Los petrodólares del rey Fahd se vierten en el verano marbellí
AQUEL VERANO DE 1999 ·
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AQUEL VERANO DE 1999 ·
Amanda Martínez
Granada
Sábado, 1 de agosto 2020
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En los veranos de antaño, la realeza saudí desembarcaba en Marbella en busca de un refugio dorado. Así era desde que, en los años 70, el Rey Fahd descubrió en estas costas un retiro para su descanso. Su llegada siempre venía precedida por una gran expectación, y no era para menos, el oro del rey se repartía por la ciudad: solía reservar lujosas villas y centenares de habitaciones en los hoteles más exclusivos desde Marbella a Estepona para su séquito, una flota de coches de lujo estaba movilizada para sus desplazamientos y, para velar por la delicada su salud, médicos contratados a precio de oro aguardaban en el Hotel Los Monteros cualquier indisposición del rey que tenía reservada una planta en el hospital comarcal por si fuera preciso. Los restaurantes y comercios de la ciudad se preparaban para atender a la familia real saudí que llegó a gastar 90 millones de euros en sus vacaciones marbellíes, que solían prolongarse dos o tres meses. Una propina, en realidad, teniendo en cuenta que la revista Forbes llegó a valorar su fortuna en 30.000 millones de dólares.
La última visita del Rey Fahd a Marbella se produjo en 2002. Entonces ocupó su palacio Mar Mar, una ostentosa mansión cuya fachada es una réplica de la Casa Blanca estadounidense y que había reformado en el año 2000, unas obras faraónicas que le costaron unos 120 millones de euros y en las que trabajaron sin resuello más de un millar de personas. Fahd murió en 2005. El actual monarca de Arabia Saudí, Salman bin Abdulaziz, conoce bien Marbella, pero ha trasladado a Marruecos su descanso estival.
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