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Distribución de agua embotellada en Alamedilla, donde llevan un año sin beber del grifo debido a los nitratos. JORGE PASTOR
La contaminación por nitratos afecta al 15% de acuíferos de la provincia

La contaminación por nitratos afecta al 15% de acuíferos de la provincia

La salubridad de los abastecimientos está garantizada por análisis y potabilizadoras, pero hay municipios, como Alamedilla, donde el consumo no es apto

Jorge Pastor

Granada

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Sábado, 9 de diciembre 2017, 01:04

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En Alamedilla, en pleno corazón de los Montes Orientales, hay seiscientos vecinos que no pueden beber del grifo. Los niveles de nitratos, un compuesto que puede provocar patologías como la lametahemoglobinemia, superan los cincuenta miligramos por litro, el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El Ayuntamiento se tiene que gastar todos los meses diez mil euros para facilitar dos litros por persona al día de agua embotellada. Las captaciones de la Sierrecilla y el Borbotón, a donde tiene que acudir Alamedilla tras quedar esquilmado el yacimiento de Gante Santerga -el Consistorio apunta a la existencia de unos pozos ilegales-, están contaminados. Sus caudales sólo sirven para asearse y lavar la ropa.

La salubridad de los sistemas de abastecimiento está garantizado. Además de las plantas potabilizadoras, los controles son continuos porque así lo exige la legislación. Y así queda reflejado igualmente en el Sistema de Información Nacional de Aguas de Consumo, que puede consultar cualquier ciudadano a través de Internet. Si los exámenes dieran positivo, se tomarían medidas correctoras de una forma automática. Es una obligación por parte de los gestores de este servicio básico, normalmente los propios municipios o empresas concesionarias.

Las comarcas más afectadas

En Alamedila el suministro no es apto desde octubre del año pasado. Hay otros dos núcleos de población en Granada, Venta Quemada (171 habitantes), un anejo de Cúllar, y Lojilla (172 habitantes), una pedanía de Montefrío, donde también se han detectado incidencias. Si ampliamos el foco, observamos que las comarcas donde se hace más patente este tema son la Vega de Granada, en la franja que comprende el Puente de los Vados y Valderrubio, los Montes Orientales y en menor medida el Norte, tal y como se desprende de los estudios que realiza el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y como se aprecia en el mapa con el que se ilustra este artículo. Los puntos negros se corresponden con pozos donde se hicieron análisis entre 2000 y 2013 y, de forma promediada, se superaban esos cincuenta miligramos de nitratos por litro. Por debajo de veinte las tasas se corresponden con los valores normales de la naturaleza. Entre 20 y 37,50 sí hay influencia de actividades humanas. Entre 37,50 y 50 hay que realizar intervenciones para reducir la tendencia. Y por encima de 50, semáforo rojo.

En cualquier caso, como asegura Juan Antonio Luque, científico del IGME en Granada, «la calidad del agua en Granada es muy aceptable». Una buena noticia si tenemos en cuenta que, a excepción de la capital, el setenta por ciento de la población se abastece del subsuelo. De hecho, comparativamente, ese quince por ciento de afectación por nitratos es sensiblemente inferior al de otras provincias y al conjunto de España, donde según las estimaciones del propio IGME, la proporción se sitúa en el veinticinco por ciento. Granada es un territorio muy montañoso y con muchos manantiales que proceden de acuíferos carbonatados -de hecho existen multitud de embotelladoras-. Pero el problema de los nitratos está ahí y, a tenor de los expertos, hay que tenerlo muy en cuenta para que lo que está sucediendo en Alamedilla siga siendo un caso aislado. La clave está en la agricultura. En la utilización de abonos y productos fitosanitarios que, por las características del terreno, terminan filtrándose en el terreno. Un buen ejemplo de ello es la Vega de Granada, donde el acuífero pasa en algunos puntos a apenas dos metros de la superficie. Una zona, además, en plena producción con diferentes tipos de cultivos. Lo mismo ocurre en los Montes Orientales, con olivares intensivos donde no existe cubierta vegetal y con un suelo arenoso muy permeable.

A todo ello hay que sumar otros factores como vertidos inadecuados procedentes de la industria o almacenamiento de materias primas sin el debido control, o el derramamiento a cauces o al terreno de efluentes urbanos con o sin tratamiento. También repercuten la inadecuada gestión de los líquidos procedentes de vertederos, el excedente de nitrógeno procedente de los fertilizantes o los cursos originados en las explotaciones ganaderas intensivas por acumulación e incorrecta eliminación de residuos.

Agentes contaminantes que obligan a redoblar los esfuerzos en depuración, con todos los costes añadidos que ello conlleva para las arcas públicas. Pero el exceso de nitratos no sólo implica riesgos para la salud de los humanos, sino que propician la generación de biomasa en los ríos que puede ser muy perjudicial para los ecosistemas y, por ende, para muchas especies animales y vegetales.

Eliminación de los nitratos mediante sistema biológico

La Diputación de Granada presentó en septiembre de 2016 un proyecto, junto a instituciones como la Universidad de Granada y empresas como Construcciones Otero, para el desarrollo de técnicas para el tratamiento de agua de consumo humano. El objetivo es demostrar la viabilidad de una tecnología de bajo coste para eliminación de nitratos y otros contaminantes, como fosfatos o pesticidas, de los acuíferos. La experiencia piloto ya se está desarrollando en Torre Cardela, en los Montes Orientales.

Para no superar los cincuenta miligramos de nitratos por litro muchos municipios desnitrifican mediante ósmosis inversa, que requiere una importante inversión y que también es costosa en cuanto al mantenimiento. Lo que se plantea desde la Diputación es la utilización de sistemas biológicos. El coste energético se reduce un setenta por ciento y el mantenimiento, un cincuenta por ciento.

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