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Madre e hijos. Isabel Molina Olea con sus hijos Carmen, Cristóbal e Isabel. José R. Baena
Sagas empresariales

La familia Molina Olea salta al negocio hotelero con el histórico Hotel Luz

La gran promotora inmobiliaria, liderada por la hija del fundador Isabel Molina Olea, convertirá el antiguo establecimiento de Constitución en un cuatro estrellas que llevará el nombre de su nieta, Martina

Andrea G. Parra

Granada

Lunes, 3 de noviembre 2025, 00:03

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Al pasar por la calle San Antón, en un escaparate con un cristal grande es inevitable que los ojos se vayan a las maquetas que se exhiben. Es muy fácil imaginarse en uno de esos pisos en la Costa Tropical o en los que se construirán en la Avenida de Juan Pablo II de la capital granadina. Se llamará edificio Central y tendrá unas sesenta viviendas.

Son las promociones del Grupo Molina Olea, que dirige la segunda y tercera generación con un presente con mucho trabajo y un futuro muy prometedor. Tienen como meta hacer más grande lo que su abuelo Francisco Molina Olea, que fue el fundador y creador del grupo Molina Olea, ideó. Su objetivo es seguir como promotora inmobiliaria y abrir su empresa al negocio hotelero con dos hoteles nuevos y alojamientos de alquiler turístico. Es la tarea en la que están.

Francisco Molina Olea fue un trabajador nato. Falleció hace un año interesándose hasta el último momento por el devenir de la empresa que hace años dirige su hija Isabel Molina-Olea Valdés y a la que ha ido incorporándose la tercera generación: Carmen Pérez Molina-Olea (hija mayor), Isabel Pérez Molina-Olea (hija mediana) y Cristóbal Pérez Molina-Olea (hijo menor). Carmen fue la primera en 2015, Cristóbal en 2021 e Isabel en 2024. Los dos primeros están en temas de promoción inmobiliaria.

Reto y satisfacción

Isabel Pérez Molina-Olea será parte del equipo directivo del hotel Martina. Todo un reto y una satisfacción. Es el primero de la cadena HMO (Hoteles Molina Olea) y además lleva el nombre de su hija. «Es el nombre de mi nieta. La cuarta generación», ratifica Isabel Molina-Olea Valdés con alegría. Es la primera y única nieta, de momento. La abuela luce orgullosa en su despacho de la cuarta planta de San Antón los dibujos que le hace Martina. El hotel Martina es el antiguo hotel Luz, en la avenida de la Constitución. Han estado trece meses de obras y lo han remodelado por completo.

«Recuerdo a mi padre trabajando siempre. Cuando me incorporé a la empresa me sentaba junto a él para aprender»

Es un cuatro estrellas y cuenta con 205 habitaciones. Isabel cumplirá también con su vocación hotelera desde pequeña. Es la nieta (rama paterna) de doña Carmen Arenas, la propietaria del mítico hotel Carmen de Granada. «De pequeña siempre decía que iba a ser gobernanta», apunta divertida su progenitora. Y ahora va a gobernar todo el hotel. El próximo hotel será en el antiguo cuartel de Las Palmas. Un lugar simbólico también para esta familia porque es el primer solar que compró Isabel cuando enfocaron la empresa a estos menesteres. Será un cinco estrellas, un hotel de lujo, y tendrá 104 habitaciones. En lo referente a alojamientos turísticos será en Portón de Tejeiro. Esa es la nueva línea de negocio, pero la que ha guiado y guía el grupo es la promoción inmobiliaria.

El fundador. Francisco Molina Olea, fallecido el pasado año. Archivo familiar

«Gran parte de Playa Granada la hemos hecho nosotros», presume la CEO del gran grupo inmobiliario granadino. A esas promociones se suman otras en varios puntos de la capital. Y, una de las más entrañables será la que proyectan ahora en la Avenida de Juan Pablo II, en el edificio que se mudaron en 1970. «Son sentimientos encontrados porque se va a demoler el despacho de mi padre», comenta Isabel, que está muy contenta con este proyecto.

Solo tiene palabras de halago para su padre. Lo visualiza trabajando siempre. Incluso cuando iban de vacaciones dice que hacía coincidir el destino: Almuñécar, Manga del Mar Menor o cualquier otro lugar donde tenía una operación empresarial. Esos cuatro o cinco días en el hotel los aprovechaba para trabajar también. Francisco Molina Olea comenzó a trabajar con catorce años. Tras años de trabajo, llegó su primer negocio, que no fue inmobiliario, fue en la automoción ya acompañado de su hermano Antonio Molina-Olea, persona también muy inteligente y trabajadora y que juntos hicieron un fantástico tándem empresarial. Isabel tiene en un cuadro la llave de aquel primer local, que le ha regalado su hermano Paco con unas letras, del puño de su padre, en las que se puede leer: 16.12-1959 Canasteros y 15-5-1970, avenida de Madrid. Francisco llegó a tener la concesión de Pegaso e Iveco y eran de «los que más vendían en España». A San Antón se mudaron hace un cuarto de siglo. Poco a poco se desligaron de la automoción y se centraron en la promotora.

La formación

Isabel se fue a estudiar Derecho a la Universidad de Navarra. Cuando llegó se incorporó a la empresa, sin ningún cargo concreto. Se sentaba frente a su padre para aprender de lo que hacía. «Yo escuchaba y veía lo que hacía, aprendí mucho», rememora. Francisco había ido invirtiendo en patrimonio, entre aquellas parcelas la del Gran Parque de Granada, en el N4. Aún describe Isabel con emoción aquella inversión y trabajo.

Un gran equipo. Isabel con sus hijos, en una imagen del archivo familiar.

En la actualidad tiene un número importante de vivienda nueva. Sus hijos antes de incorporarse a la empresa se han formado Han estudiado su grado universitario y realizado másteres. Isabel Molina-Olea apuesta por la formación y la preparación de los hijos para incorporarse al negocio familiar. Esta formación, unida a su capacidad innata de ser buenas personas y empáticas, cualidades heredadas de su abuela Ana Valdés Iglesia también son muy importantes para la empresa.

Carmen y Cristóbal, que están en la parte de la promotora, aprenden cada día de su madre. Carmen, que es la que lleva más tiempo en la empresa, recuerda cuando empezó como iba a casa de su abuelo, donde tenía un despacho y lo mucho que aprendió de él. «Tenía una cabeza privilegiada y una inteligencia intuitiva impresionante», ensalzan hija y nieta.

La vena empresarial de los Pérez Molina-Olea la tienen por parte materna y paterna. Se han criado en la empresa y han sido partícipes de las promociones y proyectos. No se olvidan de cuando iban a la playa, en la Costa granadina, y se paraban a ver los terrenos en los que habían proyectado un residencial y les explicaban todo. Lo de trabajar en familia para ellos no es una carga, es una alegría. Fernando Arellano, el marido de Isabel se une en el año 2000. Siendo arquitecto, de manera externa, supone un apoyo «incondicional» para Isabel y es de «alabar» su contribución al impulso de la empresa por su «estimado asesoramiento».

«Monotema»

Isabel madre admite que exige mucho y que al ser sus hijos no tiene horarios para llamarlos. Ríen sus hijas y su hijo sentados alrededor de la mesa, en este caso del despacho. No en la cocina de casa. «Somos monotema», repiten vástagos y progenitora.

Proyección del nuevo edificio del grupo en la avenida Juan Pablo II.

También se confiesa feliz porque sus hijos estén en la empresa familiar y la hagan crecer. «Yo tengo mucho apoyo con ellos», admite. Cada uno tiene su parcela, pero en la dirección cuenta con ellos cuando son cuestiones que hay que valorar y consensuar entre todos. Esta empresa está en alza también en número de empleados. En la promotora son unos quince. En el hotel Martina serán unos 25 y tienen previsto ampliar la plantilla. «Contamos por supuesto con un equipo de trabajo de un valor incalculable. En todos los departamentos hay personas muy profesionales volcadas con la empresa que la hacen suya. La mayoría llevan muchos años en la empresa, son Molina Olea y otros, aunque de recién incorporación, ya lo son también», aseguran.

El Grupo Molina Olea amplía horizontes con buenas perspectivas y mucha ilusión por parte de los nietos de Don Francisco Molina Olea (parte materna) y Doña Carmen Arenas (rama paterna) que han heredado su gen empresarial y emprendedor.

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