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La puerta de los moriscos

La puerta de los moriscos

Olvidado entre los tajos del barranco, el puente de Tablate marca aún la entrada de la Alpujarra y el último bastión nazarí del Reino de Granada

Juan Enrique Gómez

Jueves, 7 de agosto 2014, 01:22

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La vista se pierde entre la oscuridad y la maraña de zarzales y matorral que puebla la drástica pendiente que forma el curso del barranco de Tablate. Solo se percibe el sonido de los pájaros y el agua que se intuye en la profundidad del abismo situado a un centenar de metros más abajo. Caminar por la estrecha calzada bordeada por pretiles de cantos rodados, es franquear la verdadera puerta de la Alpujarra, la ruta de los moriscos, el paso estratégico para el control de un territorio cuyo nombre en árabe significa indomable.

Cinco siglos después de las primeras referencias históricas de esta puerta obligada en el Camino Real de la Alpujarra, sobre el largo y profundo barranco de Tablate hay cinco puentes, dos de ellos son los modernos viaductos de la A-44, con 174 metros de longitud, uno para cada dirección en la autovía de la Costa, y otros tres que se ubican un centenar de metros más arriba junto al puente nazarí, el construido a finales del siglo XIX para salvar el barranco en la carretera a Motril, junto a la ermita de las Angustias, que evitó el paso por la vieja construcción árabe, y otro más moderno que pasa justo sobre él, a una altura de 30 metros, que es la nueva carretera hacia Lanjarón y entrada a la Alpujarra.

El puente nazarí está oculto, pero la construcción de la autovía permitió que el Ministerio de Fomento acometiese su restauración en el año 2003 y que pueda ser un elemento histórico para disfrutar y conocer uno de los lugares trascendentales en la historia de la Granada medieval, encuadrado en un paisaje donde la biodiversidad de ribera, tajos y roquedos, se hace patente con una simple mirada. Se oyen los cernícalos, anidan aviones roqueros. Hay parejas de collaba negra que con su cola blanca se sitúan en los salientes rocosos y los cables de tendidos eléctricos, y zorros, que se mueven entre los cortados por pasos que ya fueron utilizados por pobladores prehistóricos hace más de cuatro milenios.

Quienes circulan por la vieja N-323 y, tras pasar el puente del siglo XIX, lo hacen junto a la pared cortada a modo de trinchera en la roca, que llega desde la ermita hasta el antiguo cruce de acceso a la carretera de Lanjarón. En esa pared se observa lo que los geólogos conocen como Serie del Mioceno del barranco de Tablate, con conglomerados de bloques de rocas metamórficas del Tortoniense, que muestran la tierra de hace 10 millones de años.

(Reportaje completo, fotogalería, ¿Dónde está? ¿Cómo llegar? Coordenadas de situación, vídeos y fichas de fauna y flora en Waste Magazine)

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