Paseo sentimental y teatral por Lanteira

De La Calahorra, por ejemplo, y su enigmático y sorprendente castillo, cuyas características almenas circulares se recortan sobre el cielo desde lo alto del promontorio en el que la fortaleza asienta sus sillares. Recuerdo aquel miércoles de hace muchos, muchos años cuando no sé cómo ni por qué, nos encontramos visitando el lugar, impresionados y estupefactos por su fastuoso patio interior de mármol, de estilo renacentista. ¡Lo pasamos como los indios, con un castillo para nosotros solos!

Venimos a Lanteira con un doble propósito: conocer la localidad y disfrutar de una de las obras del XXXIX Certamen teatral del Marquesado del Zenete. Nuestra anfitriona es Ana Gámez, buena amiga desde hace tiempo y antigua alumna de mi padre en sus años universitarios. Esto empieza a ser otra tradición de estos veranos en bermudas: el año pasado, otra alumna de clásicas, Pilar, nos descubrió el increíble jardín nazarí de 'su' Vélez de Benaudalla.

Al entrar en Lanteira preguntamos si se puede ir en coche hasta la plaza del pueblo. Nos dicen que sí y, a la altura de una ermita cercana, vemos a un grupo de lugareños gesticular enérgicamente, obligando a parar a otro coche que salía por una calle perpendicular, dispuesto a cruzar por nuestra misma intersección. Con gente así de amable y atenta, ¿para qué hacen falta los semáforos?

Junto al ayuntamiento nos esperan Ana y José Juan Medina, el alcalde de Lanteira, recién elegido en las pasadas elecciones municipales. Sin perder un segundo, nos conducen hasta la sede de su club de montaña, donde se encuentra una descomunal maqueta de Sierra Nevada, con hasta 1.500 referencias geográficas, obra de Jesús Alcalá Martínez y confeccionada con la colaboración del Servicio Cartográfico de la Junta de Andalucía.

Pasamos un rato contemplando diferentes rutas y recordando travesías de antaño, de cuando éramos montañeros.

Por ejemplo, las subidas hasta el Picón de Jeres, el 3.000 más oriental de Sierra Nevada, desde el refugio del Postero Alto, y la posterior bajada junto al río Alhorí, en invierno, cubierto de hielo. En la maqueta se encuentra hasta un recordatorio del avión que se estrelló en la zona el 8 de marzo de 1960, lo que provoca una cascada de recuerdos de la posterior misión de rescate, impulsada por la Guardia Civil.

El Torreón

Seguimos paseando sin prisas por un pueblo tranquilo y amable, muy bien cuidado. Los vecinos aprecian a Ana y a José Juan, comentando a cada paso mil y una anécdotas con ellos. Pasamos por diversos restos históricos, como el Torreón, del tiempo de los árabes y, posiblemente, parte de una alquería. Se trata de un edificio de notables proporciones que, restaurado, depararía un estupendo museo, centro de interpretación o edificio de utilidad comunitaria, pero hacen falta fondos. Muchos fondos. Sale a colación la cuestión de la Granada vacía mientras seguimos con nuestro paseo, aprovechando para visitar hermosos tinaos y antiguos corrales a la vez que recordamos la tradición torera de la localidad y los encierros del mes de septiembre.

Nos entretenemos en las calles blancas pespunteadas de flores y feraces macetas y entramos en la iglesia, donde ensaya el coro de la localidad. ¡Qué maravilla de artesonado mudéjar! Un tesoro excepcionalmente conservado que, con su decoración geométrica dibujada en vivos colores sobre la madera, merece una buena y pausada visita. Antes de ir al teatro reponemos fuerzas en la Posada del Altozano, un precioso alojamiento rural con vistas extraordinarias. La conversación nos lleva de las setas y los níscalos que se pueden encontrar en otoño a los colores de la vegetación del llamado 'Bosque Encantado' de la Dehesa del Camarate.

Y vuelve a salir a colación la Granada que se va quedando vacía, de la merma de habitantes en la comarca del Marquesado y de algunas iniciativas empresariales, como el cultivo de lechuga.

El colegio de Lanteira donde se celebra el Certamen de teatro se llama Camilo Camús Garzón, en memoria de un maestro de la localidad cuyos denodados esfuerzos por ayudar en sus estudios al alumnado ha dejado huella. Como bien dice Ana, ¿habrá algo más bonito que un colegio llevando el nombre de uno de sus maestros más comprometidos?

Treinta y nueve años de teatro en el Marquesado. Compañías de cinco pueblos participando: Albuñán, Alquife, Huéneja, Dólar, La Calahorra y Lanteira. Obras muy distintas entre sí. A nosotros nos toca disfrutar de una comedia de enredo muy divertida con ecos a Woody Allen: 'Claro y Clara no se aclaran', un canto a la tolerancia y a la diversidad. Y a la necesidad de no dejarse llevar por los prejuicios.

Molinos y senderos

Es noche cerrada. Toca regresar a casa. Hacemos propósito de regresar a Lanteira en otoño para descubrir los antiguos molinos harineros y recorrer sus senderos. Nos vamos bien pertrechados de melocotones recién cosechados y, reconozco, me asalta una idea loca: acercarme de nuevo a la localidad el 25 de agosto, para hacer el mini trail de la Carrera por Montaña del Zenete. 14 kms y 500 metros de desnivel positivo. El trail –25 kilómetros y 1.050 metros desnivel positivo– debe ser una pasada, pero es algo impensable para mis maltrechos pies. Si volviera a entrenar…

En el camino de vuelta a Granada, al pasar por Alquife, mi Cuate Pepe se acuerda de cuando funcionaban las minas y la RENFE tenía trenes funcionando las 24 horas del día, moviendo mineral. Lo habíamos hablado con Ana, también. ¡Cuánto daño le hizo a la comarca el cierre de aquellos yacimientos mineros! ¿Los volveremos a ver nuevamente en funcionamiento alguna vez?