Música, un cómic de Munuera y una tarjeta de discos Bora Bora

En este punto le aguardaban la subdelegada del gobierno, Inmaculada López, el presidente de la Diputación de Granada, José Entrena, y dos concejales del Ayuntamiento de Granada, María de Leyva y Ana Muñoz. De un vehículo eléctrico municipal descendió el alcalde de Granada, Francisco Cuenca. Y de otro,también oscuro, el delegado del gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.

Cárcel Baja, San Jerónimo y Plaza de la Romanilla, 270 metros de paseo en el que la comitiva presidencial apenas se cruzó con unos pocos viandantes. Y los escasos que repararon en la figura de Pedro Sánchez -que había cambiado los pantalones de traje por unos vaqueros y se había abrigado con un chaleco con respecto a los actos de la mañana-, fueron quienes disfrutaban del buen clima y de un refrigerio o un café en las terrazas de la Romanilla.

A unos metros de la entrada del Centro Lorca aguardaba Laura García Lorca. Unos segundos antes, la comitiva se detuvo a saludar a unos militantes socialistas con los que departió el presidente. Mirando a la fachada, lo primero por lo que se interesó fue por quién diseñó el edificio, obra de MX_SL Architectural Studio, integrado por los arquitectos Héctor Mendoza, Mónica Juvera, Mara Partida y Boris Bezan. Laura García Lorca le explicó que se había otorgado por concurso con una jurado en el que estaban Rafael Moneo y Alberto Campo Baeza, entre otros.

Ahí, en la puerta, Francisco Cuenca le presentó también al delegado territorial de Fomento y Cultura de la Junta de Andalucía, Antonio Granados, que disculpó la ausencia de la consejera del ramo, Marifrán Carazo, por encontrarse en otro acto en Riofrío.

Tras visitar el centro, Pedro Sánchez salió de nuevo a la calle y fue conociendo y charlando con diferentes actores del mundo de la cultura granadina que les fue introduciendo el alcalde de la ciudad. Los primeros, dos componentes de Niños Mutantes, el vocalista Juan Alberto Martínez y el bajista Miguel Haro, y el bajista de Eskorzo, José Gustavo Cabrerizo 'Pepegu'. Por allí andaba también el baterista Nani Castañeda, pero una urgente llamada de teléfono le hizo perderse el momento de la charla.

«¿Qué hay en Granada para que salgan tantos buenos grupos?», cuestionó Pedro Sánchez. «Un poco de todo», respondió Juan Alberto. «El agua», inquirió el edil Cuenca. Gómez de Celis citó a Los Planetas como posible origen de todo el indie granadino. Migue Haro replicó que «viene de antes, de Los Ángeles, diría». Sánchez trasladó a los Mutantes que, por las entrevistas que había leído de ellos, son un grupo «que os mojáis». El presidente no se refería al agua que emana de Sierra Nevada, sino a las ideas políticas de los músicos granadinos, que nunca las han escondido. Ambos le dieron la razón. «Creo que hay hacerlo», vino a decirle Juan Alberto. «El último disco que tenéis es muy bueno», espetó, como se puede ver en este vídeo:

A Gonzalo Tafalla, otro músico de la tierra al que saludó a continuación, le pidió una tarjeta de su tienda de discos Bora Bora. «¿Tenéis vinilos también?». «Sobre todo», le respondió Gonzalo. Y no solo eso, sino que también ejercen de agitadores culturales y organizan conciertos y otros actos en su interior. No en vano, está considerada por algunos expertos como una de las diez mejores tiendas de música del país.

De la música al cómic. Ignacio Cabrero, que departía con el historiador y profesor Miguel Ángel del Arco Blanco, le explicó a Sánchez que él es uno de los organizadores del FicZone, convención de cómic, animación, videojuegos y juegos de mesa. «En Granada hay muchas tradición del cómic y muy buenos creadores como Guarnido», le relató Cabrero. «Yo soy aficionado al cómic. De pequeño me gustaban mucho los de superhéroes y los de Conan«, espetó Sánchez. «Recomiéndame algún cómic», pidió el presidente. «'Zorglub', de José Luis Munuera, otro creador granadino», sugirió Cabrero.

Con Alejandro Calero, de la asociación Ool Ya Koo, supo de la afición al jazz que existe en Granada, sede uno de los festivales más señeros de España, y de los conciertos que organizan semanalmente en la Sala Lux.

De regreso a Gran Vía, en los 270 metros de paseo, repitió el mismo recorrido. Esta vez sí, algunos viandantes se decidieron a sacar los teléfonos móviles e inmortalizar su paso por Cárcel Baja. Y los más atrevidos, lanzarse a pedirle que se hiciera un selfie con ellos. Gustosamente, aceptó, con gesto acídulo de su equipo de seguridad. Con más transeúntes ejerciendo de espectadores en su marcha, el presidente del gobierno se subió al vehículo oscuro desabrochando el botón de su chaqueta con una sonrisa en la cara y se dejó llevar hasta el siguiente punto de su visita a Granada.