Edición

Borrar
La carta al héroe de Lanjarón que sacrificó su vida para salvar a 15 personas

La carta al héroe de Lanjarón que sacrificó su vida para salvar a 15 personas

Este es el homenaje que ha escrito un amigo muy cercano de 'Kiki', el tercer fallecido en el incendio provocado en el pub de Lanjarón. El informe oficial destaca su heroicidad: sacrificó su vida por salvar la de al menos 15 personas

ALEJANDRO MORALES

Viernes, 22 de julio 2016, 12:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Así es la vida». Uno entra en el perfil de whatsapp de Kiki Manrique y se le hiela la sangre cuando se topa con semejante frase. Como si de una maldita premonición se tratase, su estado reflejaba, refleja incluso ahora, que ya no está, una verdad tan real como injusta. Sí, así es la vida, amigo. Una gran injusticia de la que sólo pudiste formar parte durante 29 años. Los 29 los cumpliste postrado en una cama de hospital, a muchos kilómetros de tu casa, malherido, quemado, casi muerto, pero con la esperanza todavía encendida, y con tu familia y tu pueblo rotos por el dolor. El informe oficial nos cuenta lo que ya casi todos sabíamos: que tu corazón era tan grande que no dudaste en dar tu vida por salvar la de otros. 15 vidas, 15, que pudieron salvarse gracias a que tú decidiste arriesgar la tuya, pudiendo haber escapado. Tu acción te convierte en un héroe y siempre perdurarás en la memoria de Lanjarón.

Kiki era camarero en el Pub Nacional. Y allí estaba el fatídico 25 de junio, horas antes de 'La Pública', el día más grande del año para los cañoneros y que tú, compañero de pádel y de risas, disfrutabas como nadie. Pero Kiki era mucho más. Era hijo, hermano, tío. amigo. También regentaba el bar de la piscina municipal, que este verano, y el próximo, y el siguiente. estarán más vacíos y tristes que nunca.

Los héroes tienen reservado un palco vip en el cielo y tú ya lo disfrutas, valiente. Dice ese informe -que jamás se tuvo que haber escrito- que diste la vida por evitar un mal mayor, un mal que ha sido muy grande, sí, pero que podría haber tenido unas consecuencias mucho peores si tú no hubieras intervenido como lo hiciste. Te sacrificaste, forcejeaste con el culpable, ganaste unos segundos de oro antes de la terrible explosión. Y casi lo consigues.

«Kiki se encontraba sobre las 16.35 del pasado 25 de junio en la terraza del mencionado pub, y se percató de que entraba en el establecimiento el vecino de la pensión de enfrente con una actitud sospechosa. Pese a que pudo haber abandonado el local, como hizo la mayoría de los clientes presentes, se introdujo tras el pirómano, intentando primero arrebatarle la botella de gasolina que portaba, llegando a conseguirlo, pero ya había quedado completamente rociado de la misma, siguió forcejeando con el autor, intentando arrebatarle en el suelo el encendedor, cayendo al suelo y levantándose en al menos dos o tres ocasiones».

Este informe oficial, basado en la incontestable fuente del vídeo de las cámaras del local, relata la acción heroica de una persona que, como demostró el fatal día de los hechos, era todo corazón.

«Es de destacar el gran valor que mostró al enfrentarse al autor, pese al evidente e inminente peligro que se avecinaba», finaliza el escrito. Un valor que también sacaron el día de los hechos numerosos cañoneros valientes, que no dudaron en, como Kiki, o como Antonio, otra víctima injusta e inocente de esta barbaridad, jugarse el tipo para evitar males mayores.

Kiki logró salir del pub por su propio pie, pero se derrumbó en la misma puerta. Fue atendido allí mismo, en un soportal cercano. Se le podía ver tumbado, agotado, tapado hasta el cuello pero con su rostro intacto. Sus ojos claros estaban abiertos como señal de victoria y por doquier recibía palabras de ánimo. Él pedía agua. Un helicóptero lo llevó a Málaga y, cuando a los pocos días estuvo lo suficientemente bien como para aguantar un traslado, otro se lo llevó a Sevilla, el mejor sitio donde, dicen, puede estar alguien que ha resultado gran quemado. Los amigos lo protegieron al máximo, a él y a su familia. Filtraron la información todo lo que pudieron para evitar habladurías sin sentido en el pueblo. Todos sabíamos que si salía adelante sería lo más parecido a un milagro. Pero todos confiábamos.

Casi un mes más tarde del fatídico San Juan 2016, la madrugada del día 20 de julio, a eso de las 3, su corazón dejó de luchar. Su pueblo llora ahora la sinrazón de una vida noble y joven perdida demasiado pronto. San Juan ya nunca será igual. Ni La Pública.

Pero el cielo se fortalece con la llegada de un héroe de leyenda. Un campeón. Lo mismo que casi todas las veces que jugaba al pádel con su inseparable Dani como pareja.

Nunca te olvidaremos, amigo. Gracias por lo que hiciste. Cuida de los tuyos desde ahí arriba.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios