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Las obras en el solar del demolido hotel Montecarlo causan un colapso en Puerta Real
Bomberos descartó daños estructurales en edificios colindantes que hubieron de ser desalojados mientras la Policía Local mantiene cortado el tráfico en la zona
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Con su característico humor cáustico, el escritor José Ladrón de Guevara siempre ha defendido que el 'Kilómetro cero' de la 'malafollá' está en Puerta Real, ... en pleno corazón de la capital granadino. Y lo cierto es que los acontecimientos se empeñan en darle la razón. Ayer, sin ir más lejos, quedó de manifiesto que la humedad de las aguas subterráneas del río Darro –el mismo que reventó en 1951 y originó un auténtico 'tsunami' en Puerta Real– estaban minando los cimientos del futuro 'cuatro estrellas' que se construye en el solar que dejó libre el hotel Montecarlo, lo que causó un notable colapso en la zona. Los Bomberos, tras examinar la situación con detenimiento, se vieron obligados a desalojar dos edificios colindantes para conjurar el riesgo de derrumbe de la estructura del nuevo establecimiento hostelero. En concreto, tuvieron que dejar sus hogares unas quince familias residentes en los números 40 y 48 de la Acera del Darro. Eso ocurrió alrededor de las siete de la tarde. Tres horas después, y una vez que los Bomberos –que fueron los encargados de dirigir y ejecutar las maniobras para garantizar la seguridad de las personas– constataron que no había peligro, los evacuados pudieron volver a sus pisos.
Los comercios situados en las cercanías del solar que ocupaba el hotel Montecarlo tuvieron que cerrar sus puertas.
Además, los agentes de la Policía Local cortaron el tráfico en ambos sentidos en la Acera del Darro, que es la calle a la que daba la fachada principal del viejo Montecarlo –el inmueble estaba ubicado en la confluencia de la Acera del Darro con Puente de Castañeda–.
Como es natural, el dispositivo de seguridad despertó gran expectación. Es imposible que un suceso que ocurra en una zona tan transitada y sensible como Puerta Real pase desapercibido.
Avisaron los obreros
Fueron los propios obreros que trabajan en la construcción del hotel de cuatro estrellas los que se percataron de que la humedad, presumiblemente procedente del tramo en el que el río Darro discurre por subsuelo embovedado de la ciudad, estaba limando la base que sostendrá el futuro inmueble, una circunstancia que entrañaba un peligro cierto de derrumbe de los cimientos, lo que, a su vez, podría afectar a las viviendas aledañas. Esa fue la razón principal que empujó a la Policía Local a cortar la circulación en los dos sentidos de la Acera del Darro. En este sentido, los Bomberos, que tuvieron un papel principal en todo el operativo, constataron que el paso de los vehículos –especialmente, los pesados– podía contribuir a un eventual desastre.
La previsión de los servicios de emergencia era restablecer el tráfico en dirección a la Gran Vía durante la noche de ayer, mientras que el otro carril permanecerá cortado, presumiblemente, a lo largo de la mañana de hoy.
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Inyectar hormigón
Tras analizar el problema, los Bomberos concluyeron que era necesario inyectar hormigón en los cimientos 'debilitados' por la humedad, una tarea que los trabajadores emprendieron de inmediato.
Los Bomberos también inspeccionaron los muros del número 50 de la Acera del Darro y del cinco de la calle San Isidro, después de que uno de sus habitantes alertara de que habían aparecido grietas que los vecinos vinculaban a las obras en el solar del Montecarlo. Los expertos no descartaron esa posibilidad, pero indicaron que las rajas no suponían un riesgo para la estabilidad de los edificios, según explicó el jefe de los Bomberos, Gustavo Molino, que estuvo desde el primer momento supervisando el operativo en el lugar de los hechos.
El viejo hotel Montecarlo fue demolido una madrugada del mes de agosto del año pasado. En junio, el Ayuntamiento había concedido la licencia para el derribo y la posterior construcción de un nuevo alojamiento de cuatro estrellas.
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La desaparición del establecimiento no estuvo exenta de polémica. Varios colectivos vincularon el hotel a la figura de Federico García Lorca y pidieron paralizar el proyecto al considerar que fue la vivienda a la que la familia Lorca se trasladó en las primeras décadas del siglo XX para facilitar los estudios de sus hijos. El inmueble llegó a estar incluido en un borrador de lugares lorquianos pendientes de ser declarados como Bien de Interés Cultural por parte de la Junta de Andalucía, pero finalmente la consejería del ramo decidió retirarlo del mencionado listado al considerar que no guardaba una relación estrecha con la vida y obra del poeta.
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