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Melocotonero seco por una plaga de piojos en una huerta de la Vega de Granada situada en el camino del Cañaveral. JORGE PASTOR

Las huellas del cambio climático en la Vega

El descenso de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas ya están transformando los veinte millones de metros cuadrados de este ecosistema agrario, más expuesto a plagas, falta de riego y cambios en los ciclos productivos

Jorge Pastor

Granada

Domingo, 9 de septiembre 2018, 01:19

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Les presento a Miguel Vílchez. Tiene 75 años. Siendo un crío, con apenas diez años, ya acompañaba a su padre, también bautizado Miguel, cuando araba ... la finca familiar junto al Camino del Cañaveral, donde termina el gris de la ciudad y empieza el verde de la Vega. Ahora, sesenta años después, Miguel sigue levantándose temprano todas las mañanas para coger el azadón y cultivar la huerta. Con esmero. Con dedicación. Con preocupación. Pocas personas, muy pocas, conocen mejor que él cómo era la Vega de Granada antes y cómo es la Vega de Granada ahora. «Llovía tanto que teníamos que esperar a que clareara, aunque fuera durante unas horas, para sembrar las patatas», recuerda Miguel. «Ahora nos sobran los días», refiere con un punto de ironía, pero también de tristeza, consciente de los peligros que conllevan los cambios en el clima, la incipiente escasez de precipitaciones y el incremento de la temperatura no sólo para la actividad agraria, de la que viven más de 50.000 familias en Granada, sino para el equilibrio de espacios amenazados por la sinrazón del hombre como la otrora frondosa, amplia y húmeda Vega de Granada.

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