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Francisco Solier y Carmen Rodríguez, en su huerta.
Un amor sin fecha de jubilación

Un amor sin fecha de jubilación

Francisco Solier y Carmen Rodríguez, de Acequias, cumplen 65 años de matrimonio

RAFAEL VÍLCHEZ

Lunes, 7 de diciembre 2015, 02:11

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Son los abuelos de Acequias y llevan juntos 65 años de feliz matrimonio. Francisco Solier Carmona nació en 1927 y su esposa Carmen Rodríguez Sánchez vino al mundo en 1925. Francisco y Carmen se conocen desde que eran pequeños. Mientras él sigue cultivando su huerta y haciendo espuertas y cuerdas con esparto del monte, ella realiza las tareas de la casa, cuida las gallinas y confecciona prendas de lana. Francisco y Carmen reconocen que siguen muy enamorados y que permanecerán juntos queriéndose y respetándose mucho hasta el fin de sus días.

Francisco Solier no pudo ir a la escuela y comenzó a trabajar en el campo siendo un niño para ayudar a sus padres Manuel y Adelina. Se libró de hacer el servicio militar por la avanzada edad de su progenitor.

A la edad de 23 años Francisco se casó con Carmen Rodríguez y tuvieron tres hijos que le han dado nueve nietos y un biznieto. Emigró a Francia para trabajar en la agricultura y ambos aseguran con orgullo que enseñaron a los suyos a ser honrados, trabajadores y cumplir la palabra dada. Cuando Francisco era joven había en su pueblo mucha más gente que ahora, escuelas, casa consistorial, varias tabernas, una tienda de todo un poco, dos molinos de aceituna y dos de harina, entre otros 'equipamientos'.

Además de en la agricultura, trabajó también con pico y pala en la construcción de la carretera de Acequias y en la colocación de los postes del tendido eléctrico de su pueblo. Los vecinos de Acequias estuvieron muchos años sin luz eléctrica por temor a que les pasara lo mismo que a uno de sus vecinos que murió al tocar los cables de la luz que estaban tirados en la calle donde residía su novia. Francisco solía ir con una bestia a moler grano al molino del 'Sevillano', convertido hace unos años en museo y centro de estudios del agua, y además llegó a ser alcalde y juez de Acequias. Los viajes en otros tiempos los realizaba con bestias y en el tranvía que salía de Dúrcal en dirección a Granada capital.

Carmen Rodríguez también empezó a ayudar a sus padres, Pedro y Matilde, siendo niña. Su madre le enseñó a cocinar y con su abuela Eloísa, una modista muy afamada en el Valle de Lecrín, aprendió a coser y a realizar el ajuar de novia. Carmen ha trabajado muchísimo en el campo. Esta entrañable mujer recuerda cuando un maestro de escuela adquirió el primer televisor que entró en Acequias, y cuando acudían a las fiestas de San Antón las bandas de música de Nigüelas y Dúrcal hospedándose en su casa el músico José Vílchez Valero, hijo de Ramón 'El Sillero' de Dúrcal.

Los regalos de una rica

También a Carmen no se le olvida cuando su padre y su marido fueron alcaldes del pueblo en distintas fechas y cuando en Semana Santa una mujer muy rica y con muchas posesiones dentro y fuera de Acequias, doña María de Blanes y Zayas, regalaba un pan a cada mujer y a cada niño le daba un bollo de aceite, una naranja y una onza de chocolate.

Eran otros tiempos. Acequias fue municipio independiente hasta 1967 que se fusionó con Talará, El Chite, Murchas y Mondújar para formar el municipio de Lecrín, al que se uniría más tarde Béznar.

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