El miedo al apagón mundial arrasa con las linternas y otros productos en las ferreterías en Granada

Concretamente, establecimientos como eléctricas o ferreterías son los que más lo están notando. Un vendaval diario agota sus existencias cada día ante el temor de que la luz, el agua o el gas se agoten de la noche a la mañana.

«Está ocurriendo lo mismo que al principio de la pandemia, cuando el abastecimiento de mascarillas o guantes higiénicos se consumió de un día para otro. Estamos sobrepasados», cuenta Juan de Dios Pérez a IDEAL. Este dependiente abre las puertas de la ferretería Santa Clotilde, una de las muchas que reciben a diario en Granada numerosas peticiones de productos de supervivencia en caso de apagón.

Linternas, focos, hornillos, bombonas de gas de usar y tirar... Material generalmente de acampada que se ha transformado en elementos salvavidas para muchos granadinos que han comenzado ya a diseñar su kit de emergencia en caso de caída energética. «A lo largo de cada jornada son varias las personas que vienen y que nos piden este tipo de productos. Les notamos esa preocupación por el apagón, algo que es normal viendo todo lo que hemos pasado», confiesa.

Sobre el mostrador Juan de Dios nos muestra todo el arsenal. Sofisticados mecanismos a pilas para iluminar una habitación entera, potentes linternas portátiles, un camping gas que cabe en un maletín... «Uno de estos tendría que estar en todas las casas, por si algún día no funciona la vitrocerámica o falla la corriente», afirma el dependiente, que añade que, aunque están especializados en fontanería y cerrajería, están experimentando una liquidación constante de estos productos.

«Antes, con un par de hornillos aguantábamos cuatro meses en la tienda. Ahora, no nos duran ni una semana. Son constantes los viajes que hacemos al almacén a reponer el stock. Hoy habéis tenido suerte de que ha llegado un camión y nos ha traído esto. Si no, no podríamos enseñaros nada», asume.

Por ahora, se mantiene el precio habitual, más o menos económico, por estos bienes, aunque no sería descabellado imaginar una cierta inflación a raíz de lo ocurrido durante los meses más duros de la pandemia. Obligados a recurrir a los mercados internacionales ante la incapacidad de producción propia, el valor de los test de coronavirus, mascarillas o EPIs subió como la espuma.

Por otro lado, la información aportada por expertos en la materia hacen tambalear la idea de que se llegue a producir una presunta desestabilización eléctrica, al menos en España. El sistema eléctrico patrio cuenta con una diversa lista de fuentes de energía y con unas centrales que podrían aguantar varios días en la reserva hasta restablecer la normalidad.

«Por si acaso, aquí estaremos para darle a la gente lo que necesite. Así llevamos más de cuarenta años», concluye Juan de Dios mientras termina de subir la persiana de la ferretería. La vida sigue igual con miedo o sin él.