El pueblo de Granada que ha honrado a Santiago Apóstol con multitud de actividades
A lo largo de los tres días festivos se han organizado en el pueblecito de Saleres actividades para todas las edades, incluyendo actos religiosos y celebraciones, como conciertos verbenas, juegos, degustaciones y pasacalles
El pueblo de Saleres, perteneciente al municipio de El Valle junto a Restábal y Melegís, en la comarca del Valle de Lecrín, ha celebrado durante ... tres días sus fiestas patronales en honor a Santiago Apóstol. Hubo misas y procesiones, degustación de paella mixta elaborada por cocineros de la localidad alpujarreña de Ohanes, dianas y conciertos por la Banda los Viejos de Padul, los tradicionales pipotes, actuaciones del DJ Mary y el Dúo Voltaje, barra en la plaza, etcétera. Este pueblecito es un diamante en bruto. Algunas personas de otros países se han venido a vivir a él. Saleres está situado a 560 metros de altitud sobre el nivel del mar, en la margen derecha del Río Santo. Gonzalo Castillo Fernández, de Albuñuelas, es el organista del coro de la iglesia de Saleres. Le acompañó su señora Encarni. El coro interpretó música litúrgica para acompañar a la comunidad.
Una vecina de Saleres, Pepa Maroto, indicó a IDEAL que «antes solían acudir a las fiestas de Saleres las bandas de música de Dúrcal y Padul, un año una y otro año otra. Se hospedaban los músicos en las casas de los 25 mayordomos. Una vez que llovía mucho duraron las fiestas siete u ocho días. Antes Saleres tenía más población que ahora. Ahora acuden a las fiestas muchos forasteros pero antes solo acudían algunos familiares que residían en otros lugares. Recuerdo que bailábamos en la plaza después de misa. Yo bailaba más que un trompo porque me gustaba y me sigue gustando mucho, y a mi marido le pasaba lo mismo. Antes las fiestas duraban tres días: el viernes se dedicaba al Corazón de Jesús, el sábado a Santiago y el domingo a la Virgen del Rosario», manifestó.
Según Pepa Maroto «las tres imágenes se siguen procesiónando en las fiestas. Recuerdo también cuando acudían personas de otras partes para vender carne de borrego para el guiso de patatas para las fiestas. También vendían sangre para hacer la fritaílla. La gente hacía pestiños y roscos de huevo y luego, más adelante, también se hacían galletas. A una servidora le encantan las fiestas de Saleres porque siguen teniendo mucho sabor a pueblo. En el pueblo de Saleres se vive muy tranquilamente, rodeado de naranjos, olivos y limoneros, principalmente. Yo tengo cuatro hijos, diez nietos y pronto llegaré a tener cuatro biznietos. A todos los quiero con locura», terminó diciendo.
Otra vecina de Saleres que colabora en las fiestas y en la iglesia es Rosario Marcos Fernández, hija de Antonio y Adoración. Su familia residía en una casa de la iglesia y se encargaba de tocar las campanas y otras tareas. En estas fiestas, en la iglesia, actuó José Antonio Morales, de 20 años de edad. Él estudia Pedagogía Musical y Canto en el Conservatorio Superior de Granada. En la iglesia de Padul toca el órgano y canta y al venir con la Banda los Viejos de Padul a las fiestas de Saleres se animó y actuó en la iglesia durante la misa.
La Banda los Viejos de Padul, en recuerdo a los músicos de Padul que ya no se encuentran en este mundo, está formada por los jóvenes: Andrés, Manuel, José, Fran, Juan Manuel, dos llamados José Antonio y Antonio. Toca a las mil maravillas y representa una de las tradiciones más simbólicas de la cultura popular. La iglesia de Santiago Apostos de Saleres fue levantada a mediados del siglo XVI. Hubo de ser restaurada posteriormente debido al saqueo de los moriscos sublevados. Ya en el siglo XVIII, fue reedificada por el arzobispo de Granada Perea y Porras. Su factura es mudéjar y su torre está rematada de azulejos. Es de destacar su altar mayor y algunos cuadros y esculturas de gran calidad. Saleres tuvo ayuntamiento propio hasta 1972. La predicación u homilía de don Jaime, el sacerdote de Saleres, Melegís y Restábal, se puede considerar sobresaliente, profunda y edificante. Don Jaime es muy bueno y muy amable con la gente, con un espirito abierto que pisa con seguridad en su camino. El Ayuntamiento de El Valle, presidido por el incansable Antonio Ruiz Garrido, ha colaborado también en las fiestas de Saleres.
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