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Las múltiples cualidades de los jaramagos, la flor que inunda Granada
La lluvia ha hecho florecer a estas bellas plantas que inundan los campos abandonados, las cunetas y grandes zonas de la Vega de Granada y que tienen propiedades beneficiosas
Diego Quero
GRANADA
Jueves, 19 de abril 2018, 12:29
La primavera es la madre de todos los colores. Las buenas temperaturas, que este año se asoman aún con timidez, son las responsables de que ... alrededor de la ciudad de Granada exista un manto verde y amarillo que cubre campos abandonados, cunetas y zonas que antes se habían dedicado al cultivo.
Esa planta que combina el verde con el amarillo, muy conocida por los agricultores, es el jaramago y parece que este año está en cada rincón que visitamos. La razón es obvia y no es otra que la gran cantidad de lluvia que ha caído este año. Y si al agua que tiene la tierra se le suman unos cuantos días de temperaturas altas el resultado es que en algunas zonas las plantas alcanzan hasta un metro de altura. Así, los jaramagos se convierten cada año en uno de los indicadores del buen tiempo característico de la primavera. Aunque el manto no durará muchos meses, concretamente hasta el verano. Como explica Francisco Valle Tendero, catedrático de Botánica en la Universidad de Granada, «en los pocos días que hemos tenido de calor primaveral han salido todos, pero en verano se secarán, aunque enriquecerán el suelo aportando materia orgánica y el año que viene los veremos otra vez».
La moqueta de zonas abandonadas
Pero los jaramagos no solo indican la llegada de la primavera y el buen tiempo, sino que tapan zonas abandonadas. En Granada capital parece que se les ha reservado para ellas el solar que se limpió en un primer momento para la primera edición del Bull Music Festival, al lado de la Circunvalación en la salida de la Chana. En otras zonas cercanas también están presentes, en descampados baldíos que quedaron en el limbo en la época de la fiebre urbanística. Entre el Cerrillo de Maracena y la Avenida de Andalucía también se puede ver esta planta, entre calles y solares de un gran polígono que nunca llegó a ser. También cubren antiguas zonas de cultivo en la Vega, donde antes se podían encontrar cultivos de temporada como habas o tomates.
Aún así, el jaramago no suele ser demasiado molesto para los agricultores. Francisco Valle explica cómo para algunos cultivos la existencia de esta planta puede ser beneficiosa. «En el caso del olivar, que crezca el jaramago es muy positivo, ya que enriquece el suelo dotándolo de materia orgánica y además es bueno para la fauna autóctona. En la Vega de Granada puede competir con otros cultivos, pero en ningún caso es negativo aunque sí que compite con algunas especies», explica el catedrático de Botánica.
Sumidero de CO2 y sin efecto para los alérgicos
Otro aspecto positivo de esta planta tan común es el efecto que tiene sobre la contaminación, un mal que hace destacar a Granada y a su área metropolitana como una de las zonas con más polución de nuestro país. El jaramago es un gran sumidero de CO2 que atrapa mucha de la contaminación provocada por el tráfico y la industria de la ciudad. Así, resultan positivos para la salud de los habitantes, quienes tampoco se tienen que preocupar por posibles efectos que sufren los alérgicos, ya que la cantidad de polen que producen estas plantas es muy bajo y no 'viaja' con el viento.
Hay quien incluso las utiliza para cocinar o en infusiones, aunque hay que conocer las distintas variedades de la planta para saber cómo utilizarla.
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