La cruz luminosa y misteriosa de Lanjarón que «aparece y desaparece»

Según Clandi «aquel hecho coincidió con el fallecimiento de una joven muy devota y religiosa que rezaba mucho y que vivía donde se encontraba el espejo. Yo fui con otros críos a ver lo sucedido, nos entremezclamos entre la gente mayor. Para muchas personas se trató de un suceso inexplicable, de un prodigio de origen divino. Todo el pueblo desfiló por aquella casa que todavía existe y está habitada por la misma familia Escobedo. Allí se veía un reflejo de una cruz. Aquello fue un escándalo en Lanjarón», recuerda este vecino de Lanjarón.

El propietario de la casa que posee el misterioso espejo pertenece a Antonio Escobedo Escobedo, de 86 años de edad y viudo de Encarna Cortés. «La familia de mi suegra Encarnación era muy religiosa y rezaba mucho. Era muy devota de San Antonio y la Santa Cruz. Luisa residía en la casa donde yo vivo, en la calle Ceuta. Todo el patio de casas era de esta familia. En mi casa, mi hija Malola hace todos los años un altar en honor a San Antonio para seguir con la costumbre. La imagen del santo la guardamos en mi casa. También en mi dormitorio tengo colgado el misterioso espejo donde y hasta hace pocos años se vino apareciendo una cruz, principalmente y más visible en el mes de mayo. Yo conservo el espejo como oro en paño. Yo soy de Órgiva y trabajé en la fragua de mi padre y en Peñarroya. Yo soy muy devoto también del Santísimo Cristo de la Expiración de Órgiva. Soy hermano de esta Hermandad desde hace 45 años. Muchas personas han visitado mi casa hasta hace unos años para ver la aparición de la cruz el día de la Cruz. No se si volverá a aparecer. Cuando yo deje este mundo pasará el espejo a manos de mi familia», terminó diciendo.

La joven Samara Cortés Heredia también manifestó que «mi abuela Alejandra me contaba cuando yo era pequeña que tenía una prima hermana que se llamaba Luisa y era muy devota de la Santa Cruz. Esta familia vivía en la plazoleta de la calle Ceuta de Lanjarón. Luisa se subía al terrao de la casa y todo el día estaba rezando a la Santa Cruz. Ella estaba mala de los nervios y murió muy joven. Antes de fallecer se le apareció reflejada en un espejo la Cruz que ella tanto quería y le rezaba. Cuando sucedió este hecho todo el mundo vio la cruz. Algunas personas quisieron llevarse el espejo y la madre de mi tía dijo que el espejo no salía de su casa. Y cuando llega el mes de mayo se refleja la cruz en el espejo. El espejo está en la casa de mi tita Encarna, que ya no vive, pero su marido Antonio y su hija Manola lo tienen en el lugar de siempre», indicó.