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Manuel Pedreira
Jueves, 28 de agosto 2014, 00:44
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Durante todo el mes de agosto, alrededor de los 5.000 funcionarios de la Policía Nacional destinados en las provincias de Málaga, Jaén, Almería y Granada trabajan bajo el mando de Jesús Redondo Sanz, un segoviano nacido en Madrid en 1961 que sustituye hasta septiembre a Francisco Arrebola, jefe superior desde mediados de 2012.
Hijo de guardia civil, el comisario Redondo sabe muy bien que la vida nómada va cosida al uniforme de policía como un distintivo invisible, pero inevitable aunque, a veces, gozoso. Jesús lleva en Granada desde finales de marzo. Después de pasar 18 años en Barcelona como inspector, el ascenso a comisario lo llevó a Fuerteventura, donde trabajó otros 13 años como comisario jefe en Puerto del Rosario. Su promoción a comisario principal lo puso en la rampa de salida para ocupar un destino de mayor responsabilidad y, finalmente, fue designado jefe regional de operaciones de Andalucía Oriental.
Jesús ya conocía la ciudad, pero solo como turista. «La clásica visita de un par de días para ver la Alhambra», reconoce, pero añade que su traslado a Granada lo recibió como la mejor noticia posible. Además, en Granada se ha reencontrado con un viejo compañero policía con quien coincidió en su etapa barcelonesa: Francisco Arrebola.
Con el actual jefe superior de Andalucía Oriental ya trabajó codo con codo así que el 'traspaso' de poderes entre uno y otro para los periodos vacacionales (ya se estrenó en Semana Santa) ha sido sencillo. «De todos modos, en la Policía Nacional se trabaja mucho en equipo, así que no hay, o no debe haber, ningún problema cuando el jefe no está. Es más, hay quien dice que esto funciona a pesar de los jefes», bromea.
El mes de agosto no se distingue por ningún delito en concreto aunque suelen repuntar las infracciones relacionadas con el turismo y la llegada de inmigrantes. En Andalucía, las costas se refuerzan con más efectivos, además del operativo especial para el paso del Estrecho que, en el caso de la mitad oriental afecta especialmente a Almería y Motril. «También hay que estar pendiente de los 'vips', aunque muchos vienen con su seguridad propia. Al menos nos informan de cuando llegan y del tiempo que se van a quedar», precisa.
Zona segura
Hurtos, robos y algún que otro fraude son las figuras delictivas más habituales en estos meses, aunque el comisario Redondo insiste en que la zona bajo su mando es segura y no ofrece especiales complicaciones. «Espero que la carpeta que le deje al jefe con las novedades sea lo menos abultada posible», apunta.
Los turistas son víctimas fáciles para los 'malos'. «No conocen la zona, están más relajados y se confían más», indica Jesús, que detalla la complejidad que supone investigar este tipo de delitos. «Nuestra misión -subraya- no es solo detener al posible autor, sino cumplir con todo lo necesario para que, llegado el momento, se pueda celebrar un juicio. Por este motivo, tenemos que actuar con mucha rapidez para tomar las declaraciones y efectuar las pesquisas porque a lo mejor el turista se marcha al día siguiente».
Cuando comenzó su trabajo de policía, delitos como los robos en viviendas o en el interior de vehículos eran muy usuales en el periodo estival. Ahora, la tipología ha cambiado y el principal desafío son las nuevas tecnologías. «El trabajo ahora es más complejo, pero no más difícil», resume el comisario Redondo, que a pesar de que ahora lleva adelante investigaciones largas y complejas, confiesa que nunca se sintió tan satisfecho de su labor policial como cuando esclarecía delitos 'menores' en sus inicios. «La verdad es que la calle se echa de menos», confiesa.
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