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El pueblo de las cencerradas

El pueblo de las cencerradas

En Mairena existe la costumbre de que al viudo o viuda que se vuelve a casar reciba una espectacular y sonora cencerrada durante toda la noche

RAFAEL VÍLCHEZ

MAIRENA

Martes, 7 de noviembre 2017, 09:55

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La preciosa localidad de Mairena pertenece desde hace varias décadas al municipio alpujarreño de Nevada. Pues bien, en Mairena existe la costumbre de que cuando un viudo o una viuda se vuelven a casar o a unirse con otra persona, los vecinos del lugar le dedican una cencerrada la primera noche que pasan juntos en el hogar. En Mairena desde hace siglos se lleva a cabo este ritual a rajatabla. Los únicos que detestan la ruidosa manifestación son los contrayentes y familiares. La cencerrada provoca la ira de la pareja.

Algunos vecinos de Mairena aseguran que “las cencerradas no han desaparecido en nuestro pueblo. No, ni mucho menos. Aquí la mayoría de los vecinos guardan en sus casas cencerros, caracolas, pitos de caña, tapaderas, latas y todo lo que pueda hacer ruido a mansalva, para hacerlas sonar sin piedad y machaconamente cuando tenemos conocimiento que se han juntado o unido un viudo o una viuda con otra persona. Esa es la tradición que heredamos de nuestros antepasados y nosotros la mantenemos para traspasarla a los jóvenes y perdure por los siglos de los siglos".

“Antes se daban más cencerradas que ahora. Antes enviudaba la gente más joven y solía unirse a otra persona para que saliera la casa adelante. Ahora en cambio la gente dura mucho más y hay menos uniones de esta clase. Pero aun así, hace unos años todo el pueblo de Mairena salió a la calle para dar una gran cencerrá a una pareja. Una vez, a otra pareja la persiguieron hasta Laroles. No dejaron el coche de los novios andar. El vehículo fue a paso lento. También, en más de una ocasión tuvo que intervenir la Guardia Civil, pero ni con eso, de nada sirvió, las cencerradas continuaron para no perder la costumbre”, recordaron varios vecinos del pueblo alpujarreño.

Según algunos vecinos “en otros tiempos no estaba bien visto que los viudos se volvieran a casar. Las mujeres que habían perdido a sus maridos se veían sometidas a una fuerte presión social. La vida estaba así de atrasada. Las mujeres cuando enviudaban trabajaban más todavía y durante muchos años vestían de riguroso negro. Si eran ya mayores guardaban el luto hasta su muerte. Los viudos también sufrían, pero no tanto como las mujeres. Tenían más libertad. Las cencerrás, antes se realizaban en casi todos los pueblos. A veces se pasaba la gente con los novios. Había hasta peleas. Se entonaban coplas muy picantes. El vocerío y las zapatiestas eran descomunales”.

Mairena es uno de los pueblos más preciosos, antiguos y auténticos de la Alpujarra. Muchísimas personas de dentro y fuera de España se hospedan en este lugar para realizar senderismo, descansar, estar en contacto con la naturaleza, conocer sus fiestas y tradiciones, etcétera.

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