La puesta de sol de San Miguel Alto está de moda: es una de las más bonitas del mundo
Espectáculo natural. ·
El Cerro del Aceituno congrega todas las tardes de verano a una multitud de granadinos y visitantesLunes, 29 de agosto 2022, 00:14
La sesión comienza en San Miguel Alto a las ocho de la tarde. No hay acomodadores. Tampoco taquillas. La pantalla donde se proyecta la película ... de hoy es el gran lienzo del cielo azul líquido y clarito coronado por un sol que brilla con todo su fulgor. Sí hay patio de butacas. Es el propio mirador de San Miguel Alto, aquí en el Albaicín, donde también se le llama el Cerro del Aceituno. Tiene una primera fila VIP que es el poyete de piedra que enmarca este mirador mayúsculo. Luego, por orden de llegada, el público se va acomodando a su amor a lo largo de la explanada y sobre la suave colina que desciende hasta el Albaicín.
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Aquí no hay aire acondicionado ni nadie lo echa de menos. Sopla una brisa fresca que se agradece aunque el verano ya haya pasado sus olas de calor. También hay palomitas. Ypatatillas. Unos llegan con cajas de pizzas amontonadas una sobre otra. Hay refrescos de todo tipo, cocacolas, nesteas. También hay latas de cervezas. Pero son de Alhambra, así que se integran perfectamente con el paisaje.
También hay pipas. Hay pipas a mansalva, pero esto no se ve en las salas de cine, porque todo lo ensucian las cáscaras ensalivadas. También se ve mucha botella de agua, convenientemente rellenadas en el caño de la fuente del Aceituno. Agua fresquita para una tarde soleada.
Por supuesto, hay móviles por doquier. Todo el mundo desenfunda y graba un vídeo panorámico, se hace un selfi o busca el encuadre perfecto, armonioso. Cualquier recuerdo de tanta belleza es grato para la posteridad. Del fondo del Sacromonte, al otro lado de la muralla que circunda el perímetro del Cerro del Aceituno, llega un rasgueo de guitarra y un quejío. Flamenco. También hay banda sonora original para este grandioso espectáculo.
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Lo confiesa Carmelo, un zaragozano de 55 años que ha venido a pasar una parte de sus vacaciones como voluntario en la onegé Alfa, en la parroquia de Almanjáyar que comanda con brío su párroco, Juan Carlos. «Estoy extasiado. Estuve por primera vez hace unos treinta años. Ya entonces me impactó. Es todo, el entorno, la sensación de magia. Me he puesto a rememorar las fechas históricas de todo lo que ha pasado por aquí. También tanta belleza me lleva a evocar a Lorca, su poesía que seguramente refleja todo lo que estamos viendo ahora. Pero lo que más me sobrecoge es el flamenco que llega desde el Sacromonte».
Juan Carlos, el párroco de Almanjáyar, mutado en guía turístico en esta ocasión, reconoce que está enamorado del lugar. «Te transporta a otros mundos. No se puede describir tanta belleza con palabras. Te hace pensar en todo lo hermoso que pueden llegar a crear las personas, por tanto, es un lugar que nos engrandece como personas».
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Una algarabía rompe momentáneamente la quietud del lugar. La chavalada del instituto IIS Vittorio Veneto ha llegado a San Miguel Alto. Estos italianos e italianas están encantados con su viaje a Granada y con el lugar. «Me gusta el paisaje, la atmósfera que hay y los colores del cielo», comparte uno de ellos. El profesor que comanda la expedición, Amadeo, lleva doce años con grupos de estudiantes italianos en Granada. «Desde aquí lo dominas todo. Es grandioso». El reloj pasada de las nueve. El sol se pone y desaparece con sus últimos rayos. Todos aplauden. Atardece, que no es poco.
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