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Uno de los puestos del mercado del belén viviente del colegio San José de Cartuja.

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Uno de los puestos del mercado del belén viviente del colegio San José de Cartuja. PEPE MARÍN

Así es el Belén viviente del colegio San José de Cartuja

La mirilla ·

El Belén viviente del colegio San José de Cartuja, una experiencia inolvidable compartida por el barrio

ENCARNA XIMÉNEZ DE CISNEROS

GRANADA

Jueves, 20 de diciembre 2018, 19:42

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Espectacular. Puede que los haya más grandes o más fastuosos pero si el calibre lo da el esfuerzo, el cariño y la ilusión, el belén viviente que ayer se podía ver en el colegio San José del barrio de Cartuja estará por mucho tiempo en lo más alto del ránking. Por lo menos hasta el año que viene que, seguro, algo más se les ocurrirá.

Inés Sola, que es profesora de Secundaria, me lo había avisado con tiempo y lo que vi respondía a las expectativas. Hasta mi compañero Pepe Marín, con sus cámaras en ristre, se dejó llevar por la magia del momento.

A ver, once imágenes de la Navidad en la que se podían ver desde escenas cotidianas como lavanderas, pescadores, panaderos o artistas del barro, hasta pastores con su rebaño. Este último, comandado por Nieves Espigares, incluía una buena colección de animales de granja a los que representaban niños y niñas de tres a cinco años. Enternecía verles realizar el sonido de la especie que cada uno representaba: desde ovejas a vacas.

Y tierna era la escena principal, el portal de Belén con la Sagrada Familia que tenía a un protagonista muy especial: un niño Jesús que contemplaba con los ojos bien abiertos todo el bullicio, y lo hacía en brazos de su madre, la Virgen María, que encarnaba Cristina Méndez ,que acunaba a su bebé de dos meses y medio, de nombre Simón -muy apropiado para las Sagradas Escrituras-. No serían los únicos, porque se repartieron ese honor con otra mamá, Inma Garrido, que llegaría después con su peque Darío, de cuatro meses.

El colegio San José de Cartuja, está a cargo de las Siervas de San José, dirigidas por Ángeles Rico; y es una congregación fundada por Bonifacia Rodríguez, que alcanzó la santidad por su trabajo por los derechos de las trabajadoras pobres. A ella se le dedicó la plaza en la que se encuentra el centro educativo y aún recuerdo cómo Laura Guillén definía a una persona, desconocida para muchos, pero que fue «una pionera de la justicia social en el s.XIX ... siendo sensible a los signos de los tiempos da una respuesta alternativa a la situación de injusticia que sufría la mujer en el mundo laboral, heridas por la injusticias, denuncia las condiciones de analfabetismo y desamparo en que se encuentran las jóvenes que iban del pueblo a la ciudad, que salen de su casa en busca de un trabajo».

De labor social saben también en un centro donde conviven veintitrés nacionalidades diferentes y que, con pocos recursos, saben dinamizar, no sólo a la comunidad educativa, sino al entorno donde se enclavan. Así que no es de extrañar que ayer fueran muchas las personas que se acercaron a ver el belén viviente del que Macarena Cerezo, como responsable de Plástica, era una de las máximas responsables. También Rosa Martínez, en sus labores pastorales estaba pendiente de todo lo que ocurría; y pude saludar también al director del centro, Ángel Martínez.

Por allí estaban jóvenes como Rafa, que encarnaba a Herodes, y Lucía, Samuel y Juana, que son de segundo de ESO; y también estaba el papá de Rocío, que se prestó junto a su hermano y un vecino, nada más y nada menos que a representar a Sus Majestades los Reyes de Oriente.

El esfuerzo de sacarlo a delante es meritorio. No faltaba un detalle de vestuario y decoración. Desde septiembre lo llevaban planteando y fue todo un éxito. Por cierto, hay otro Belén, coordinado por Desiré Martínez, que está hecho con piedras. ¿Quién dijo que todo está inventado en la Navidad? Enhorabuena.

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