Una vecina de la Alpujarra celebra durante tres días su 87 aniversario rodeada de su familia
La finca ecológica ‘Las Mergas de Adriana’ de Capileira ha servido de marco para festejar el cumpleaños de la lanjaronense Rosario Jiménez
Rafael Vílchez
Jueves, 1 de junio 2017, 02:56
Una vecina de Lanjarón, Rosario Jiménez Chávez, ha celebrado a lo grande y durante tres días su 87 cumpleaños rodeada de toda su familia ( ... compuesta por 67 personas) en la finca ecológica Las Mergas de Adriana de nueve hectáreas de extensión situada en Capileira y propiedad de uno de sus hijos: el célebre chef de cocina, José Luis Rosillo, propietario del restaurante El Asador de Capileira. Rosario ha demostrado su fortaleza y que la edad no está reñida con la elegancia. A pesar de su edad Rosario rebosa energía y buen humor.
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Rosario Jiménez representa todo para sus descendientes. Gracias a esta excelente mujer y a su estupendo marido, Vicente Rosillo Chávez (fallecido hace 2 años a los 85 años de edad), a sus hijos: Antonio, Mari, Chari, Paqui, José Luis y Joaquinita, que le han dado hasta la fecha 13 nietos y 3 biznietos, los enseñaron a ser responsables y disciplinados, a saber luchar dignamente ante las adversidades y el respeto y amor al prójimo. Rosario es una bendición de mujer.
Es invalorable todo lo bueno que hizo Rosario para educar a sus descendientes. Su vida ha sido placentera y muy trabajada. Rosario es una persona encantadora, talentosa e ingeniosa. A su cumpleaños también asistió el agradable y virtuoso sacerdote de Capileira, Alfonso Aguilar. Durante los tres días que ha durado la fiesta de cumpleaños, la familia Rosillo Jiménez pudo degustar varios corderos y cochinillos al horno, embutidos, quisquillas, migas con sardinas, calamares, cazuela serrana (a las cuatro de la mañana), ensaladas capilurrias, entre otros manjares.
También, y entre otras cosas, se celebró el cumpleaños de la entrañable señora de José Luis Rosillo, llamada María Encarnación Gallegos Sánchez y nacida en Capileira hace 53 años. Rosario recibió muchos besos y abrazos de su familia y una preciosa cadena de oro, y su nuera, María Encarnación recibió, como regalo de manos de su marido un impresionante reloj de oro. También, el párroco de Capileira ofreció a Rosario un cuadro de la Virgen de la Antigua, y a José Luis Rosillo le entregó un pequeño cañón, porque a los vecinos de Lanjarón les llaman también cañoneros desde que lecharon ferozmente contra los franceses en el Cerro de los Cañones.
Rosario se conserva como una rosa de mayo. Cuando joven emigró con su marido a Alemania para poder prosperar y al cargo de sus hijos se quedó su santa madre María. Después, cuando regresaron a Lanjarón, Vicente Rosillo, encontró trabajo en la empresa Aguas de Lanjarón. Vicente nunca dejó de trabajar en sus fincas porque le encantaba la agricultura y acudir al campo con su dócil burra para transportar la cosecha que Rosario se encargaría de vender en la entrada de su céntrica morada. Pocas personas tienen un corazón tan hermoso y caritativo como el de Rosario.
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