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RAMÓN L. PÉREZ

La historia de la joven invidente salvada por un policía local en la vía del metro de Granada: «No tenía conocimiento del peligro»

La joven invidente apartada de la vía del metro por un policía local de Granada para evitar que fuera arrollada no fue consciente hasta ayer del riesgo que corrió

Yenalia Huertas

Granada

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Sábado, 27 de abril 2019, 00:42

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Beatriz Rodríguez, Bea para sus amigos y conocidos, tuvo que sortear ayer una de las situaciones más incómodas de su vida: ser noticia siendo periodista. Bea es invidente, tiene 27 años y es la joven a la que un policía local salvó el pasado 3 de abril, antes de las doce de la mañana, de ser arrollada por el Metropolitano de Granada tras desorientarse cuando cruzaba las vías en la zona de Villarejo, en la capital, para coger el autobús urbano.

Hasta ayer, como confesó a IDEAL, no fue realmente consciente del peligro que corrió ni sabía que su héroe sin capa, aquel hombre que la agarró corriendo para ponerla a salvo a escasos metros del metro, llevaba uniforme y fue en su día el jefe de este cuerpo policial.

«Recuerdo ese día más o menos. Tenía que cruzar para coger el 21 y me despisté, porque era la primera vez que hacía yo el cruce ese. Pasé dos vías del metro y dejó el semáforo de pitar. Entonces me quedé en mitad como diciendo ¿qué hago?, ¿sigo para adelante?, ¿me vuelvo para atrás?, ¿me quedo aquí... o me pilla el metro?», explica para cerrar su último interrogante con una risa nerviosa mientras sostiene entre sus manos el bastón plegable con el que se mueve por la ciudad.

Bea acude al encuentro con IDEAL, que transcurre en la zona de la estación de autobuses de Granada, junto a las vías del Metro, acompañada de su madre, que tiene aún el susto en el cuerpo. Su progenitora, Encarni, no sabía el alcance de lo ocurrido hasta ayer, pues para su hija, recibir ayuda cada vez que cruza o ser alertada por ciudadanos ante un desnivel, escalón, bordillo u otro obstáculo, es algo cotidiano y no había dado tanta importancia a aquel incidente, precisamente porque no se percató de que tenía el metro a escasos metros.

IDEALse reúne con Bea y su madre a primera hora de la tarde junto a su 'rescatador', el superintendente José Manuel Jiménez Avilés, ya de paisano. Durante los saludos de rigor Encarni descubre con asombro que el hombre que está con los informadores es quien salvó aquella mañana a su hija y con un sincero abrazo le da las gracias. Bea ya se las había dado a Juan Manuel cuando la agarró y la condujo de forma precipitada fuera de las vías. «No me dijo que era policía. En su momento, cuando me dejó en la parada del autobús le di las gracias pero vamos, como se las doy a cualquiera, no tenía conocimiento del peligro del que me salvó», añade la joven.

La protagonista de esta historia confiesa que el revuelo mediático generado en torno al vídeo que la Policía Local colgó ayer en su cuenta de Twitter y que fue captado por una de las cámaras del Metropolitano le genera cierto apuro. «Fatiga» es la palabra que ella emplea exactamente. «Sinceramente, esto de salir en los periódicos a mí... Será que estamos acostumbrados a hacer noticias de los demás», bromea cómplice.

No es la primera vez que Bea, que estudió Periodismo en la ESCO y actualmente se está preparando unas oposiciones de administrativo, se ha encontrado en una situación de peligro. «De peores he salido», asegura. «En una ocasión, cruzando por la avenida Argentinita para ir a mi casa, también me metí en las vías del metro. Lo que pasa es que pude salir, pero vamos venía muy cerca, muy cerca», relata. Cuando se desorientó el 3 de abril, no oyó en cambio el avance del convoy. «Lo más normal es que si cruzas las vías del metro lo lógico es que venga el metro en cualquier momento», comenta entre risas de nuevo.

«Aquel día le di las gracias y se las vuelvo a dar, porque se las di sin saber de lo que me había salvado y, ahora que tengo conocimiento, de nuevo gracias, porque si no estaría aquí contando esto... ¡Menos mal que él estaba allí!», se despide.

El relato del agente

José Manuel, que es natural de Moreda, un pueblo situado a unos 50 kilómetros de Granada, lleva 31 años en la Policía Local y también asistió ayer con cierta perplejidad al eco mediático de su hazaña. Aquella mañana se hallaba en la zona de Villarejo porque acababa de realizar un servicio en la calle Nuestra Señora de la Salud y tenía que volver a Jefatura a una reunión de trabajo importante. «Estábamos detenidos en el semáforo de Villarejo, en el cruce, en la rotonda existente en ese lugar», recuerda el superintendente, que vio entonces cómo aquella chica comenzaba a andar por un paso de peatones cruzando las vías del metro. «Notamos que no controlaba el pavimento y que le resultaba raro pisar las vías, e incluso el césped existente en la plataforma», relata. A continuación vieron cómo se desviaba un poco y se quedaba parada en las vías.

«Pienso que el conductor del metro no la puede ver, porque viene desde Caleta a Villarejo y entra en la curva, e inmediatamente la reacción es salir del coche, salir corriendo e intentar que no ocurra nada», añade Jiménez Avilés, que no paró ayer de atender a medios de comunicación locales, regionales y nacionales . «No me considero un héroe, cualquier compañero mío hubiese hecho lo mismo», concluye con humildad. Sólo admite que se siente orgullo de ser policía y de ayudar a la gente.

El vídeo de su gesta fue subido a internet por José Manuel La Chica Domínguez, el encargado de la cuenta de Twitter de la Policía Local de Granada, y se compartió una y otra vez durante toda la jornada. «Nosotros nos sentimos mucho más orgullosos de estas acciones que de una multa de tráfico que podamos poner», comenta, tras admitir que era complicado resumir en 280 caracteres un contenido de este calibre, pero su mensaje, sin duda, iba bien encarrilado.

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