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La vegetación seca rodea uno de los pozos construidos en los noventa para situaciones de sequía.

La sequía obliga a extraer agua de los pozos de emergencia desde el 1 de mayo para regar la Vega

En lo que llevamos de año hidrológico apenas han caído 250 litros, lo que ha obligado a reducir ya las dotaciones para la agricultura

Jorge Pastor

Lunes, 29 de mayo 2017, 02:23

Treinta y siete grados a la sombra. La máxima de ayer. Granada enfila ya la recta final de la primavera con unos umbrales de temperatura ... que, según los históricos, se sitúan ocho grados por encima de lo normal en estas fechas. Se echan ya encima los meses más calurosos y también los más secos del año, más allá de tormentas y chubascos dispersos como los que se prevén para los próximos días. Pero entramos también en la época en que debido precisamente al ambiente seco extremadamente seco, la demanda de agua es mayor.Hay que tirar de lo almacenado y ahí es donde se atisba un panorama cuanto menos inquietante. Los pantanos de Granada están prácticamente doce puntos por debajo de los niveles de hace un año y en el caso del riego, por ejemplo, hay que acudir a recursos alternativos para garantizar los volúmenes que permitan a los agricultores sacar adelante sus explotaciones. Desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) confirman que están funcionando desde principios de mayo cuatro de los sondeos que se construyeron en los noventa ante situaciones de emergencia así reza en los propios carteles fijados en estas perforaciones, situadas en la misma entrada de Huétor Vega. Según el acta de la Comisión de Desembalses de la CHG, celebrada a finales de abril, se autoriza el bombeo de mil metros cúbicos por hectárea desde estas instalaciones.

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