«Si pudiera, obligaría a todo el mundo a que se vacunara de la gripe para diferenciarlo del covid»

–¿Cómo recuerda los primeros días de la pandemia? Parecen muy lejanos, pero apenas han pasado 6 meses

–Fueron de preparación del hospital, de Atención Primaria, haciendo y deshaciendo protocolos. Cada día una nueva información y había que adaptarse. Dejamos una planta de cirugía dedicada al covid, preparamos la UVI, los quirófanos...

–En su área ha habido una incidencia baja, ¿a qué lo achaca?

–Todo el mundo hizo las cosas bien, pero en nuestra área desde el principio la mascarilla fue obligatoria en el hospital y los centros de salud. Teníamos déficit de material, pero poco a poco fuimos consiguiendo para todo el mundo. Obligué, entre comillas, a que la gente usara la mascarilla desde el principio de la pandemia. Y tuvimos la suerte de que la dispersión de los habitantes nos ayudó a que la propagación fuera más leve.

–Desde marzo, se paralizan las cirugías y la actividad, ¿han podido recuperar la asistencia sanitaria?

–Hemos estado prácticamente tres meses sin cirugía programada y eso nos ha retrasado la lista de espera. La hemos recuperado, porque ya hemos conseguido personal. El hospital de Baza siempre ha tenido un déficit de personal muy 'gordo', faltan cirujanos, traumatólogos y sobre todo anestesistas. Pero hemos ido consiguiendo gente. En especialidades como urología, digestivo, neumología o medicina interna tenemos un déficit histórico, pero en las quirúrgicas las tenemos prácticamente al 100%

–¿Cómo llega el personal sanitario a esta segunda ola?

–Estamos cansados, pero la vocación hace que sigamos al pie del cañón. Vamos a estar ahí. Estamos cansados pero ahora conocemos un poco mejor a lo que nos enfrentamos y no falta material, estamos más tranquilos. Pero es una enfermedad que todavía no se conoce, no hay vacuna, no hay tratamiento. En nuestra zona aún no hay contagios comunitarios, pero tenemos que ser responsables.

–Los ayuntamientos están reaccionando muy rápido, pidiendo autoconfinamiento con pocos casos, ¿Le parece proporcionado?

–Me parece muy bien. En la Puebla lo consultó con nosotros el alcalde. Ahora tenemos un problema en Benalúa de Guadix. En Benamaurel nos pasó igual. No se puede obligar a nadie, pero estas medidas de pedir a la gente que se quede en casa, nos parecen medidas muy buenas. Y la gente ha respondido. En Baza, ahora se celebraban las fiestas, que se han cancelado, pero parece que se están haciendo convocatorias por redes. Quiero hacer un llamamiento a la gente para que se quede en sus casas. No debe acudir a esas convocatorias. Estamos relativamente bien como para empeorar las cosas. El problema no es que esta enfermedad mate a mucha gente, que la mata, el problema es que como se colapse la sanidad estamos perdidos.

–El Ayuntamiento de Baza ha llegado a pedir que se suspenda una corrida de toros, ¿está de acuerdo?

–El protocolo que se puede llevar dentro de la plaza de toros se debe ajustar a lo que indica la Junta. Pero el problema es el exterior, parece que es un cartel muy apetecible para la gente venga incluso de otras provincias. Se puede juntar mucha gente y las entradas de la plaza son estrechas. No hay posibilidad de que se cuadren las medidas de seguridad mínimas. Y luego ya sabemos, los aficionados se pasan la bota, el bocadillo... La dirección sanitaria no quiere que se celebre. Nos han comentado que hay posibilidad de que se televise. El empresario pensará en términos económicos, pero puede estudiar la posibilidad de que se haga a puerta cerrada. Pero es cosa de la delegación de Gobierno de la Junta y del Ayuntamiento, Nuestro propósito es que no se celebre la corrida.

–Arranca el curso y vuelve la actividad, ¿qué es lo que más les preocupa?

–La preocupación son los colegios, pero también empieza el frío, viene la gripe... Hay una serie de cosas que estamos ya previendo. Se les están haciendo pruebas a los profes y hay diversos estudios que apuntan que los niños son portadores, pero no son vectores de infección muy grande. Pero hay que ver cómo se va a actuar cuando haya positivos en un colegio. Y nos preocupa la gripe. Si pudiera, obligaría a todo el mundo a vacunarse de la gripe este año. Cuanto mejor diferenciemos la gripe del covid, mejor. Son primos hermanos. Si la mayor parte de la gente está vacunada, podremos saber mejor lo que es covid.

–¿Habrá más dosis de la vacuna este año?

–Esperemos que sí. Se están comprando dosis suficientes. Hay grupos a los que no hay que vacunar, como los niños. Antes se vacunaban a mayores de 65, crónicos y sanitarios. Ahora hay que aumentar vacunación, para distinguir covid de gripe. También nos preocupa la falta de responsabilidad. La mascarilla hay que ponérsela cubriendo boca y nariz.

–¿Cómo se hacen las labores de rastreo en su distrito?

–Tenemos a nuestro epidemiólogo y al preventivista del hospital trabajando en ello, junto a los enfermeros que son los que llaman. Y luego, en Atención Primaria, cuando aparece un caso, su médico o su enfermero son los que hacen el rastreo. Hay que tener en cuenta que cada positivo puede generar 20 o 30 contactos. Después epidemiología decide a quién hay que hacerle las pruebas y a quién no. Es una labor muy ardua y muy difícil que lleva mucho tiempo y estamos escasos de personal. Parece que los militares nos van a echar una mano. Estamos intentando contratar a gente para esto.

–¿Hay equipos nuevos para el rastreo o son los mismos profesionales de Atención Primaria?

–Sí, son los mismos. Ahora tenemos oportunidad de contratar a auxiliares de clínica para hacer el rastreo. También se van a montar dos call center, en Granada y Sevilla, con personal que está exclusivamente para hacer rastreo a los positivos. Y la ayuda de los rastreadores militares. A nosotros nos ofertaron cuatro, pero yo pedí siete, uno por cada centro de salud.

–La Atención Primaria está acumulando retrasos en las citas, ¿cómo se organizan los centros de salud?

–Con mucha dificultad. Por un lado por vía telemática, pero las consultas nunca se han cerrado. En ningún momento se ha impedido que la gente vaya al centro de salud si lo considera necesario. Hay horarios que cumplir y no puede haber más de una o dos personas en espera, tienen que aguardar en la puerta. Es digno de ver, la gente está trabajando a tope y los usuarios esperan fuera. Estamos intentando habilitar métodos porque ahora hace buen tiempo en la calle, pero en poco tiempo bajarán las temperaturas y estamos intentando instalar carpas para que la gente no pase frío. Hay que recalcar el trabajo que están haciendo en Atención Primaria, es espectacular.

–En su zona hay mucha población mayor, ¿cómo llevan ellos no poder ver a su médico?

–Es duro para el personal y para el usuario. Porque el paciente quiere ver a su médico, pero hemos aprendido que las recetas se pueden hacer por teléfono. Y cuando hay que ver a un enfermo, se le ve.

–Desde el punto de vista de la gestión, ¿se saca algo positivo de esta experiencia?

–Sí. Siempre hemos pensado que el médico tiene que ver al paciente, pero hemos visto que hay asuntos en que no. Tenemos en marcha un proyecto de psiquiatría con las residencias y por videoconferencia se está haciendo un estudio piloto. Y las videoconferencias entre centros de salud y hospital también permiten un mejor tratamiento. La telemedicina y el uso de la tecnología se ha potenciado muchísimo.

–¿Y lo menos positivo?

–La falta de profesionales es lo que más nos preocupa. Tenemos un déficit increíble y habrá que ponerle freno en los años venideros, porque se jubilará el 'baby boom' y será muy difícil conseguir profesionales. Ahora, viene un problema con los traslados. Todo el mundo tiene derecho a trasladarse y a tener su plaza, pero las zonas rurales son difíciles de cubrir. La consejería dio instrucciones para que esos destinos puntúen más a la hora de la bolsa y se estudia que pueda pagarse un plus en lugares de difícil cobertura. También hay que equiparar los salarios entre las distintas comunidades autónomas.