El manejo del agua de deshielo se implantó en Lanjarón con más contundencia en el siglo VIII
La cultura islámica durante ocho siglos provocó uno de los mayores cambios en la configuración del paisaje mediante su particular forma de manejar el preciado líquido
Rafael Vílchez
Jueves, 18 de marzo 2021, 16:56
Una de las principales singularidades del Parque Protegido de Sierra Nevada consiste en el ancestral procedimiento de manejo del agua que realizan los campesinos de ... Lanjarón y otros pueblos de La Alpujarra. Este sistema les permite retener en el subsuelo las aguas del deshielo para así poder abastecerse y regar sus campos durante los periodos secos. La red de acequias de Lanjarón es grande y muy importante. Merece la pena conocer a fondo las acequias: Aceituno, Alta, Cecarta, Mezquerina, Nueva, Montalbán, etcétera.
Según el alcalde de Lanjarón, Eric Escobedo, «el oficio de acequiero se centra en el reparto de agua, si bien éste en su diario recorrido por las acequias atiende además a su cuidado: desbrozado de zonas, arreglando desperfectos causados por algún animal, e incluso disponiendo pequeños artificios para que protejan la acequia, como, y por ejemplo, paso de barranquera o de ganado. La elección del acequiero y de los diferentes cargos de gobierno, así como la regulación del reparto del agua y los acuerdos anuales, las lleva a cabo la Comunidad de Regantes de Lanjarón en reuniones establecidas en sus estatutos», terminó diciendo.
Mediante una densa red de canales excavados en la tierra (acequias de careo) los acequieros de Lanjarón a lo largo de los siglos han ido derivando el agua de deshielo de la cabecera del río para infiltrarla en la zona alta de las laderas. Una vez que el agua percola en el subsuelo discurre ladera abajo para, tiempo después, alimentar el río, los manantiales, acequias y fuentes.
Este sistema de manejo del agua, implantado al menos desde la conquista árabo-bereber del sur de España (siglo VIII), ha provocado una notable transformación del paisaje, donde las terrazas de cultivo y los pastos de Lanjarón, Mecina Bombarón, Bérchules, Juviles, Almegíjar, Trevélez, Lobras, Cástaras, Cádiar, Juviles, Yegen, Válor, Nevada, Ugíjar, Busquistar, Pórtugos, La Taha, el Barranco de Poqueira, Soportújar, Caratáunas, Cáñar, Órgiva, etcétera, coexisten con ecosistemas de alto valor ecológico.
Una de las acequias de careo más importantes de Sierra Nevada es, sin duda, la acequia de Trevélez. Su trazado de precisión por laderas abruptas, con estrechos pasos tallados en roca, junto con el impresionante paisaje por el que discurre, hacen que esta sea una de las visitas que a buen seguro quedará en el recuerdo de senderista que la haga. También, en el caso de Bérchules, la infiltración del agua de 'La Sima' permite que los manantiales de abastecimiento a esta bella y turística localidad dispongan de un caudal continuo durante todo el año.
De igual modo, y a modo de ejemplo, el histórico municipio de Alpujarra de la Sierra dispone de una red de acequias morunas dignas de conocer y recorrer. Muchas de estas acequias están escoltadas de castaños milenarios y centenarios. La mayor parte de la nieve acumulada durante el invierno en Sierra Nevada suele fundirse entre los meses de mayo a junio. El agua clara y cristalina de deshielo de su vertiente sur fluye en busca del mar Mediterráneo, mientras que aquella de su ladera norte lo hace por el Guadalquivir hacía el Atlántico.
En La Alpujarra el turismo de naturaleza atrae a muchísimos turistas y visitantes de todo el mundo. El Ayuntamiento de Lanjarón, presidido por Eric Escobedo, con ayuda de la Fundación Privada Lanjarón, se preocupa de reparar y tener en buen estado la red de acequias. A modo de ejemplo, el actual presidente de la Junta de Andalucía Juan Manuel Moreno es un gran entusiasta de la red de caminos rurales y acequias de La Alpujarra. Miles de personas se acercan cada año a esta tierra para conocer, entre otras cosas, los pueblos blancos (la mayoría encaramados entre laderas, sierras y montañas), la red de acequias, su cultura, monumentos, talleres, museos… términos municipales salpicados de terrazas, balates y bancales, cortijos y cortijadas, ríos, choperas, manantiales, acequias, fuentes, puentes, castaños centenarios, arquitectura, gastronomía…
Eso sí, a los pocos agricultores, pastores y ganaderos que van quedando en La Alpujarra deberían de ayudarles las administraciones para que salgan adelante y la naturaleza siga perdurando porque de lo contrario, estas milenarias tradiciones y duros trabajos en la sierra y campos de La Alpujarra, como pasa desde hace años, se van extinguiendo y desapareciendo.
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