Piden multa de 5.400 euros para una mujer por inventarse un puñetazo de su ex
El juez que absolvió al hombre de darle un golpe consideró que la acusada pudo articular un proceso penal contra él con el fin de dañarle «severamente»
J. I. C. es granadino y durante dos años llevó la etiqueta de presunto maltratador sin serlo. Su expareja y madre de sus hijas ... le denunció por un supuesto puñetazo que ni un juez de lo Penal ni la Audiencia creen que se haya producido realmente. Por eso ahora la justicia devuelve el golpe a la mujer, que tendrá que sentarse en el banquillo de una sala de vistas por haber denunciado, presuntamente en falso, malos tratos. La fiscalía pide que sea condenada a 5.400 euros, mientras que J. I. C., de 48 años, está tratando de personarse en la causa como perjudicado.
La mujer ha sido procesada recientemente como presunta autora de un delito de acusación y denuncia falsa. Según la documentación del asunto a la que ha tenido acceso este diario, el órgano que lleva la causa es el Juzgado de Instrucción número 3 de Granada, que el pasado 10 de enero decretó la apertura de juicio oral contra ella.
J. I. C. llegó a estar detenido y a enfrentarse a un año de prisión por un delito de lesiones que no cometió. Fue absuelto el 28 de octubre de 2016 por el juez de lo Penal 2 de Granada, que no consideró acreditado que el día 1 de junio de 2015, sobre la una de la madrugada, en el domicilio de ambos el acusado golpeara a su esposa con el puño cerrado ni que la empujara.
En su sentencia, el magistrado llegó a subrayar que existían «diferentes circunstancias» que apuntaban a la probable comisión de un delito de denuncia falsa. Sospechaba que la denunciante había podido «articular un proceso penal contra su expareja», con el fin de dañarle «severamente» en el marco del conflicto matrimonial desatado. Estaban en trámites de separación.
Uno de los extremos que escamaron al juzgador, cuya sentencia fue confirmada por la Audiencia de Granada el 11 de abril de 2017, fue que la denuncia y el parte médico se emitieran casi dos días después de los hechos, sin que los médicos observaran en el ojo derecho de la mujer una lesión compatible con un violento puñetazo. Lo único que hizo el hombre aquella noche fue quitarle el coche a su mujer, un vehículo de alta gama que estaba en la puerta del domicilio. Para ello, no llegó a entrar en la casa, sino que llamó a una grúa y se lo llevó, dejando en el buzón a su excónyuge las llaves de otro vehículo familiar.
Se da la circunstancia de que el caso ha llegado a las puertas de juicio sin que el exmarido de la acusada haya tenido opción, según denuncia el propio perjudicado, de personarse como acusación particular. Ha sido denegada su personación. IDEAL ha tratado de recabar sin éxito un pronunciamiento del juzgado al respecto.
Ahora ha presentado un incidente de nulidad de actuaciones. En su escrito, su representación letrada asegura que «no consta»» que se haya realizado ofrecimiento de acciones ni ninguna otra notificación o emplazamiento a su cliente «como perjudicado y víctima del delito investigado», por lo que cree que se ha podido atentar contra su derecho a una tutela judicial efectiva.
Por su parte, el abogado que lleva la defensa de la acusada indicó ayer a este diario que ya ha realizado su escrito de disconformidad con los cargos que se han formulado contra su cliente. El letrado pide «la libre absolución» y detalla que la procesada «niega totalmente» haberse inventado el puñetazo. «Cuenta con un parte de lesiones», recordó, a la vez que subrayó que su único error, a su juicio, fue que tardó dos días en acudir al médico.
«Era un auténtico monigote en un teatro»
Su discurso rezuma impotencia, pero no pierde en ningún momento los papeles; es la educación en persona. J. I. C. rememora como un mal sueño todo lo que ha tenido que vivir hasta demostrar su inocencia y se queja de lo que está viviendo ahora también, pues el juzgado, según afirma, sólo acepta que declare como testigo o se persone como «acusación popular», pero no como perjudicado. Y él se siente –y mucho– perjudicado por la supuesta «denuncia falsa» por la que ha sido procesada su exesposa. Le recrimina haber actuado así, pues lo considera «una falta de respeto y apoyo para todas aquellas mujeres que sí son víctimas ciertamente de la violencia de género, que realmente son a las que hay que proteger, y no a las que mienten –añade– y ponen denuncias falsas para obtener un beneficio económico y dañar a sus parejas».
J. I. C. se ha sentido «jurídicamente abandonado» porque el sistema judicial lo primero que hizo fue privarle de libertad y tratarle en los juicios como si fuera «un auténtico monigote en un teatro». También se ha sentido «socialmente marginado», debido a las «mentiras» que afirma que dijo sobre él su mujer a su entorno laboral, social y familiar. Confiesa haber estado «personalmente hundido por ser tratado con rechazo, como un delincuente, «sin haber hecho nada». Además, se ha visto arruinado, fuera de su casa, con una orden de alejamiento y teniendo que pasar una pensión. Al hablar de su faceta de padre, añade que «tenía dos hijas», pues la madre, dice, se ha encargado de ponerlas en contra suya pese a que él siempre –garantiza– será su padre. Su relación con ellas, afirma, es nula.
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