Piden hasta 26 años de cárcel al autor confeso de un crimen tras una riña de tráfico en Pinos Puente
Tanto la fiscalía como la familia de la víctima acusan al procesado de asesinato, mientras que la defensa cree que fue un homicidio
Sucedió tras una discusión por un aparcamiento que tuvo el peor de los finales. La riña, protagonizada por dos vecinos de Pinos Puente en febrero ... del año pasado en la calle Capitán Casado de ese municipio, culminó con un disparo mortal de escopeta. Lo efectuó Francisco B. F. y la víctima se llamaba Valentín A. L. e iba acompañado de su mujer y su hijo cuando comenzó la trifulca. Los hechos han sido calificados como asesinato por las acusaciones pública y particular, mientras que la defensa considera que se trató de un homicidio. El procesado, que se encuentra en prisión preventiva, se enfrenta a penas de prisión de hasta 26 años de cárcel.
Ese es el castigo que pide en concreto la acusación particular que ejerce la familia del fallecido, que atribuye al procesado, además del delito de asesinato, otro de tenencia ilícita de armas. Por el primero reclama 25 años de encierro, mientras que por el segundo solicita un año más. Los mismos ilícitos contempla en los hechos el fiscal, aunque solicita una pena menor: 16 años por el delito de sangre y 18 meses más por la posesión sin permiso de la escopeta. En total, el ministerio público, que tiene en cuenta como atenuante que el procesado confesó el crimen ante la Guardia Civil, pide 17 años y medio de prisión.
El juicio aún no tiene fecha, pero se desarrollará en la Audiencia Provincial de Granada, donde según las fuentes del caso consultadas por IDEAL, ya se ha remitido la causa para que se señalen las sesiones. El asunto se ha tramitado en el juzgado de Instrucción número 9 de la capital granadina y será enjuiciado por un jurado.
Este diario ha tenido acceso a los escritos de todas las partes, de los que se desprende que el procesado admite haber disparado a Valentín. Lo confesó, de hecho, en el cuartel, tras efectuar aquel disparo mortal. Por eso, el tribunal popular habrá de determinar, entre otros extremos, las circunstancias que rodearon y pudieron influir en su acción. Asimismo, sus miembros habrán de analizar si Francisco disparó a su contrario de forma sorpresiva y sin que tuviera posibilidad de defenderse (alevosía).
«Déjame, que te pego un tiro»
En su relato, la acusación particular explica que no era la primera vez que Francisco, de 48 años, aparcaba su vehículo, «de tal manera, que obstaculizaba el normal tránsito de los automóviles por aquella vía» . Inidica así que dos días antes, el 6 de febrero, Valentín ya le había llamado la atención y pedido que retirase su vehículo del lugar en el que se encontraba. Ambos empezaron a discutir y, según esta parte, el acusado finalizó el desencuentro dirigiendo a Valentín la siguiente frase: «Déjame, que te pego un tiro».
Aquella supuesta advertencia, según esta parte, no se quedó ahí, ya que entre las 15.15 y las 15.30 horas del 8 de febrero, Francisco, presuntamente «preparado para ello» y «con un plan preconcebido para acabar con la vida de Valentín, lo esperó, armado «con una escopeta recortada y una pistola».
En su escrito de conclusiones provisionales, esta parte sostiene que llevaba ambas armas «escondidas entre su ropa» y que el procesado esperó a su víctima en las inmediaciones de la misma calle donde tuvo lugar la discusión. Valentín, de 31 años, llegó con su mujer y su hijo, de 8, en coche. Iban a visitar (algo que solían hacer) a un hermano suyo. El tiro se produjo cuando la víctima se bajó del vehículo después de que lo hiciera su mujer y observara a Francisco empuñando un arma. El disparo fue «a menos de un metro de distancia». La muerte fue inmediata.
Trastorno
Aunque el fiscal considera, al igual que la acusación particular, que hubo alevosía, pide un castigo menor al entender que su confesión posterior debe apreciarse como atenuante y, por ende, imponérsele menor pena. El ministerio público revela en su escrito que el acusado, en el momento de los hechos, tenía diagnosticado «trastorno de pánico con agorafobia, ansiedad, probable coeficiente intelectual límite», a la vez que hace mención a episodios concretos derivados de sus padecimientos y a consumo de ciertas sustancias. No obstante, no cree que ese día los tóxicos o su trastorno hubieran disminuido su capacidad de entender lo que hacía. En cuanto a la indemnización, el fiscal pide distintas sumas para su mujer, hijo, padres y cuatro hermanos. El total que reclama asciende a más de 334.000 euros.
Enemistad
La defensa asegura que entre víctima y acusado había «una relación de enemistad» y que mantenían «constantes» enfrentamientos verbales. En esas discusiones, se cruzaban, según esta parte, «amenazas de muerte» e incluso «se exhibían armas , tanto de fuego como armas blancas».
En su relato, señala que la noche antes del crimen, Francisco bebió alcohol y tomó drogas además de su medicación y que, al levantarse, vio en la pared y persiana de su habitación «tres agujeros de disparo», por lo que pensó que «había sido Valentín».
Ya el día 8, cuando se hallaba «paseando a su perro» por las inmediaciones de su casa vio a Valentín y supuestamente este «intentó atropellarlo». Eso fue «la gota que colmó el vaso», indica la defensa, a la vez que enfatiza que su cliente se armó «un acto irreflexivo e impulsivo, presa de las emociones que no puede controlar». Por su trastorno mental y por haber confesado, pide que la pena sea de 7 años y medio de prisión (7 por el homicidio y seis meses más por la tenencia ilícita de armas). Y si no se aprecian todas las atenuantes que plantea, solicita que se le imponga diez años y medio de encierro.
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