El catering HyR de Montefrío tras la tromba y ayer. R. L. Pérez

Montefrío y Alomartes dos semanas después de la tromba: negocios que reviven y 150.000 euros en limpieza

Familias y negocios damnificados por la riada del 21 de septiembre en Montefrío y Alomartes siguen a la espera de recuperar daños a través del Consorcio de seguros

Martes, 5 de octubre 2021, 00:24

La tarde del pasado 21 septiembre, cuando cesó la violenta tormenta que desbordó el arroyo Milanos y desató el pánico en Montefrío, Jesús Herrera, entró ... a su negocio de catering y comprobó, con estupor, que estaba, literalmente, enterrado en fango. Los hornos, los robots de cocina, el menaje, los congeladores, las furgonetas de reparto... La riada se lo había llevado todo por delante. «Lo primero que pensé fue de esta no salimos, no volvemos a trabajar en un año», recuerda el propietario del catering HyR.

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Se equivocaba. Aún se sorprende de haberlo conseguido pero han vuelto a funcionar en un tiempo récord. Han trabajado a destajo retirando barro y sin darse tregua ni para llorar y aunque las huellas del desastre están aún muy presentes en el exterior del recinto, el interior vuelve a ser un negocio donde huele a cocido casero y se preparan menús para dar de comer cada día a 300 personas, entre dependientes, pequeños de guarderías o usuarios de residencias.

«El negocio estaba como para tirar la toalla, destrozado. Los primeros cinco días fueron de maratón, trabajamos día y noche y sin descanso tanto la familia, como los amigos y los vecinos, sin ellos no lo hubiéramos conseguido», resume agradecido el propietario del catering. La solidaridad de sus vecinos no ha bastado para volver a subir la persiana. Además, Jesús Herrera ha tenido que tirar de ahorros y reponer «a pulmón» todo lo destrozado con la esperanza de que el consorcio de seguros, que cubre los bienes asegurados en este tipo de desastres, le reembolse después parte de las pérdidas, que cifran en cien mil euros.

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El catering HyR es el mejor ejemplo de cómo Montefrío y Alomartes, anejo de la localidad de Íllora, intentan recomponerse tras el golpe ha supuesto la primera tromba del otoño en Granada, que se cebó con más de un centenar de viviendas entre ambos pueblos, se llevó por delante más de sesenta vehículos y ha dejado destrozados caminos y fincas agrícolas. Dos semanas después, los ayuntamientos de ambos municipios siguen trabajando en la relación de daños con la que documentarán la petición de declaración de zona catastrófica para poder solicitar ayudas al Gobierno y mantienen las máquinas retirando barro en las zonas afectadas.

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El Ayuntamiento de Montefrío ha cifrado en más de tres millones de euros los daños causados en viviendas, caminos y cosechas por la gran tromba de agua y granizo que cayó el pasado 21 de septiembre sobre el municipio, donde los más de 60 litros por metro cuadrado caídos en apenas unos minutos obligaron a cortar carreteras y arrastraron numerosos coches.

Pozos y piscinas

En Íllora se acumulan 50.000 euros en facturas de gastos de limpieza y en Montefrío superan ya los cien mil. Además de arreglar calles y caminos, ambos ayuntamientos han ayudado a los vecinos más perjudicados con maquinaria para sacar barro de sus viviendas. «También Aguasvira, la del servicio de agua, ha colaborado para limpiar imbornales y la Junta nos envió efectivos del Infoca para las calles», explica el alcalde de Íllora, Antonio Salazar. Otras seis máquinas excavadoras y cinco tractores con pala llevan dos semanas trabajando sin descanso en Montefrío para quitar barro y el Ayuntamiento también está colaborando con las familias damnificadas, ayudándoles a pagar los camiones bomba para limpiar pozos y piscinas.

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El teniente de alcalde de Montefrío Agustín García Moreno cuenta que han tramitado una veintena de solicitudes de ayudas de viviendas que no estaban aseguradas y que intentarán acceder a la línea que mantiene abierta el Gobierno para este tipo de desastres naturales. Unas subvenciones de hasta 15.000 euros que tienen restricciones, ya que cubren exclusivamente daños en enseres del interior y en el caso de que sea la única vivienda.

En el restaurante Casa Jaime, uno de los negocios que resultaron anegados por la riada en la zona de Las Angosturas de Montefrío, no confían en poder recibir ayudas. Están exhaustos pero siguen trabajando a contrarreloj, con la esperanza de poder abrir la semana que viene. «Lo necesitamos para ir facturando algo, esto es empezar de cero», comentaba ayer Jaime Cervera su dueño, mientras el técnico arreglaba la puerta automática de la entrada del restaurante y devolvía la luz a las farolas. En estas dos semanas no les ha faltado ayuda de los amigos. Tampoco a Rosa Jiménez, su vecina, que aquel día vio cómo su vivienda quedaba aislada por el agua y cómo sus perros se ahogaban sin que pudiera hacer nada por salvarlos.

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En la riada murieron además todas sus perdices y las pocas gallinas que han sobrevivido han dejado, no sabe por qué, de poner huevos. Queda aún mucho por arreglar en su casa pero Rosa no se deprime porque, al fin y al cabo, lo que hay que lamentar es dinero, no desgracias personales. «No tengo palabras para agradecer lo bien que se ha portado con nosotros todo el mundo. Ha venido hasta mi hermana de Barcelona a ayudar. Si no hubiera sido por los amigos, la familia y el ayuntamiento que nos ha enviado máquinas aquí seguiríamos en el fango», asegura Rosa, que quiere pasar página y mirar hacia adelante. «Cuando acabe todo esto vamos a hacer una fiesta para darle las gracias a todos los que nos han ayudado».

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