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Vista de la localidad de Tablate, que ahora se encuentra sin residentes permanentes.
El pueblo solitario

El pueblo solitario

Tablate, el pueblo del Valle de Lecrín que llegó a tener en otros tiempos 2.000 almas, se ha convertido en un pueblo fantasma porque se ha quedado completamente solo

RAFAEL VÍLCHEZ

Miércoles, 4 de noviembre 2015, 01:06

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Hoy es solo un pueblo solitario y fantasma situado en la comarca del Valle de Lecrín. Nadie habita en él a diario. Tablate fue un gran lugar que llegó a tener en sus mejores tiempos dos millares de almas, tres molinos de aceite y dos de grano, dos centenares de casas, una iglesia consagrada a Santiago, una biblioteca, un cementerio, dos mesones, tres ventorrillos, cinco pastores y más adelante una gran venta y cerca de ella la ermita de la Virgen de las Angustias (que sigue existiendo junto a la antigua carretera y Puente de Tablate). Ahora el aspecto de Tablate es desolador. El abandono, la emigración y las penurias rurales han dejado al pueblo sin vecinos.

Tablate también tuvo su propio Ayuntamiento y Cuartel de la Guardia Civil frente a la iglesia. Desde hace años en este pueblo dependiente del municipio de El Pinar ya no hay la alegría de las bodas, festejos y bautizos ni las penas de los fallecimientos. El último vecino que fue enterrado en Tablate fue hace 44 años. Tablate, un pueblo con mucha historia que en enero de 1492 presenció el triste cortejo de Boabdil acompañado de su mujer Moraima, su madre Aixa y Aben Comixa camino de la Tahá de Andarax (en la Alpujarra) contempla ahora su propia muerte. Solo existe una casa en perfectas condiciones y otra en reparación.

Antonia Chaves (ya fallecida) fue una de las últimas inquilinas de Tablate que al fallecer su esposo Antonio se trasladó a vivir al cercano pueblo de Béznar. El padre de Antonia, llamado Francisco, siempre residió en Tablate y murió con 107 años. El pueblo por aquellos entonces era como una gran familia. Eran los tiempos en las que las casas y fincas de Tablate pertenecían a doña Alejandrina que era marquesa, para la que los agricultores trabajaban a las 'tres partes' que consistía en lo siguiente: cuando el campesino recogía la cosecha, dos de las tres partes eran para los dueños y la restante para el labrador. Cuando se celebraban las fiestas de Santiago solían acudir vecinos de Béznar, Ízbor, Lanjarón, Órgiva, Talará, El Chite y Pinos del Valle.

Bajo la dinastía nazarita Tablate experimentó un gran desarrollo agrícola e industrial (tejidos de seda, molinos harineros y aceiteros y cerámica). En la sublevación de los moriscos contra Felipe II, los sublevados rechazaron en el puente árabe de Tablate (antiguamente realizado con tablones, de ahí su nombre) a las tropas mandadas por Diego Quesada y el conde de Tendilla, que consiguió después pasarlo y penetrar en 1568. Al siguiente año volvieron a ocuparlo los moriscos por medio de un recio ataque que con muertes de unos obligó a otros a refugiarse en la iglesia de Tablate, donde perecieron quemados con el edificio; otros fueron socorridos por el capitán Álvaro Manrique que derrotó completamente a los moriscos con 140 infantes y 200 caballos.

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