Un año de prisión por usar una tarjeta de movilidad reducida falsa en Granada
El documento levantó las sospechas de dos agentes cuando el vehículo del acusado estaba estacionado en un aparcamiento reservado en la calle Doctor Azpitarte
La picaresca al volante no tiene a veces límites. Como ejemplo, el caso de un granadino que ha sido condenado a un año de prisión ... y al pago de una multa de 2.700 euros por exhibir en el salpicadero de su turismo una tarjeta de movilidad reducida falsa. El documento levantó las sospechas de dos agentes, el 29 de abril de 2019, cuando el vehículo se hallaba estacionado en un aparcamiento reservado para personas con este tipo de limitación, en la calle Doctor Azpitarte de la capital.
Un informe pericial de la tarjeta, realizado por la Sección Técnica de Investigación Documentoscópica de la Policía Judicial de Tráfico de la Policía Local de Granada, sacó de dudas a aquellos dos agentes. Concluyó que el documento en cuestión había sido elaborado «enteramente por medios de reproducción digital a color, imitando las características y menciones de una tarjeta auténtica para hacer uso de ella indebidamente».
Ilícito
El ilícito cometido es una falsedad en documento público u oficial cometida por particular, y acarreará a este conductor, ya no solo un año de cárcel, sino contar a partir de ahora con antecedentes penales. Para la justicia, este granadino cometió una ilegalidad con alcance penal porque simuló un documento de manera que indujo a error sobre su autenticidad. Pero la Policía, como es consabido, no es tonta.
En la tarjeta falsificada venía un nombre distinto al del propietario del vehículo. Era el del dueño de la verdadera tarjeta, quien declaró como testigo en el juicio. Dijo que él sí tenía reconocido el derecho a a hacer uso del documento en cuestión, y que le había facilitado una copia del original al acusado para que la colocara en su vehículo, «dado que se habían desplazado ambos en el automóvil hasta el hospital próximo al lugar donde quedó estacionado». Iban a hacer, según agregó, una visita a la madre de uno de ellos.
La Policía Local de Granada determinó que el documento simulado era «una reproducción digital y plastificada»
La sentencia dictada por la Audiencia en este asunto, fechada el 19 de mayo, desestima el recurso que el procesado interpuso contra su condena y, por ende, se confirma su culpa. Avala así el castigo que le impuso un juzgado de lo Penal de la capital (el 5), pues aquella tarjeta «resultó ser una reproducción digital y plastificada de un documento aparentemente original, del que solo difería en la tonalidad y ausencia de brillos del holograma y la intensidad del color del lugar en donde se ubica el símbolo de accesibilidad». El tamaño era casi igual: la anchura, idéntica, pero tenía dos milímetros menos de longitud.
Titularidad
El acusado manifestó en un primer momento a los agentes que la tarjeta era de su madre. Como estaba a nombre de un varón, se desdijo a continuación y apuntó que era de su tío. Pero, al no corresponder los apellidos, terminó por reconocer que se la había dejado un amigo, a la vez que garantizó que este no tardaría en personarse en el lugar del estacionamiento. En el juicio, se escudó en los «nervios» para justificar por qué dijo tres cosas distintas sobre la titularidad del documento.
Aquel día de abril en el que este conductor fue 'pillado' con la tarjeta falsa para aparcar donde no podía, los agentes estuvieron un rato esperando en la calle a que apareciera el amigo del acusado. No acudió nadie, por lo que avisaron a la grúa –precisa el fallo– para que se llevara el coche, no sin antes requisar la tarjeta para su examen técnico. El acusado podía pedir la suspensión de ejecución de la pena al ser el castigo menor a dos años y no tener antecedentes.
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