«No sé qué sádico cree usted que soy, nunca imaginé ni pensé en matarlo»
El principal acusado por el crimen del empresario y militar jubilado de Calahonda pide su libre absolución y asegura que no recuerda nada
ideal
Lunes, 14 de febrero 2022
Primera sesión del juicio contra dos individuos acusados de asesinato y robo con violencia a un oficial del Ejército español jubilado y asesor inmobiliario. Los ... hechos ocurrueron en Calahonda el 11 de noviembre de 2019. Los dos acusados comparecieron en la sala con los grilletes puestos. El presunto ideólogo, supuesto ejecutor del crimen negó los hechos, y alegó un problema «de estrés traumático» que le ha hecho olvidar todo lo ocurrido aquella tarde en el piso de la víctima. Compareció vestido con un traje gris, zapatillas de deporte y corbata de color gris, roja y azul. «No sé qué sádico cree usted que soy, nunca imaginé ni pensé en matarlo», contestó el principal acusado a una pregunta de la fiscal que le pedía explicaciones sobre cómo mató a la víctima, quien tenía 74 años en el momento del crimen.
Este individuo reconoció haber mantenido una relación sentimental de «siete años» con la expareja de la víctima con quien vivió en Benalmádena, Logroño, Alemania, Bélgica y Francia en esos años. La fiscal le preguntó si tanta movilidad fue quizás, «¿por los impagos en los pisos de alquiler que ocupaban?» A lo que el acusado contestó, no. «Yo trabajé en una consultoría militar y hacía mucho trabajo de campo», contestó para justificar tantos cambios de residencia.
Este acusado negó conocer a la víctima y explicó que solo coincidió con él «treinta segundos» en 2017 cuando «fuimos a dejarle a los hijos de ella». La víctima y la expareja de este acusado tenían dos hijos en común.
Agente de la CIA
El relato de los hechos mantenido por la fiscal asegura que el principal acusado conoció al otro implicado en un albergue de Motril y le propuso ir a cobrar una deuda a una persona de Calahonda. Una vez en el portal de la vivienda, le conminó a subir al piso del fallecido y presentarse como agente de la CIA. Así logró colarse en la vivienda, para acto seguido abrir la puerta al principal implicado quien le pidió dinero para pagar un supuesto rescate por un secuestro de sus hijos. Ante la negativa de abonar ni un céntimo, presuntamente la emprendió a cuchilladas contra la víctima hasta matarlo de 39 puñaladas, dos de ellas en el corazón.
«Tengo entrenamiento militar desde los catorce años, yo nunca lo hubiera matado así, ese crimen fue una chapuza»
Sin embargo, el principal acusado asegura que él fue la víctima de una primera agresión con un objeto por parte del ahora fallecido, lo cual lo dejó «inconsciente» y cuando despertó el asesinado «ya estaba muerto». Este individuo, en prisión provisional desde finales de noviembre del año 2019, aseguró con tono firme en el juicio: «Tengo entrenamiento militar desde los catorce años, yo nunca lo hubiera matado así, ese crimen fue una chapuza».
El relato de la fiscal narra que, tras ser asesinado, limpiaron de sangre la vivienda, así como las tijeras y el cuchillo utilizado. Envolvieron a la víctima en una manta y lo arrojaron a un jardín ubicado a 80 metros de la vivienda, donde fue descubierto en la mañana del 12 de noviembre. Este acusado fue detenido el 22 de noviembre de 2019 en Irún, por la Ertzaina (policía autónoma vasca), cuando estaba a punto de pasar a Francia con el coche robado a la víctima. Su defensa ha pedido la absolución de su cliente por la enajenación mental sufrida cuando fue atacado por la víctima.
El otro acusado negó haber participado en la muerte del militar jubilado, aunque reconoció que estaba en el piso cuando sucedieron los hechos. «Fui a la cocina a por agua y desde allí escuché ruidos, cuando volví al salón lo vi (al otro imputado) con un cuchillo en alto encima del muerto. Pero yo no lo vi matarlo», advirtió este otro acusado para quien su abogado ha pedido su absolución.
Hay ADN y huellas de los dos detenidos en la escena del crimen. También hay contradicciones entre lo declarado en la fase de investigación e instrucción por los dos acusados y lo dicho ayer en la sala de vistas de la Sección Primera de la AudienciaProvincial de Granada.
La fiscal pide 27 años de cárcel para cada uno de los imputados; 22 años por asesinato y 5 por un robo con violencia, además de indemnizaciones económicas para los hijos del finado.
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