Las trabajadoras marroquíes manipulando espárrago en las instalaciones de Agroláchar, antes de marcharse sin cumplir su contrato en origen, que les obliga a volver a su país. IDEAL
Empleo

Las primeras temporeras marroquíes contratadas para el espárrago en Granada se fugan

El Gobierno ha revocado los permisos de trabajo y residencia a seis mujeres que abandonaron su puesto en la cooperativa Agroláchar y ahora están en situación irregular en el país

Domingo, 21 de mayo 2023, 00:06

Los problemas de falta de mano de obra que sufre el campo granadino llevaron este año a las cooperativas del espárrago, que ven de forma recurrente cómo se les quedan desiertas las ofertas que publican en los servicios públicos de empleo, a poner sus esperanzas en un proyecto piloto para traer, por primera vez, temporeras de Marruecos. La experiencia de la contratación en origen, sin embargo, no ha salido bien en Granada: llegaron siete trabajadoras marroquíes y seis se marcharon sin decir adiós, cuando no llevaban ni una semana manipulando el espárrago en la cooperativa Agroláchar.

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Las mujeres que fueron contratadas en origen, después de un largo y complejo proceso que ha liderado la organización agraria UPA, estaban alojadas en un albergue preparado para ellas por la cooperativa de Láchar pero no solo no se han quedado hasta terminar la campaña del espárrago, sino que han incumplido la principal condición de este modelo de contrato de trabajo, que les obliga a regresar a su país de origen una vez finalizada su labor.

La cooperativa y la organización agraria UPA tuvieron que poner en conocimiento de la Policía Nacional la marcha de las trabajadoras marroquíes y el Gobierno ha procedido a la extinción de sus permisos de trabajo y residencia por abandono del empleo, por lo que ahora mismo se encuentran en situación irregular en el país y si se las localiza se iniciará el procedimiento de expulsión, según informan a IDEAL fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Granada.

La subdelegada del Gobierno, Inmaculada López Calahorro, ha lamentado que se haya utilizado como vía para entrar en España y quedarse de forma irregular este programa «que brinda todas las garantías laborales y lucha contra la pobreza» y que funciona desde hace años con plena consolidación en otras provincias como Huelva.

De hecho, la experiencia de UPA Huelva con las contrataciones en origen para las campañas de fresa y frutos rojos fue la que llevó a UPA Granada a trasladar el modelo a Granada para el espárrago.

Y no ha sido un camino fácil. Los trámites de las contrataciones en origen comenzaron el pasado año y fueron gravosos, ya que implican numerosos pasos tanto con el Gobierno como con la Junta que tiene que constatar, a través del SAE, que las empresas no logran cubrir esos puestos con personal nacional. Además, UPA Granada tuvo que llevar a cabo los trámites para lograr los visados, incluyen gestiones como la obtención de los certificados de penales. La ayuda de UPA Huelva fue fundamental, ya que las cooperativas de espárrago granadinas tiraron de la bolsa de empleo de esta provincia y se evitaron el trabajo del proceso de selección de candidatas sobre el terreno, en Marruecos.

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Con este modelo de contratación en origen, las empresas sufragan los costes del viaje, transporte y alojamiento y se encargan también de facilitar la acogida y el alojamiento durante los meses de campaña.

Iban a venir 150

La idea inicial era contratar a 150 trabajadoras para la campaña del espárrago en Granada, la mayoría para la cooperativa Los Gallombares de Loja y una decena para Agroláchar.

Sin embargo, la burocracia que conllevan los permisos de empleo y residencia de las trabajadoras, que prolongaron su llegada hasta el pasado 4 de mayo y la sequía que ha acortado la campaña del espárrago, han supuesto importantes obstáculos para proceso. Al reducirse el trabajo y con la campaña ya en su recta final, Los Gallombares optó por no contratar a las trabajadoras marroquíes, mientras que en Agroláchar sí siguieron adelante con la contratación en origen, para ensayar la experiencia y tener el rodaje para años posteriores.

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La cooperativa construyó un albergue en sus propias instalaciones con habitaciones, con cocina y sala de estar que estrenaron las siete trabajadoras marroquíes que llegaron el 4 de mayo. Además invirtió 1.069 euros en los gastos del viaje y las tasas que asumen para traer a las trabajadoras que, por supuesto, tienen las mismas condiciones y salario que las nacionales.

Solo una de las siete hablaba un poco de español, por lo que hacía las veces de traductora con sus compañeras, además contaron con una ONG para el proceso de acogida. Las mujeres comenzaron a trabajar en la nave manipulando del espárrago y a los tres días, en la cooperativa se llevaron la desagradable sorpresa de que tres de sus nuevas empleadas marroquíes se habían marchado, abandonando el albergue sin dar explicaciones. Cuatro días después, otras tres siguieron el mismo camino y no se presentaron a trabajar, dejando solo a una en el albergue de Láchar.

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Esta trabajadora marroquí, que sí estaba dispuesta a cumplir con su contrato, ha sido trasladada por UPA Granada hasta Huelva, donde una empresa la ha empleado para la campaña de la fresa.

Preparativos en Agroláchar para acondicionar el albergue ante la llegada de las temporeras y abajo, un momento del traslado a Huelva de la única trabajadora que quedó, acompañada por personal de UPA en Granada. IPepe Marín y IDEAL

«Han sido meses de gestiones, el trabajo de la Subdelegación del Gobierno ha sido impecable, hemos tenido un hilo directo con ellos y han estado muy preocupados en todo el proceso. También los compañeros de UPA Huelva se han portado de manera extraordinaria. Es una pena que se han dado una serie de circunstancias que han hecho fracasar el proceso como que la campaña venía muy corta, probablemente si hubieran tenido trabajo garantizado para varios meses no se hubieran ido», valora el secretario provincial de UPA Granada y gerente de Agroláchar, Nicolás Chica.

El 7% en Huelva

Las fugas de temporeros de países africanos, que aprovechan los contratos en origen para entrar de forma legal en España, en lugar de poner en riesgo su vida con viajes en patera, y luego permanecen en el país como inmigrantes irregulares, suponen apenas un 7% de los casos de los miles de trabajadores que traen todos los años para las campañas de la fresa, según datos de UPA Huelva. «En muchos casos están engañadas por mafias que les prometen que pueden trabajar en otro sitio», esgrime Chica. Aprovechando la entrada legal a país, se empadronan en algún municipio con la esperanza de poder regularizar su situación en el país pasados dos años.

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«Nos quedamos con lo bueno de esta experiencia en tanto que nos ha permitido ensayar una herramienta que puede ser útil ante las necesidades del campo granadino. Hemos aprendido que hay que comenzar lo trámites mucho antes y también puede que probemos para las próximas campañas con trabajadores suramericanos», concluye el secretario general de UPA Granada.

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