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«Soy un milagro»: la nueva vida de Teo tras ser operado en Granada y perder 200 kilos

Valora poder volver a hacer cosas cotidianas como montar en coche, pasear o ir a la piscina. Y ya ve el final de su odisea particular. «Lo más duro fue la soledad del hospital, fueron cuatro meses horrorosos»

Iván Gómez

Miércoles, 21 de agosto 2019, 12:55

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Teófilo Rodríguez acabar de pasar una revisión en el hospital. Le han detectado sarcoidosis pulmonar, una enfermedad caracterizada por la acumulación de células inflamatorias que no tiene cura pero no es mortal. «Pero después de lo que he vivido, puedo con esto y más», declara el joven valenciano que el año pasado, cuando pesaba casi 400 kilos, se convirtió en noticia nacional al ser llevado a un hospital en un camión de mudanzas.

Su rutina ha sufrido una metamorfosis total desde aquel 13 de agosto de 2018: de verse muerto a volver a disfrutar de las verbenas de su pueblo, Turís:, previo paso por el quirófano en Granada «La semana pasada estuve en la discomóvil de las fiestas hasta las cinco de la madrugada, eso para mí era impensable en los últimos 10 años», explica. Ahoa es un hombre feliz. Valora poder volver a hacer cosas cotidianas como montar en coche, pasear o ir a la piscina. Y ya ve el final de su odisea particular. «Lo más duro fue la soledad del hospital, fueron cuatro meses horrorosos», afirma Teo, que llegó a pesar 396 kilos.

«Mi caso es un auténtico milagro, esto no se ha visto jamás, de octubre a diciembre perdí 100»

«Mi caso es un auténtico milagro, esto no se ha visto jamás, de octubre a diciembre perdí 100», cuenta. Los primeros meses en el hospital la báscula era una montaña rusa, perdía siete kilos y a la semana siguiente engordaba diez a causa de las retenciones de líquidos. Gracias al diurético que empleó comenzó a perder peso y llegó a bajar de los 200.

Desde el alta, su vida «ha sido un reto», asegura. A principios de diciembre y ayudado por un andador dejó el hospital, y para la cena de Nochebuena ya caminaba sin ayuda. «Después de estar postrado en una cama durante ocho meses, verme caminando fue increíble», proclama. A Teo el sistema no le ha puesto fácil su reinserción social y agradece a su familia y amigos el esfuerzo que han hecho por él. «Aún estoy esperando el piso adaptado que me prometieron. Nos tiraron como perros de servicios sociales, no me han facilitado ni psicólogos ni fisioterapeutas», denuncia Teo, al que ofrecieron una rehabilitación en la que tenía que desplazarse él a diario al hospital con los problemas de movilidad que acumulaba.

«Después de estar postrado en una cama durante ocho meses, verme caminando fue increíble»

«Tuve que alquilar una furgoneta que me costó 120 euros para hacer trámites en servicios sociales para que luego sólo me paguen 47 euros al mes por ser una persona con dependencia». Teo se emociona al hablar de su hermana Débora, la cual ha tenido que contratar a un psicólogo que le cuesta 60 euros la sesión para controlar los ataques de ansiedad que le ha provocado este asunto.

 Teo compró una pequeña piscina para refrescarse y hacer ejercicio en su terraza. Además, su tío le ha diseñado un vallado para que lo utilizara como soporte y poder caminar alrededor de su jardín. «Gracias a estas cosas ahora soy medio independiente», asevera. En la piscina, Teo hace ejercicios de piernas y brazos, utiliza pesas y se refresca en estos meses de verano.

De enero a mayo perdió un total de 35 kilos a base de ejercicio y dieta. Desde mayo, tras ser sometido a una operación en Granada en la que se le hizo un bypass gástrico se le extirpó la vesícula biliar, ya ha perdido otros 70 kilos. Actualmente pesa 190 kilos y su objetivo es adelgazar a 100 para mayo del año que viene. Una vez alcanzado esa meta, su propósito es volver al mundo laboral. «Prefiero ganarme el sueldo con un trabajo a que me den una pensión mensual», afirma Teo. Recuerda con tristeza y rencor todo lo sufrido hace ahora justo un año. «No sé cómo no morí ese día, me metieron en un camión de mudanzas durante siete horas sin ningún tipo de ventilación, tiraron a mi familia del hospital y se negaron a darme la asistencia que necesitaba», rememora.

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