Muere Díaz Sol, 'padre' del poderoso PSOE granadino de la Transición
El que fuese secretario general del PSOE granadino, parlamentario y senador por esta provincia, ha fallecido tras agravarse su estado de salud en los últimos días
Ángel Díaz Sol, el que fuese secretario general del PSOE granadino, parlamentario y senador por esta provincia, ha fallecido tras agravarse su estado de salud ... en las últimos días víctima de una dolencia cardiorespiratoria. Su muerte se ha producido en el hospital de Motril, rodeado de su familia. Díaz Sol, destacado protagonista de la política granadina de la Transición, ha residido en Salobreña la última etapa de su vida desde que ejerció el cargo de presidente de la Autoridad Portuaria. Casado en dos ocasiones, tenía 77 años y era padre de dos hijos.
En octubre del pasado año varios de los prohombres del socialismo granadino hablaron para este periódico en un excelente reportaje de la periodista Mercedes Navarrete con motivo del 40 aniversario del gran triunfo del PSOE en las elecciones generales, en 1982, y Díaz Sol recordaba en las que han sido sus últimas declaraciones a IDEAL, que aquel fue un momento «grandioso y único» porque se pasaba página en la historia con la apertura a la democracia. Ángel Díaz Sol vivió aquella campaña y aquel triunfo en primera línea como máximo responsable de un partido que ayudó a reconstruir en Granada a partir de 1975, primero junto a Antonio María Claret y poco a poco junto a un grupo de profesionales, la mayoría universitarios que como él aprendieron la política desde cero.
Es imposible hablar del PSOE granadino sin que el nombre de Díaz Sol salpique varias veces la conversación. Varias o muchas, porque este hombre lo fue todo y durante años el político más poderoso de la democracia granadina y de notable influencia en los círculos políticos madrileños, que entonces dirigía Felipe González. Conocido popularmente como 'el Gordo', apodo que nunca le molestó, algunos creen que en realidad le llamaban así más por su infinito poder que por su apariencia física, que también. Sea por uno u otro motivo, o por ambos, su despacho en la sede socialista de la calle Águila, muy cerca de la casa natal de Mariana Pineda, era lugar de confesiones, ruegos y plegarias donde se decidía qué tendría que pasar para estar o no en las listas o para ocupar cargos en las diferentes administraciones públicas. Entonces no se llegaba a política con todo 'aprendido de serie', y Ángel Díaz Sol fue el maestro del que muchos bebieron primero como secretario general de UGT, sindicato en el que miembro de su Comité Nacional, y sobre todo como secretario general del PSOE en una etapa en la que los socialistas copaban con mayorías absolutas alcaldías e instituciones como la propia Diputación.
Llegó a Granada con 21 años para trabajar como profesor de Biología y luego en el departamento de Genética
Nacido en Madrid en 1946, donde estudio Biología en la Universidad Complutense, llegó a Granada con 21 años para trabajar como profesor de Biología y luego en el departamento de Genética como Profesor No Numerario (PNN). Desde este colectivo mantuvo una intensa actividad y encabezó una actividad reivindicativa para reclamar la equipación de derechos salariales con los profesores titulares. Fue aquí, en el movimiento asambleario de los PNNs, donde se iba a forjar el perfil de un líder nato y fue en las numerosas reuniones en representación de las facultades en las que conoce a Curro Valls, otro de sus 'barones' que como María Izquierdo, Rafael Estrella o Antonio María Claret, fueron las mimbres que dieron forma al PSOE que ha llegado a nuestros días a pesar de 'rebeliones' (la de los catetos) o escisiones (de la que nació el Partido Comunista Marxista Leninista).
Abandera esos años el momento más intenso de la política española que se traslada a menudo a la calle y va perfilando instituciones y organizaciones sociales. Las agrupaciones socialistas eran mucho más que simple sedes de partido y se convierten en puntos de encuentro y de debate, de agitación y lucha. Todo o casi todo 'era la primera vez' y Díaz Sol se movió con habilidad para captar más de 15.000 afiliados al PSOE en la provincia, lo que explica que la campañas y dentro de ellas los mítines, congregaran a partidarios y curiosos hasta llenar plazas y pabellones. Durante estos años Díaz Sol está casado con Mariló García Cotarelo, influyente concejala de Cultura en el Ayuntamiento que presidía Antonio Jara.
El PSOE de Granada expresa su profundo pesar
El secretario general del PSOE de Granada Pepe Entrena, en nombre de todo el PSOE de Granada, ha trasladado su más sentido pésame y dolor a la familia, amigos y compañeros por el fallecimiento, a los 76 años, de Ángel Díaz Sol, exsecretario general del PSOE de Granada (la primera vez en 1978 y posteriormente de 1983 hasta 1996), diputado en el Congreso y senador, entre otras responsabilidades.
«Un destacado dirigente con una dilatada trayectoria institucional y orgánica y una figura clave en muchos momentos de este Partido, especialmente a finales de los 70 y en la década de los 80. Ángel, además, formó parte de la lista electoral por Granada en las elecciones generales de 1982, en las que Felipe González fue elegido presidente», recuerda Entrena con cariño para reconocer que su pérdida supone un golpe muy doloroso y deja un vacío tremendo en el Partido Socialista.
Una formación que se queda hoy un poco más huérfana y en deuda con esta persona querida, leal, reivindicativa y con un corazón inmenso que no dejaba a nadie indiferente, ha añadido.
«Desde su juventud, dedicó toda su vida a la defensa de la libertad y los valores socialistas. Se entregó a la política general y provincial, en la que ha dejado una huella imborrable y de la que ha sido un referente. Su nombre siempre estará ligado al de este Partido».
Curro Valls recuerda al joven universitario recién llego de Madrid, «más peleón, de otro estilo…» En el Madrid de los años 70 la movilización social estaba más avanzada y Díaz Sol lo vivió, incluso delante de 'los grises' en las protestas callejeras. Por eso cuando aterriza en Granada en 1971 como profesor «demuestra que estaba más curtido en la nueva política» y pronto se gana el respeto de los colectivos políticos y sindicales granadinos, más pasivos, quizás voluntariosos, pero más inexpertos.
En el Hospital Clínico conoció al joven doctor Antonio María Claret en lo que se fraguaría como una intensa y leal amistad que ha permanecido intacta hasta el final de sus días. «Lloro su muerte porque ha sido mi amigo del alma, mi mejor amigo; hemos compartido la pasión por la política y por la vida», asegura Claret, que lo recuerda como un «hombre vitalista, cariñoso y desprendido que siempre daba la cara, aunque se la partieran». Claret rechaza que este grandullón de sonora y contagiosa sonrisa, aspecto de bonachón, cordial y peleón en las ideas y principios, hubiese sido un hombre temido por su poder «porque en él no cabía el rencor. Cualquier tensión la cerrada con un abrazo de tío inmenso». Si se le pregunta por su legado, sostiene que ha sido el dirigente más importante del socialismo granadino en los años 80. «Logró establecer la paz y la estabilidad del partido tras su ruptura en mil pedazos cuando muchos de sus militantes lo abandonaron». Coincide en esta visión Curro Valls, quien destaca su carácter tolerante incluso con la oposición interna en el partido. «Ganábamos todos los congresos, pero no excluía a los perdedores, era partidario de la integración y de la unidad porque así las organizaciones ganan en razones y en fortaleza».
Le gustaba pisar el terreno, de ahí que se conociera a todos y cada uno de los municipios de la provincia en los que disfrutaba compartiendo una cerveza con los lugareños
Sus allegados valoran su constante preocupación por la provincia de Granada. Era el madrileño más granadino, tanto que su identidad con Granada acabó por dominar sus inquietudes y sensaciones en su desempeño político, orgánico e institucional. Le gustaba pisar el terreno, de ahí que se conociera a todos y cada uno de los municipios de la provincia en los que disfrutaba compartiendo una cerveza con los lugareños. «Los gordos son gente expansiva y cariñosa y él era muy empático con la gente», dice Claret, quien recuerda su estrecha relación con los vecinos del Sacromonte o el Albaicín, donde tenía muchos amigos, como sus compadres Juanillo o Jaime Amaya.
De su labor como parlamentario durante cuatro legislaturas consecutivas y senador en las elecciones generales del año 2000, destaca su papel para impulsar la construcción de la autovía a la Costa, la vinculación del Hospital Clínico con la Facultad de Medicina o la
declaración de Sierra Nevada como Parque Nacional. Cuando trató de explicar en Güéjar Sierra lo que suponía este proyecto vivió el momento más surrealista de su vida al ser 'secuestrado' por los vecinos en el pueblo, que consideraban perjudicial para ellos la declaración. Tuvo que salir escoltado por la Guardia Civil. «Me querían pegar y tirar por el barranco», dijo a los periodistas sobre el incidente. Antes ya había pasado por la cárcel en dos ocasiones: en 1976 durante la campaña contra el Referéndum para la Reforma Política y en 1977 con motivo del encierro de los trabajadores de Azulejera SA.
Su último papel en la gestión institucional lo desarrolló como presidente de la Autoridad Portuaria de Motril, cargo al que llegó en 2005 y en el que se mantuvo durante nueve años. Fue entonces cuando se trasladó a vivir a Salobreña, municipio en el que ha residido junto a Consuelo, su segunda esposa, a la que todos llaman cariñosamente 'Consu'.
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