La resurrección del mercado de San Agustín
Las dependencias municipales viven una nueva juventud gracias a la combinación de los puestos tradicionales y las nuevas propuestas gastronómicas
San Agustín está gozando una segunda juventud. Basta acercarse un mediodía de viernes o una noche de sábado para comprobar la vitalidad renovada de los ... antiguos puestos. Numerosos grupos de personas disfrutan acodados en mesas altas y barras mientras los platos salen rápidos de las borboteantes cocinas que ahora pueblan unas dependencias municipales que siguen oliendo a productos de mar frescos, a carnes recién despiezadas, a aceitunas aliñadas, a pan caliente, a mercado.
Lo que hoy es una pujante actividad que atrae a cada vez más granadinos y visitantes contrasta con las escenas que se podían contemplar en las mismas instalaciones una década atrás. Donde había pasillos vacíos, ahora hay usuarios que pasean de un mostrador a otro mientras aguardan para consumir. Las persianas bajadas que entonces eran una gran mayoría se cuentan ahora con los dedos de una manos y cada vez menos. No hay gestos de desasosiego entre los comerciantes sino la calma feliz de quienes han conseguido revertir una situación complicada a base de tesón y saber hacer y ahora ven los resultados
Explicar el renacimiento de San Agustín es abrir los ojos a las dificultades que padecen muchos negocios tradicionales en las ciudades actuales y que parten del cambio en las costumbres de los ciudadanos. En un casco histórico cada vez más despoblado por el alza del precio de la vivienda y donde imperan unos horarios laborales que dificultan el consumo lento y cercano, la comodidad de las grandes superficies hizo que muchos de los clientes habituales que antes hacían la compra en el mercado dejaran de hacerlo. Aunque el fenómeno arrancó hace mucho tiempo, el cénit llegó hace algo más de una década, cuando los comerciantes vieron que debían transformar su modelo. «Era renovarse o morir», asegura una de las comerciantes consultadas por IDEAL.
Fue en ese momento cuando San Agustín se abrió a una opción gastronómica que había funcionado en otras ciudades, como Barcelona o Madrid. El cambio, sin embargo, no salió bien. Con un grupo empresarial a cargo del proceso, la apuesta gourmet no cuajó y las instalaciones vivieron sus horas más bajas.
Los pocos que no bajaron la persiana, se remangaron y redoblaron los esfuerzos para revivir unas dependencias donde llevaban instalados varias décadas en algunos casos. La apuesta, al fin, salió bien. «Estamos muy orgullosos», reconoce Purificación Pérez, de Grupo Serie Oro. Como parte de la segunda generación de comerciantes, el mercado era –es– su vida y recuperarlo era una misión trascendental para ella. «Empecé en el antiguo, así que llevo 45 años aquí, toda una vida», explica.
Su empeño, como confiesan desde su equipo, era traer de vuelta al público, para lo que hizo un estudio de todos los mercados del país. Caso a caso, vio qué funcionaba y qué no, qué se debía preservar y qué caminos nuevos podían abrirse. Así llegaron propuestas como el puesto de fritura o el de sushi, que han tenido una enorme acogida, pero sin perder la esencia, el puesto de pescado, que sigue funcionando como antaño. «Esto no se ha conseguido en el momento, sino que se ha construido cliente a cliente. Lo mejor que tiene es que la gente viene a un mostrador, coge el producto y si quiere se lo lleva o se lo guiso yo si lo prefiere. No hay más. Un cliente satisfecho, que trae a otro y ese otro repite y trae a otro», describe.
Lo que empezó con un solo espacio roza hoy la veintena y una empresa con más de 30 personas que cree que el éxito del mercado es, precisamente, no dejar de serlo. «Lo importante es esa cercanía y que esto se considere mercado. No bares ni algo gourmet, mercado; un lugar cercano donde la gente entiende que puede venir a comprarnos y a llevárselo a su casa o consumirlo en la mesa», explica.
Esencia
La experiencia es similar para Ricardo, de Degusta Casa Carmina. Como Purificación, él también lleva toda una vida en un mercado que siente como su hogar. «Tengo 55 años y entré con 13, imagina», confiesa. En su opinión, el secreto del renacimiento de San Agustín está en mantener su espíritu tradicional. «Cuando empezó el cambio hostelero, lo lideró una empresa mucho mayor que hizo que todo fuera más impersonal. A raíz de que cada negocio de los que nos transformamos nos hicimos cargo y recuperamos el trato cercano todo cambió. Ese es el éxito, que seguimos siendo un mercado. Puedes comprarte 100 gramos de jamón para casa y puedes venir con un amigo a tomarte un vino y a comer», explica.
A la recuperación del mercado también ayudó la entrada de nuevas propuestas, que consiguieron hacerse un hueco. Una de ellas fue la de Mercato Italiano, con la venta de productos y la elaboración de platos del país transalpino como fórmula. Su encargado, Carlos Alfonso Cuéllar, reconoce que aterrizar en el mercado cuando lo hicieron, en plena pandemia, era arriesgado. «No era muy optimista. Admito que tenía una visión negativa, pero llevamos tres años y hemos notado una evolución muy positiva. Cada vez viene más gente, no solo turistas, sino también gente de Granada», apunta.
A su juicio, la clave de la recuperación está también en esa «cercanía» propia del mercado, pero insiste además en la apuesta por la calidad y por las nuevas ideas, como la apertura en un horario diferente al tradicional. «Abrir de noche fue una apuesta difícil porque prácticamente no lo hacía nadie. Lo decidimos y la verdad es que ha funcionado: conseguimos estar llenos también en esa franja», reconoce el responsable.
Así es el día a día de San Agustín, un espacio cuyo corazón vuelve a latir con fuerza con propuestas nuevas, pero sin dar la espalda a su propia historia. Un caso de éxito real. Ahí están los puestos, las tiendas, las barras y el numeroso público para proclamarlo.
Comercio espera sacar a concesión los últimos tres puestos libres
La edil de Comercio, Elisa Campoy, celebra la mejora del mercado de San Agustín, una transformación que está provocando que casi no haya puesto libres en el recinto. Solo restan tres, que saldrán a concesión próximamente. Como destaca la concejala, que remarca la mejoras en materia de mantenimiento o de climatización llevadas a cabo recientemente, solo en los últimos meses se han renovado o puesto en marcha numerosos negocios en las dependencias, una efervescencia «que contribuye a diversificar y enriquecer la experiencia».
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