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El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez. / Efe
Blázquez, un hombre conciliador
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Blázquez, un hombre conciliador

El arzobispo de Valladolid templó los ánimos con el Gobierno socialista de Zapatero y consiguió un ventajoso sistema de financiación para la Iglesia

ANTONIO PANIAGUA

Jueves, 13 de marzo 2014, 13:08

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El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, es tenido por un hombre moderado. De pensamiento conservador, el hasta ahora arzobispo de Valladolid, de 71 años, ya ocupó el cargo entre 2005 y 2008, cuando desplazó a Antonio María Rouco, al que ahora sustituye. Su último cometido destacado ha consistido en poner orden en la rama civil de los Legionarios de Cristo a raíz de que estallaran los casos de pederastia.

Hace nueve años, sus compañeros le eligieron para tomar las riendas de la jerarquía eclesiástica por su temperamento conciliador. Entonces salió elegido gracias los votos de los prelados taranconianos, moderados y nacionalistas.

Como presidente de los obispos españoles templó los ánimos con el Gobierno durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero. Sus buenos oficios hicieron posible un nuevo sistema de financiación de la Iglesia, de manera que la asignación tributaria aumentó de un 0,52% a un 0,7% en 2006. Blázquez logró así una reivindicación histórica para la Iglesia, tras mantener largas conversaciones con la entonces vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.

Los que le conocen le definen como una persona tímida, prudente, humilde y generadora de consensos. En la diócesis de Bilbao, que dirigió de 1995 a 2010, fue recibido con abierta hostilidad por sectores del nacionalismo vasco. Todavía se recuerda que Xabier Arzalluz, entonces del presidente del PNV, se refirió a él como un tal Blázquez. Sin embargo, no solo salió airoso del trance, sino que supo ganar la confianza de los principales dirigentes nacionalistas, que no dudaron en alabar su capacidad para adecuarse a la diócesis y su talante abierto y dialogante. Se aplicó en el concoimiento del euskera después de que altos cargos jeltzales proclamaran de él despectivamente: "loro viejo no aprende a hablar"

En mayo de 2002, firmó con los obispos vascos y el de Navarra una carta pastoral en la que los prelados mostraban su contrariedad por la aprobación de la Ley de Partidos Políticos y su inquietud por la entonces -y luego aprobada- posible ilegalización de Batasuna. Con todo, la tormenta política que desató aquel documento, incluido un grave enfrentamiento entre el Episcopado y el Gobierno de José María Aznar, no le salpicó.

Apasionado de la mística

Este abulense de Villanueva del Campillo, curtido en las faenas campesinas desde la infancia, es un apasionado de la mística y de la historia. De hábitos frugales, hurta horas al sueño para leer a sus anchas y teclear en una vieja máquina de escribir sus discursos y libros.

Fue ordenado sacerdote el 18 de febrero de 1967. Cursó estudios de bachillerato en el Seminario Menor de Ávila desde 1955 a 1960 y los estudios eclesiásticos en el Seminario Mayor de Ávila entre 1960 y 1967.

Es doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1967-1972). Tras cursar estudios en Roma regresó a su diócesis de origen, Ávila, donde fue, entre 1972 y 1976, secretario del Instituto Teológico Abulense. En el año 1974 comenzó la docencia en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde fue, hasta 1988, profesor de la Facultad de Teología y decano de esa misma Facultad entre 1978 y 1981. Ha sido Gran Canciller de la Universidad del episcopado español de 2000 al 2005.

Juan Pablo II le nombró en 1988 obispo auxiliar del entonces arzobispo de Santiago de Compostela, Antonio María Rouco Varela. En 1992 fue promovido a obispo de Palencia y el 8 de septiembre de 1995 fue nombrado obispo de Bilbao. En 2010, fue designado arzobispo de Valladolid.

Ha sido miembro de las comisiones episcopales para la Doctrina de la Fe (1988-1993) y de Liturgia (1990-1993). También ha colaborado en la redacción de muchos documentos de la Conferencia Episcopal y es autor de numerosas publicaciones, entre las que destacan "La resurrección en la cristología de Wolfhart Pannenberg"(1976), "Jesús sí, la Iglesia también" (1985), "La esperanza en Dios no defrauda; consideraciones teológico-pastorales de un obispo" (2004), e "Iglesia, ¿qué dices de Dios?" (2007).

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