Juan Manuel y Mari Ángeles, desde el aseo de su casa 'desokupada' en Granada. Ramón L. Pérez

Un matrimonio de Granada pide ayuda para arreglar su casa 'desokupada': «Está en ruinas»

Juan Manuel y Mari Ángeles han regresado a su hogar del Zaidín después de sufrir una 'okupación' durante nueve años que ha destrozado el inmueble y que les impide llevar una vida digna ante su falta de recursos

Miércoles, 14 de diciembre 2022, 00:47

Mari Ángeles bajó a la calle alertada por una vecina. A pesar de su anuncio, no comprendía exactamente qué estaba sucediendo. Tampoco con quién iba ... a toparse. Hacia ella se dirigió otra mujer. Una de grandes dimensiones, según el recuerdo que perdurará por siempre en su memoria. Se paró delante de Mari Ángeles, la examinó de arriba a abajo y le espetó una clara advertencia. «Ni se os ocurra acercaros a este casa o le cortaremos el cuello a tus tres hijos». Mari Ángeles se echó a temblar. Era el comienzo de su pesadilla. También la de su marido. Una década después todavía no pueden respirar con alivio.

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Juan Manuel Jiménez y Mari Ángeles Mesa sufrieron una 'okupación' en su piso del Zaidín en el año 2012. Se habían mudado poco antes a otro inmueble de la misma calle por motivos de salud. Tan solo dos semanas después de empezar a pagar el alquiler, un grupo de 'okupas' entraron y se asentaron en su antiguo hogar. Cuando el matrimonio trató de reaccionar, las amenazas que recibió Mari Ángeles de una de las 'okupas' llevaron a la familia a desplazarse a San Roque, una ciudad de la provincia de Cádiz.

«No denunciamos. Teníamos miedo de que nos pudiesen hacer algo de verdad. Yo soy gaditana, así que con la ayuda de una amiga nos fuimos allí. Juan Manuel había sufrido un infarto recientemente, así que lo prioritario era su vida», explica Mari Ángeles, de 58 años, a IDEAL desde el salón de su casa, ya 'desokupada'. Nueve años después de aquella amenaza, los 'okupas' se hartaron del piso y lo abandonaron por su propio pie. Cuando la pareja regresó hace aproximadamente un año, la casa era inhabitable. «Escombros, basura... Nos encontramos hasta heces esparcidas por el baño, que no tenía puerta. La habían arrancado de cuajo. Estaba hecha una ruina», añade.

Así quedó una de las estancias de la vivienda tras la marcha de los 'okupas'.

El inmueble se encontraba completamente devastado. Ahora, tras una exhaustiva labor de limpieza a cargo de Mari Ángeles, el matrimonio puede dar tres pasos sin tropezar con un cascote de techo. Sin embargo, la vivienda está lejos de quedar restaurada por completo. La solería y las paredes presentan numerosos desperfectos. No hay corriente eléctrica. El baño sigue completamente abierto. La humedad y el moho se comen la casa. «Soy asmática y esta situación dificulta mi respiración y la de mi marido, que también padece problemas respiratorios. Necesitamos hacer reforma, pero no podemos pagarla. Nuestra principal demanda son los materiales y la mano de obra. Necesitamos una obra de caridad», confiesa.

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En la salud y en la enfermedad

La vida de Juan Manuel depende sobremanera de su mujer. A causa de su avanzada artrosis, a sus 73 años de edad se mueve entre habitaciones con la ayuda de un andador. Mari Ángeles lo ayuda a vestirse y sentarse en el sillón del comedor. Por suerte, la cabeza la mantiene intacta. «He trabajado toda mi vida en la hostelería. He sido camarero, ayudante de cocina... También he trabajado en la construcción. De joven, jugaba a fútbol. Eran otros tiempos. Ahora no puedo ni meterme en la bañera. Está demasiado elevada y no puedo subir la pierna», detalla Juan Manuel mientras juguetea con su perra Luna.

En la cocina, Mari Ángeles no dispone de horno, microondas, ni fogones. Apenas se apaña con un camping gas prestado. «El otro día por fin pude hacer unas lentejas. Estábamos yendo al hogar del pensionista a comer, pero no podíamos permitirnos el precio del menú todos los días. Afortunadamente, alguna gente nos ayuda con lo que puede. Por ejemplo, la Asociación de Mujeres 'La Gran Familia'. Nos traen sillas, menaje, comida, etcétera», aclara ella.

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El matrimonio hace vida en su casa en ruinas. Ramón L. Pérez

Mari Ángeles y Juan Manuel salen adelante a duras penas con la pensión de Juan Manuel. «No necesitamos grandes lujos. Con un techo bajo el que vivir y poder pagar nuestras facturas, nos contentamos. Por el momento, las instituciones no nos hacen mucho caso. Estamos pendientes de poder solventar el problema de la luz, pero el instalador sigue sin venir», afirma. El sueño de la pareja pasa por arreglar la vivienda que heredaron de la familia de Juan Manuel para recuperar su vida y la de sus hijos.

«Están grandes, pero uno de ellos quiere vivir con nosotros. Por el momento, no se puede volver de Cádiz. No aguantamos más. No queremos pasar nuestros últimos años en una residencia. Esta es nuestra casa y nos tenemos el uno al otro», sentencia Mari Ángeles a punto de romper a llorar. Juan Manuel descansa en su sillón y enciende su radio, esa que lo entretiene en los ratos muertos mientras aguarda con su mujer la llegada de un milagro que acabe con una pesadilla que se extiende por más de diez años.

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Ayuda a Juan Manuel y Mari Ángeles

  • Contacto por Facebook Araceli López (Asociación de mujeres La Gran Familia)

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