Un peluquero de Granada, condenado a pagar 7.000 euros a un menor por abrasarle con un tinte

IDEAL ha tenido acceso a la sentencia, fechada el 20 de octubre, dictada por la magistrada del Juzgado de Primera Instancia número 6 de Granada, Montserrat Peña, que ha estimado parcialmente la demanda formulada por el menor (en realidad por su madre). En ella, su progenitora reclamaba al profesional una indemnización por los «daños y perjuicios» causados a su hijo, que acabó en Urgencias con el cuero cabelludo abrasado.

El juicio contra el peluquero se celebró el pasado 7 de octubre. El asunto ha acabado en los juzgados porque, según las fuentes consultadas, el titular de la peluquería se negaba a hacer frente a las consecuencias lesivas sufridas por el menor. Por eso lo ocurrido terminó en una demanda, en la que se reclamaban los daños personales en aplicación del baremo de tráfico, que es el único existente.

En su resolución, que puede ser recurrida ante la Audiencia, la jueza estima la reclamación respecto de los daños personales reclamados conforme al citado baremo. Su señoría determina la responsabilidad del peluquero, y ello pese a que este sostuvo en su defensa que «durante todo el tratamiento siguió el procedimiento diligentemente».

La madre del crío, que ha estado representada por el abogado Joaquín Perales Puertas, del despacho Perales Abogados, reclamaba cerca de 9.700 euros, pues sólo por el daño moral solicitaba 3.000 euros. La jueza acepta que lo hubo, pero fija la indemnización por ese concepto en 500 euros.

Fue el 26 de diciembre de 2017 cuando el niño acudió al establecimiento del peluquero ahora condenado. Pidió «colocarle un tinte en la cabeza». El profesional procedió a echárselo y, «una vez iniciado el tratamiento, el menor empezó a sentirse incómodo». Comenzó a quemarle la cabeza.

El chico no se calló. Según su demanda, comunicó la sensación de quemazón al peluquero, pero este le indicó «que necesitaba que pasase más tiempo para retirarle el producto». El dolor se tornó insoportable y el menor «acudió corriendo al baño para echarse agua fría, observando en dicho momento cómo se le caía el cabello».

A continuación, se marchó a su casa y, como el cabello se le seguía cayendo, sus padres lo llevaron al hospital, donde le diagnosticaron las quemaduras de segundo grado por las que, una vez sea firme el fallo, percibirá un total de 7.192,73 euros. Para la jueza, hay una relación entre aquella coloración y las quemaduras; concluye que «las lesiones se produjeron por la aplicación inadecuada del tratamiento al menor».