El refugio de las hadas

La erosión modela las tierras rojas del Negratín para crear chimeneas de fantasía únicas en el mundo | Al noreste del pantano una serie de formaciones geológicas efímeras crean paisajes en los que queda escrita la evolución del clima y sus efectos

Juan Enrique Gómez

Viernes, 19 de agosto 2016, 01:03

El viento silba entre las retamas y los espartos que crecen en terrenos abrasados por el sol y el avance del desierto, donde la vida ... parece imposible y los que desde la profundidad de las ramblas, de las barranqueras de cauces secos, emergen singulares murallas de tierras rojas, almenadas a base de elementos pétreos, que a modo de castillos jalonan las colinas de aglomerados arcillosos, de margas sueltas, yesos y calizas. Crean un paisaje extraño, sugerente y único, los badlands, que se extienden a lo largo del noreste de la provincia de Granada, entre Guadix, Baza y Huéscar, pero en esa enorme extensión de malas tierras y cárcavas, algunas estructuras geológicas se convierten en singulares, casi únicas en el mundo y aportan elementos de fantasía, misterio y ciencia. Se llaman chimeneas de hadas, y se antojan elementos visibles del universo en el que habitan criaturas mitológicas. Es un nombre en el que no solo coinciden los amantes de la fantasía, sino también geólogos y geógrafos. Las más significativas del mundo se encuentran en Capadocia, (Turquía), el Cañón Bryce (EE. UU.), y las riberas del pantano del Negratín, en la rambla del Moral, en pleno centro del altiplano de Granada.

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Se aprecian desde las orillas del embalse y especialmente al este de la carretera que desde la presa se dirige hacia Cuevas del Campo. Las quebradas de tierras de aluvión están coronadas por esas interesantes formaciones creadas por el efecto de la erosión. Parecen columnas adosadas al cerro arenoso, modeladas por el viento y la lluvia que logran disgregar y hacer caer las areniscas hasta crear caprichosas formas, que llegan incluso a separarse del resto y convertirse en verdaderas columnas. El viento arrastra las partes más blandas de la ladera, que van cayendo y convirtiéndose en material de aluvión en el fondo de los barrancos, pero las zonas más altas de las columnas erosionadas, formadas por minerales más duros, se mantienen en su lugar, lo que crea la imagen de pequeños tejados de diversas formas, como si se tratase de la protección superior de una chimenea, y en esa alegórica imagen, delata que bajo ellas se encuentran los fascinantes refugios de hadas. Algunas de estas columnas llegan a tener decenas de metros hacia el interior de la tierra. Con el tiempo, la erosión logra hacer caer también las partes altas y la chimenea de hadas desaparece, mientras el proceso continúa con otras a su alrededor. . ()

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