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Viernes, 11 de agosto 2017, 14:43
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Conrada Muñoz Herrera, de 55 años, fue la primera persona que ETA asesinó en Granada. Sucedió el 11 de agosto de 1989 mientras estaba de vacaciones en su casa de Montillana. Ese día recibió un paquete a nombre de su hijo, Dionisio Bolívar Muñoz, funcionario de prisiones, que estaba destinado en el centro penitenciario del Salto del Negro en Las Palmas de Gran Canaria. Al abrirlo, el libro-bomba explotó causándole heridas de extrema gravedad. Conrada ingresó cadáver en el hospital. La explosión también hirió a otro de sus hijos y a una sobrina.
José María Arregui Erostarbe, considerado jefe del aparato logístico de ETA fabricó dos bombas que simulaban ser libros. Por su lado, Francisco Múgica Garmendia se las entregó a los etarras del comando Itinerante de Henri Parot y Jacques Esnal para que las remitieran a los funcionarios Dionisio Bolívar y Juan Antonio Piñero. Parot, Garmendia y Arregui Erostarbe fueron condenados a penas de prisión y obligados a indemnizar a los herederos de Conrada y a dos heridos. El etarra Esnal cumpliría condena perpetua desde 1997 en Francia.
Al concurrido funeral de Conrada, celebrado en la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, asistieron el ministro del Interior, José Luis Corcuera, el director general de Instituciones Penitenciarias, Antoni Asunción, y el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Garrido.
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