«Hasta que no pase una desgracia no van a darse cuenta de lo que sufrimos»

«Lleva toda la mañana diciendo que nos va a matar a todos», cuentan. Un niño añadía: «Yo he sido el primero de mi casa en escucharlo, ya estaba despierto para listo para irme al cole». Ni él, ni su hermana, ni su madre, ni la mayoría de los presentes habían podido comer. Eran las 15.00 horas y no pudieron entrar a sus pisos hasta media hora después. Esperaban a una distancia prudencial del lugar, donde las autoridades les indicaron. «Estamos muy agobiados, tenemos miedo de perderlo todo», aseguraba un grupo de vecinas.

El hombre, dicen los residentes, es «problemático». «Hasta que no pase una desgracia no van a darse cuenta de lo que sufrimos», explican. Apuntan que el hombre supuestamente había estrellado el coche esa mañana, llevándose por delante una señal de ceda al paso, y había salido a la calle «en calzoncillos, pidiendo que lo atropellen». «Lo que más nos preocupa son las mascotas, tenemos perros y gatos», señalaba una vecina. «Nuestro perro está en la cocina, que pilla lejos del piso en el que está el hombre, así que esperamos que esté ahí a salvo», comentaba otra familia. La hija pequeña de otra mujer necesitaba tomar su medicación, guardada dentro del piso, pero no podía acceder.

Junto a ellos esperaba un grupo de pintores que habían sido contratados para adecentar las paredes del garaje. Estaban trabajando cuando la Guardia Civil les indicó que debían salir. Se quedaron con los trajes manchados de pintura blanca y la incertidumbre de no saber si podrían retomar su labor. Afortunadamente, sobre las 15.30 horas la actuación había concluido y reinaba de nuevo la normalidad en La Zubia.