Rebajan la pena al hombre que mató a otro en Pinos Puente tras discutir por un aparcamiento
El TSJA aplica la atenuante de confesión y deja la condena del acusado en 15 años y un mes de prisión. El magistrado que presidió el jurado había fijado el castigo en 17 años
La Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla (TSJA) ha rebajado a 15 años y un mes la ... condena a Francisco B. F., el acusado de pegar un tiro en la cabeza con una escopeta de cañones recortados a un vecino de Pinos Puente, el 8 de febrero del año pasado, tras discutir por el modo en que había aparcado. El motivo: el magistrado ponente de la sentencia, Antonio Moreno, considera que sí concurrió la atenuante de confesión, ya que el procesado se dirigió después del crimen a la Guardia Civil, asumió la autoría del tiro y entregó el arma.
Francisco B. F. había sido condenado a 17 años prisión tras la celebración de un juicio con jurado, que lo declaró culpable de un delito de asesinato con la atenuante de trastorno psíquico y de otro de tenencia ilícita de armas, pero la defensa apeló el fallo ante el alto tribunal andaluz, que ha estimado parcialmente el recurso.
En sus razonamientos, el TSJA rechaza que se haya vulnerado el derecho a la presunción de inocencia del acusado por haber apreciado el jurado que actuó con alevosía. Para que concurra esta circunstancia se debe apreciar que la víctima no tuvo posibilidad de defensa y que el ataque fue sospresivo. Y, en opinión del magistrado ponente, «más indefensión que verse acometido mediante los disparos de un arma de fuego que provienen del agresor, sin ninguna posibilidad de defensa, no cabe imaginar». Por ello tilda la conclusión del tribunal popular de «coherente, racional, razonable y lógica».
Sobre la confesión de Francisco B. F., el alto tribunal recuerda que «en efecto, el acusado, inmediatamente después de los hechos, se presentó en las dependencias de la Guardia Civil y sin más se confesó autor de la muerte y entregó el arma».
El fallo del TSJA, fechado el 1 de abril y al que ha tenido acceso IDEAL, puede ser recurrido ante el Tribunal Supremo (TS).
El juicio
El juicio se desarrolló entre el 18 y el 21 de octubre en la Audiencia Provincial de Granada. El acusado llegó a decir que aquel disparo letal fue «un accidente» y lo llegó a enmarcar en un forcejeo con la víctima, algo que el tribunal popular descartó.
Por el primer delito, se impusieron a Francisco B. F. 15 años y medio de prisión. Por el segundo ilícito, la tenencia de armas sin el permiso pertinente, se fijó la pena en 18 meses de encierro. Ahora, el alto tribunal deja el castigo por el crimen en 14 años de cárcel y rebaja a un año y un mes la pena por la tenencia ilícita de la escopeta.
El procesado habrá de cumplir además cinco años de libertad vigilada una vez haya cumplido la condena, y tendrá que mantenerse alejado de la familia del finado durante diez años. Aparte habrá de pagar indemnizaciones a los padres, hermanos e hijo menor del fallecido que suman cerca de 279.000 euros.
El suceso ocurrió a las 14.30 horas del 8 de febrero de 2020, cuando el acusado abordó a la víctima, Valentín A. L., de 31 años, en los alrededores del denominado Puente de la Virgen de la localidad de Pinos Puente, a la altura de la calle Capitán Casado.
«Sí soy yo el que ha pegado los tiros, allí se ha quedado tirado» fue la frase que el acusado pronunció en el cuartel al entregarse
Ambos mantenían diferencias anteriores y se inició entonces «una discusión a propósito del aparcamiento del vehículo de Valentín en la citada vía, al entender Francisco que obstaculizaba la circulación de automóviles por dicha calle y particularmente la del suyo».
Fue en el curso de ese desencuentro cuando el acusado, «sorpresivamente y con intención de causarle la muerte», usó una escopeta «previamente modificada, con los cañones y culata recortados» para disparar a Valentín, «apoyando el cañón de la misma (o a muy corta distancia) en la zona de la oreja derecha» de su oponente. Valentín no tuvo capacidad de reacción. El tiro fue letal.
Acto seguido, Francisco B. F, se dirigió al cuartel de la Guardia Civil, donde dijo a los agentes: «Sí, soy yo el que ha pegado los tiros, allí se ha quedado tirado. He hecho las cosas como las hacen les tíos...». A continuación, les entregó la escopeta, que durante la primera sesión del juicio fue exhibida al jurado.
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