves, 1 de febrero 2024, 09:47
Si hablamos de gastronomía, Granada tiene un protagonista: la tapa. Un bocado perfecto para acompañar a cualquier bebida, ya sea un vino, una cerveza o ... un refresco, que puede ser muy variado. Entre todas las opciones que se pueden disfrutar en la ciudad, hay algunas que triunfan más que otras. Y una de las más populares son los famosos callos del Bar Saint Germain, una elaboración que deja con ganas de más a todo el que la prueba.
Este bar abrió sus puertas por primera vez hace casi 20 años, en 2005. Y prácticamente desde entonces ofrecen los callos como una de sus tapas. «Nuestra idea era ser un bar de vinos de buena calidad. Empezamos con poquitas variedades pero hoy ofrecemos unos 150 vinos diferentes por copas», cuenta a IDEAL Juanjo Castilla, propietario del establecimiento.
Para disfrutar de un buen vino la comida también es importante, motivo por el que desde sus inicios se preocuparon de tener «una carta amplia para cubrir el espectro de paladares» de nuestros clientes. Y aunque muchas de ellas van entrando y saliendo del menú, hay otras que son imprescindibles, como los callos.
«Es uno de los platos que más le gusta a la gente. Los preparamos como tapa pero muchos los piden en raciones e incluso para llevar»
Juanjo Castilla
Propietario del Bar Saint Germain
«Es uno de los platos que más le gusta a la gente. Los preparamos como tapa pero muchos los piden en raciones e incluso para llevar», detalla el hostelero, que reconoce que tienen «un secretillo» para que salgan tan buenos y tengan tanto éxito. «Ha habido algún día que por problemas no hemos tenido callos y los clientes nos han mirado tan mal que tenemos claro que no nos puede volver a pasar», recuerda entre risas.
Unos callos muy concentrados
Aunque no desvela cuál es el secreto que los hace tan especiales, Juanjo reconoce que una de las claves es hacerlos «a fuego lento» y cortados muy pequeños, para que la textura de los callos no sea un problema. «Nuestros callos quedan muy concentrados y los preparamos como en un baño maría».
Parte del éxito de este plato está en el cariño y trabajo que le ponen, ya que cada día dedican bastante tiempo a su elaboración: «Abrimos a las 13:00 horas pero yo siempre estoy aquí varias horas antes para preparar todo».
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