José Ruiz: el ‘rey’ del asado a la brasa

José Ruiz Haro comenzó a trabajar en su pueblo de gañán con mulos. Después emigró a otro país para poder progresar. Cuando regresó a su patria chica compró, entre otras cosas, un camión para dedicarse durante una década al transporte nacional e internacional. Posteriormente tuvo la idea de montar un pequeño bar-restaurante, en el término municipal de Vélez de Benaudalla, junto a la carretera Bailén-Motril, que lo bautizó con el nombre de Restaurante la Brasa. Para hacer realidad este proyecto tuvo que acudir a un banco para que le prestara dinero con intereses altos. El comedor de entonces disponía de tan solo diez mesas. El negocio se ha ampliado en cuatro ocasiones y ahora posee 500 comensales para todo tipo de eventos.

El Restaurante la Brasa sirve platos de cocina tradicional española, entre ellos una variedad de carnes a la brasa elaboradas en horno moruno alimentado con leña. Los alrededores de este atrayente y envolvente lugar con un gran aparcamiento propio son ideales para practicar senderismo. La buena cocina en este establecimiento, frecuentado también por ilustres visitantes del mundo de la política, el periodismo, el empresariado, la cultura y el arte, la agricultura, las finanzas…es un placer para todos los sentidos. En este lugar son concientes de lo que supone una excelente experiencia gastronómica y por eso cuidan a sus muchísimos clientes para ofrecerles una carta completa y variada con productos de primera calidad.

En el entorno del Hotel Restaurante la Brasa se respira el olor natural del valle del Río Guadalfeo, la frescura de la mañana o la calidez de la tarde. El fundador de este complejo y su señora Encarnación hasta que se jubilaron han trabajado día y noche para poder progresar y darles un futuro mejor a sus tres hijos. Este complejo turístico marcha estupendamente y da trabajo a una docena de personas muy cualificadas y preparadas para defender el negocio de la familia Ruiz a la perfección.

Una de las cosas que más le encanta a José Ruiz Haro, es que a pesar de estar jubilado desde hace una década, cuando acude al negocio que él creó con mucho sacrificio y con la ayuda de su ‘santa’ mujer, le saluden sus viejos y menos viejos ‘parroquianos’ y como José es un hombre muy bueno, hospitalario y muy sensible, se emociona y agradece de todo corazón a todas las personas que se sigan acordándose de él. Parte del tiempo lo dedica ahora José para estar en sus fincas de aguacates porque le encanta el campo y el contacto con la naturaleza. También a este empresario y triunfador que de la nada consiguió abrirse camino y situarse, doctorado en la ‘universidad’ de la vida, le encanta estar con sus siete nietos y demás familia. José es un ejemplo a seguir que no le gusta alardear de lo que ha conseguido con mucho trabajo y honradez en su célebre establecimiento turístico. Merece la pena acudir a este lugar con excelentes vinos, para saborear los asados de cochinillo al estilo segoviano, el cordero lechal, el choto y otros deliciosos platos.