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Sergio Rodríguez lanza a canasta ante Neto. / Efe
El Madrid de los récords
BALONCESTO | acb

El Madrid de los récords

Los blancos derrotan al Gipuzkoa Basket y logran el mejor arranque de la historia de la ACB con 16 victorias consecutivas

LUISMI CÁMARA

Lunes, 20 de enero 2014, 03:55

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El Real Madrid nunca fue un equipo de marcas menores. La historia blanca se ha escrito a base de ilustres títulos. Sólo así se entiende la grandeza de la entidad en España y en Europa. 31 Ligas, 23 Copas del Rey, ocho Copas de Europa, tres Intercontinentales o cuatro Recopas son algunos de los trofeos más importantes de las decenas que adornan unas vitrinas plagadas de recuerdos del considerado como el club más importante del baloncesto FIBA.

Poco importaban las victorias acumuladas por el camino si la última, la que decidía el campeón, caía del lado del adversario. Hubo tiempos en los que contar los triunfos sumados era considerado como poco decoroso, como una vulgaridad. Cuando la rutina era ganar, lo sorprendente era la derrota. Dos deslices eran el anticipo de un drama. Incluso algunos triunfos abultados no satisfacían a los aficionados si no se obtenían acompañados de un buen juego. El Madrid no estuvo precisamente habituado a convivir con los tropiezos hasta que se abandonó la doctrina original de un proyecto exitoso y se olvidó la esencia y el modelo de una sección que, más de una vez, aguantó el lustre del escudo merengue cuando el hermano futbolero suspendía al final del curso.

Tras un periodo de decadencia que se arrastraba desde el último lustro del siglo XX y que se mantuvo -salvo algún que otro respiro puntual- durante la primera década del XXI, el club se ha agarrado por fin a la estela de una idea que para algunos apuntaba de inicio a estrella fugaz pero que se ha consolidado ya como un plan legitimado por cuatro títulos (una Liga, una Copa y dos Supercopas de España) y, sobre todo, por la recuperación de la idiosincrasia y el carácter merengue. El retorno a una estructura orgánica liderada por hombres de la casa como Alberto Herreros y con el mando deportivo en poder de otro histórico conocedor de la cocina y la trastienda blanca, la lógica ha regresado a las oficinas y al banquillo madridista.

Desde que Pablo Laso asumiera el control del equipo hace ya dos campañas y media, la cordura se ha adueñado de los despachos y ha primado el sentido común en cada una de las decisiones que se han ido asumiendo. Que jugadores de calidad no rinden ni sirven para el estilo que se quiere implantar, se les acompaña con educación a la salida agradeciendo los servicios prestados, a sabiendas de que el eterno rival está esperando al otro lado de la puerta, como sucedió con Tomic.

Que el base por el que se apostó, parece desmotivado y no brilla porque no cuadraba en los sistemas encorsetados del anterior técnico, pues se vuelve a los orígenes, al juego veloz, de búsqueda continua de la canasta rival, intenso en defensa, de contraataque y rápidas transiciones. Así, Sergio Rodríguez se ha convertido en uno de los pilares de esta nueva era y en el favorito de los directores generales de la Euroliga para convertirse en el MVP de esta edición del torneo.

Que falta intensidad y fuerza bajo los aros, pues se completa una extraordinaria y comprometida plantilla con la altura y las ganas de Mejri y la personalidad inquebrantable de Bourousis.

Tirando de sensatez, el entrenador vitoriano ha llevado a los suyos hasta un nivel de excelencia que, hasta ahora, ha resultado inaccesible para sus contrincantes. El Real Madrid acumula ya 31 victorias en otros tantos partidos disputados esta campaña (lejos ya de las 23 del récord marcado por Pedro Ferrándiz en la temporada 1960-61). La última, obtenida este domingo en San Sebastián ante el Gipuzkoa Basket por 65 a 76. Los de Laso no han doblado la rodilla en las 16 jornadas de la liga española y han completado el mejor arranque de la historia de la ACB, superando al Madrid del 88. Entonces, con Lolo Sainz al mando y con Fernando Martín, Corbalán, Biriukov, Branson o Alexis sobre la pista, no bastó con un fantástico comienzo y acabó perdiendo en la final contra el Barça.

Largo recorrido

Pese a que el que fuera base blanco en los 90 reconoce que los récords quedan para siempre en los libros, tiene claro que alcanzar este tipo de registros nunca es el objetivo (y menos en el Madrid), confía en que a sus pupilos no les pase lo que a sus predecesores y sabe que todavía les falta un largo recorrido para que se les considere uno de los grandes del club de Chamartín. Entre otras cosas, porque para ello necesita romper la sequía de 19 años en la Euroliga.

De hecho, ya ha escuchado a clásicos de la casa recordarle que los números que ahora luce eran habituales con Sainz y Ferrándiz, y que sólo la tendencia actual de centrarse sólo en los datos existentes desde que se creó el actual formato de la ACB ha dejado en el olvido hitos impensables en la actualidad, como los 87 partidos sin perder entre octubre de 1971 y febrero de 1975. El mítico técnico alicantino -que logró cuatro Copas de Europa, 12 ligas y 11 Copas- ponía hace unos días en valor sus marcas ante los elogios desproporcionados hacia el actual bloque escuchados en los últimos tiempos y que lo consideraban como una de las más importantes plantillas de siempre en una comparación que llega a sonar hasta indigna.

Por suerte para el madridismo, Laso se aferra a su buen juicio y opta por la prudencia con la mirada puesta en la cercana Copa del Rey de Málaga, y las más lejana Final Four de la Euroliga. Por el camino, mientras tanto, se encontrará con el reto de batir el mejor arranque del baloncesto español, en manos del Juventut de 1977-78, con 34 triunfos, y los 17 consecutivos del CSKA de Moscú en la apertura de la máxima competición continental en 2004-05.

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